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Violador serial y mentiroso

La gran sorpresa con respecto al veredicto y condena en el caso de Moshé Katsav es justamente que no haya en absoluto nada sorprendente en todo ello. El juicio nos avergonzó a todos, pero la sentencia sólo puede avergonzar al hombre que fue condenado.

Después de todo lo que hemos pasado, el escandaloso asunto de culpabilidad negociada - los abogados de primer nivel, los descarados asesores de imagen, las declaraciones irresponsables del asesor jurídico del gobierno, la horrible conferencia de prensa de Katsav - y después de convertirse en el hazmerreír de todo el mundo civilizado, ¿qué nos queda? El veredicto de un técnico en mantenimiento de refrigeradores.

Porque ese fue el precedente que los jueces citaron en su veredicto: la sentencia dada a un técnico en heladeras que violó a una cliente en su casa, motivo por el cual fue condenado a seis años de prisión. El ex presidente no difiere mucho de este experto, afirmaron los jueces. Un violador es un violadory merece la sentencia dada a un violador.

Moshé Katsav ingresó en la sala del tribunal en su calidad de protagonista que ocupa el centro de un escándalo mediático sin precedentes y salió de la corte una hora más tarde como el hombre que es ahora: un violador serial y un mentiroso camino a la cárcel.

Para asegurarse de que nadie pasara por alto el desprecio que sintieron por él, los jueces se encargaron de añadir una cláusula de prueba a la sentencia estableciendo que Katsav será enviado otra vez a la cárcel en caso de que vuelva a sus viejas costumbres y siga acosando sexualmente a mujeres tras su liberación. "Ya nos hemos familiarizado con usted", afirma esta cláusula, "y sabemos que en usted no se puede confiar".

En más de una manera, el veredicto dictado vino a corregir lo que el procedimiento jurídico general había hecho mal. El juicio se llevó a cabo a fin de juzgar al presidente Katsav, aunque el castigo terminó siendo impuesto al ciudadano Katsav.

El juicio nos avergonzó a todos, pero la sentencia sólo puede avergonzar al hombre que fue condenado.

No se trata de que alguien haya tenido alguna opción aquí. No hay manera de encargarse de un presidente sin que todo el asunto se convierta en un circo social aprovechado por los medios de comunicación. El trastorno límite de la personalidad de Katsav no sirvió para mejorar las cosas en este respecto.

Sin embargo, el veredicto, como si su objetivo fuera corregir los anómalos elementos de esta historia, fue pronunciado en un tono profesional y seco, y aparte de la crítica (justificada) que uno de los jueces dirigió contra el ex Fiscal General Mazuz, sirvió para recordarnos que los tribunales en Israel no sólo están hechos para impartir justicia sino también para restablecer el orden.

Fuente: Yediot Aharonot - 25.3.11
Traducción: www.argentina.co.il