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Los muertos más vivos del mundo


Es increíble la facilidad con la que fuentes palestinas acusan a Israel de todos sus problemas, sin reparo alguno en inventar muertos y desgracias, engañando al mundo, a los medios y, por supuesto, también a su propia gente.


Muhamad Al-Farmawi (15) es el caso más reciente, pero no el primero ni el único.

Este joven palestino de la Franja de Gaza, fue dado por muerto hace pocos días por fuentes oficiales y médicas palestinas, que afirmaron que había resultado herido por disparos de soldados israelíes y que falleció poco después. Sin embargo Muhamad volvió a su casa a los pocos días de publicarse el hecho. Resultó que había sido detenido por la policía egipcia al salir de un túnel subterráneo que comunicaba Gaza con el vecino país árabe. Tras unos días en prisión , "resucitó". 

Es increíble la facilidad con la que fuentes palestinas acusan a Israel de todos sus problemas, sin reparo alguno en inventar muertos y desgracias, engañando al mundo y, por supuesto, también a su propia gente. Es difícil saber en qué medida eso es casi un reflejo automático en la sociedad palestina y en qué medida se debe a que los palestinos comprendieron hace tiempo que la opinión pública internacional cree en forma automática lo que dicen, responsabilizando a Israel por cualquier problema que surja.

Resulta especialmente preocupante cuando las que difunden las mentiras, como en este caso, son fuentes que inspiran de inmediato credibilidad. Fue Muawiya Hassanein, paramédico y miembro de los servicios de emergencia en Gaza, quien aseguró que Muhamad había sido baleado por tropas israelíes y que las ambulancias no habían podido retirar el cuerpo debido a los continuos choques en la zona.

El ejército israelí dijo de inmediato que no tenía conocimiento de ningún incidente de ese tipo, pero pocos le prestaron atención.

Son numerosos los ejemplos de las mentiras contra Israel.

El caso más fuerte y que más daño ha hecho a la imagen de Israel, es el del niño Muhammad al-Dura, que muy pocos días después del estallido de la segunda intifada palestina, a fines del 2000, quedó atrapado en medio de un tiroteo entre soldados israelíes y palestinos armados en el cruce Netzarim en la Franja de Gaza. Las imágenes del canal francés de televisión France 2, en las que se veía al niño y su padre resguardándose detrás de un barril,  recorrieron el mundo y causaron  conmoción. El periodista que acompañó con su voz las imágenes que su camarógrafo palestino había filmado, dijo - aunque él mismo no había estado allí - que el niño había muerto por disparos provenientes del puesto militar israelí.

Aquí, la tergiversación fue producto de la edición que hicieron en France 2 del material original, del que transmitieron sólo 58 segundos. Pero los palestinos la abrazaron con entusiasmo y convirtieron a Muhammad al-Dura - que según otras investigaciones independientes ni siquiera está claro si realmente murió - en símbolo de "la crueldad israelí".

El daño a la imagen de Israel fue irreversible.

Probablemente se lo pueda comparar, por su magnitud, sólamente con el caso de Dir Yassín, una aldea árabe ubicada en el camino entre Tel Aviv y Jerusalén, contra la que la organización clandestina "Irgún" encabezada por Menajem Begin lanzó un operativo el 9 de abril de 1948 para neutralizar los ataques que desde allí lanzaban sus habitantes y elementos árabes armados llegados de afuera, que atacaban continuamente a todo aquel que intentaba pasar por el camino a Jerusalén.

El propio Begin escribió sobre la dura batalla librada en el lugar, señalando que su tropa tuvo muchas bajas y que los árabes tuvieron más todavía. Pero eso nada tiene que ver con lo alegado sobre "atrocidades" supuestamente cometidas en dicha acción.

Aún si lo que Begin escribió no fuera cierto, afirmando que  aún a expensas del efecto de la sorpresa  su gente llamó por altavoz a la población civil a abandonar la aldea antes de que entren los combatientes, un testimonio de fuente árabe resulta ilustrativo para aclarar la mentira tan ampliamente difundida.

