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¡Hay futuro!

Shaffir y Shmuli - De las protestas al ParlamentoLas primeras elecciones en Israel después que se inició la «primavera árabe»; la primera intervención aérea en Siria, según fuentes extranjeras; y luego del revés internacional por el reconocimiento de Palestina en la ONU como Estado observador no miembro.

En Israel los sucesos intermos y externos - tras dos años de inmovilidad frente a las aguas agitadas del océano árabe circundante, del estancamiento de las tratativas con los palestinos y de las multitudinarias manifestaciones por la justicia social en el verano de 2011 - acumulan un signo de que el Estado judío entró en un viraje decisivo.

Los recientes comicios rompieron la tendencia hacia la ultraderechización y debilitaron a Netanyahu. Una nueva fuerza laica, partidaria de dos Estados para dos pueblos y defensora de las clases media y baja dio vuelta la política hebrea.

Yesh Atid y su líder, Yair Lapid, serán determinantes en la formación de un nuevo gobierno; más que Habait Haiehudí, el partido nacionalista religioso de Naftalí Bennett, que propone la anexión de Cisjordania para convertirnos así en un Estado bi-nacional, anti-democrático y de apartheid, aislado de la comunidad internacional.

Los perdedores, por ahora, parecen ser las facciones ultraortodoxas, cuyos eternos privilegios son discutidos. Como consecuencia directa de las protestas de 2011, los israelíes se demostraron hipersensibles a la idea de que se debe compartir la carga que tiene que soportar el Estado judío para garantizar su seguridad, un factor al que escapan los ultraortodoxos gracias a la exención del servicio militar y a las subvenciones de sus seminarios rabínicos, y a los árabes israelíes por su relación ambivalente hacia el Estado judío..

Apenas dos semanas después de los comicios, y cuando todavía no se sabe cómo estará formado el ejecutivo de Bibi, Israel, según fuentes extranjeras, intervino con ataques aéreos en Siria para evitar que Hezbolá reciba los arsenales de armas del régimen de Assad antes de decir adiós.

Durante toda la campaña electoral, y también después de ella, Netanyahu habla de impedir que Irán, país protector de Siria y Hezbolá, consiga armas nucleares, pero finalmente parece haber mandado atacar a sus protegidos; un paso que puede convertirse en una nueva escalada bélica.

Toda nuestra región está llena de religiosos fanáticos, ultranacionalistas, fundamentalistas, mesiánicos, organizaciones terroristas y grupos radicales e intransigentes, que no reparan en adoptar la violencia y el terror como medios para obtener ganancias políticas.

Pero en estos días pudimos comprobar que quienes construirán el futuro de Israel serán esos entusiasmados jóvenes preocupados más que nada por su bienestar, su vivienda, su educación y la de sus hijos, su capacidad adquisitiva y, por supuesto, su seguridad.

El mejor augurio para Israel es la entrada de ellos esta semana al Parlamento. Hace tiempo que le perdieron el miedo a las constantes amenazas que llegan de adentro y de afuera.

Hay futuro para el país y para la región.