La empresa estadounidense-israelí de vehículos eléctricos Better Place, concebida como un gran proyecto visionario en colaboración con el fabricante Renault, se declaró formalmente en quiebra en un juzgado de Tel Aviv.

 «Hoy es un día muy triste en el que fracasa nuestra visión global de reducir la dependencia energética de contaminantes», señaló el consejo directivo en un comunicado colgado en la página web de la compañía.

Fundada en 2007 por el empresario israelí Shai Agassi, que fue obligado a abandonar el proyecto en octubre pasado, Better Place tuvo problemas con el cumplimiento de sus planes comerciales desde el principio.

«Desgraciadamente, tras un año de operación comercial, estaba claro para nosotros que, pese a los muchos clientes satisfechos, la aceptación en el público más amplio no sería suficiente y el apoyo por parte de los productores de vehículos no llegaría», indicó su responsable ejecutivo, Dan Cohen.

Este mismo mes, Better Place sufrió un duro golpe cuando el presidente de Renault y Nissan, Carlos Ghosn, dijo en una entrevista que la compañía reducirá notablemente su producción de vehículos eléctricos con baterías intercambiables, precisamente el concepto sobre el que se basaba el proyecto.

«En los últimos seis meses, la dirección de Better Place hizo cambios fundamentales en la compañía, centró su estrategia, objetivos y mercados, y al mismo tiempo siguió buscando financiación, así como garantizar modelos adicionales que añadir a su actual oferta», indicó la nota.

Pese a estos esfuerzos, «los ingresos son aún insuficientes para cubrir los gastos operativos y, a la luz de la continuada posición negativa de flujo de caja, el Consejo Directivo decidió que no tiene más opción que solicitar a los tribunales una liquidación ordenada de la compañía», agregó.

Su principal accionista, Israel Corporation, también había rechazado aumentar su participación, según el diario económico israelí «Globes», que calculaba en cuatro años y 500 millones de dólares las necesidades de Better Place para equilibrar sus cuentas.

La empresa, con sede en Palo Alto (California) y el centro de operaciones cerca de Tel Aviv, donde lanzó al público su proyecto piloto en 2012, desarrolló una red de carga y cambio de baterías, desplegada inicialmente en Israel y Dinamarca.

Sin embargo, los vehículos en la carretera con batería eléctrica no alcanzan el millar de kilómetros en Israel y son menos aún en Dinamarca, según medios israelíes.

Better Place pasó de proyecto constantemente alabado casi en cada discurso por el presidente israelí, Shimón Peres, y otros dirigentes del país a una iniciativa de la que sólo se hablaba en los últimos meses para aventurar su negro final.

«El camino para lograr nuestra visión fue difícil, complejo y lleno de obstáculos, de los que no pudimos superar todos. Superamos los retos técnicos, pero no el resto de obstáculos, pese al esfuerzo masivo y los recursos desplegados con ese objetivo», resumió el Consejo Directivo.

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