Remitámonos a una entrevista que concedió a la BBC - que hemos visto personalmente - Hazem Nusseibeh, quien en aquel momento era el editor de las noticias en árabe de Palestine Broadcasting Service. Nusseibeh relata en el reportaje, en tono de autocrítica, que recibió instrucciones claras de Hussein Khalidi, uno de los destacados líderes de los árabes locales de entonces - que hoy llamaríamos palestinos - de fabricar la acusación de atrocidades cometidas supuestamente por el Irgún, a fin de "impulsar a los estados árabes a invadir Palestina y liberarnos de los judíos".

"Khalidi escribió un comunicado afirmando que niños habían sido asesinados, mujeres embarazadas violadas y todo tipo de atrocidades", admitió.  En la misma nota aparece Abu Mahmud, un hombre que vivía en Dir Yassín en 1948, revelando que los habitantes de la aldea habían protestado y aclarado que no había habido ninguna violación ni nada similar, pero nadie los escuchó.

Nusseibeh, entrevistado para analizar por qué los árabes perdieron la guerra que lanzaron en 1948 contra el entonces naciente Israel, manifiesta arrepentido: "Eso (el invento sobre las atrocidades en Dir Yassín) fue nuestro mayor error", porque los árabes huyeron aterrorizados de numerosas aldeas convencidos de que los judíos habían asesinado niños y violado mujeres.

Las "masacres" parecen ser terriblemente populares. Otro caso mucho más reciente es el de la "masacre de Jenín", otro invento de los palestinos contra Israel, referente a lo sucedido en dicha ciudad durante el operativo "Muro Defensivo" que Israel lanzó en 2002 contra la infraestructura armada de los grupos radicales palestinos en Cisjordania, a raíz de los múltiples atentados suicidas contra civiles israelíes.

Los palestinos afirmaron categóricamente que miles de habitantes resultaron muertos por disparos del ejército israelí y hablaron sin tapujos de "masacre". En realidad, fueron 52 los palestinos muertos en el lugar. Las Fuerzas de Defensa de Israel se abstuvieron de bombardear desde el aire e incluso de utilizar artillería, a pesar de que conocían varios de los escondites exactos de hombres buscados de Hamás, y arriesgaron a sus soldados con enfrentamientos puntuales, a fin de minimizar víctimas civiles. Claro que no entraron repartiendo flores sino armados, en guerra, para detener o matar terroristas de Hamás. Pero entre eso y la supuesta "masacre" hay años luz.

Otra mentira relacionada a Jenín serviría para el guión de una película cómica, si no fuera porque refleja un fenómeno preocupante. Ansiosos de "demostrar" que debían sepultar a numerosas víctimas por las acciones de Israel, los palestinos resolvieron montar en escena reiterados funerales. No sabían que un avión no piloteado de Israel los estaba filmando. En una de las filmaciones se ve a un grupo de palestinos yendo y viniendo cerca de una ambulancia, sacando el "cuerpo" que pronto iba a ser sepultado, sin anticipar que se les caería súbitamente el "muerto" de la camilla en la que lo trasladaban. Lo interesante fue ver a la "víctima de la crueldad israelí" ayudar a los otros actores de la escena. Se levantó solito y se volvió a acostar en la camilla, pronto para ser "sepultado".

No alegamos ni creemos que todo lo que dice Israel es palabra santa y todas las quejas o acusaciones palestinas son mentiras. En absoluto. Por supuesto que tampoco alegamos que no ha habido muertos inocentes entre los palestinos. Pero hemos comprobado que muchas veces, demasiadas, se inventa sin tapujos tragedias que nunca ocurrieron y se modifica la verdad a fin de demonizar y culpar de todo a Israel.

El problema principal, más allá de la mentira misma o de la tergiversación de los hechos, es que estos inventos son combustible letal para las llamas de la incitación, lo cual alimenta la violencia y constituye por ende un peligro mortal. Estas mentiras intensifican la demonización de Israel a ojos y oídos de los árabes en general y palestinos en particular, y reducen así toda posibilidad de convivencia pacífica. Algo que por cierto, ya sin esas mentiras, parece demasiado difícil de lograr.