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Francia: Ni muy muy ni tan tan

Binyamín Netanyahu y François HollandeEn varios conflictos de Oriente Medio Francia sigue manteniendo una actitud inflexible en sintonía con la política de Israel y de Arabia Saudita en la región.

Durante su visita oficial al Estado judío, el presidente de Francia, François Hollande, presentó esta semana un plan provisional de cuatro puntos para solucionar el programa nuclear de Irán: 

1) Poner inmediatamente todas las instalaciones nucleares de Irán bajo control internacional.

2) Detener el enriquecimiento de uranio al 20%.

3) Reducir sus reservas existentes.

4) Dejar de construir la central nuclear de Arak.  

Días antes Francia bloqueó un acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán durante la última ronda de negociaciones entre las potencias mundiales y la República Islámica en Ginebra, a las que calificó de «juego de tontos».

Asimismo, en el encuentro con el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, el mandatario francés reafirmó su posición sobre el programa nuclear iraní. «Un buen acuerdo es mejor que un mal acuerdo», recalcó Hollande, añadiendo en hebreo «siempre voy a seguir siendo un amigo de Israel».  

«Francia intenta tener un papel importante en la escena internacional», señaló Tzila Hershco, experta en relaciones entre Francia e Israel del Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat de la Universidad Bar Ilán. Hershco consideró que «probablemente Francia espera aprovechar el declive de la política estadounidense en la región para mostrarse como un aliado más firme».

Asimismo, la experta indicó un acercamiento de las posiciones de París y el principal comprador de armas francesas en la región, Arabia Saudita, en varios conflictos de Oriente Medio, incluido el apoyo a los rebeldes sirios.

«En vista de la actual situación económica en Francia, la venta de armas es muy importantes para el país», afirmó Hershco citada por el diario «Haaretz».  

De acuerdo con Hershco, el mismo nivel de cooperación en el área de defensa y comercio se mantiene con Israel.

Sin embargo, el ex ministro de Defensa israelí, Moshé Arens, instó a no confiar demasiado. «Es la misma Francia que en 1979 acordó con el Irak de Saddam Hussein - a pesar de la oposición de Israel -, la construcción de un reactor nuclear. Había muchos millones de dólares en juego. La planta fue bombardeada dos años después por orden de Menajem Begin».

«Que Francia fue el 'portavoz' de Israel en Ginebra no explica la política exterior de París en los últimos años, que en el caso de la cuestión nuclear de Irán causó la ruptura en la Unión Europea, donde se enfrenta a Reino Unido y Alemania que se opusieron a las ansias de Hollande de atacar Siria, y ahora también apoyan el acuerdo con Irán para dar una salida diplomática a este conflicto», agregó Arens en «Haaretz».

Arens recomendó a Israel «no hacerse demasiadas ilusiones. «El motivo real de los franceses no es el amor que nos profesan sino sus propios intereses», como «desempeñar un papel más importante en asuntos mundiales, ante el declive de Estados Unidos, ampliando su esfera de influencia en Oriente Medio donde consideran a Irán el principal rival que les impide recuperar Siria y Líbano».

Arabia Saudita es el principal comprador de armas francesas. A cambio de un contrato militar por valor de 1.000 millones de euros con Riad, París prometió contener a Irán. Es la oportunidad de Francia, ahora que las relaciones entre Washington, Riad y Jerusalén están en sus peores momentos.

Hollande, que fue ignorado en los acuerdos previos bilaterales entre Irán y Estados Unidos, está ninguneando a Obama, herido aun por el fiasco de su tartamudeo ante el uso de armas químicas en Siria contra civiles, quiere ser recordado en las tratativas de Ginebra como el líder que impidió un Irán nuclear.