El ministerio sudafricano de Comercio e Industria ordenó que todos los productos procedentes de los asentamientos judíos de Cisjordania deberán ser etiquetados como tales.

En un comunicado publicado en el boletín oficial del gobierno, el ministro de Comercio, Rob Davies, declaró que los consumidores en Sudáfrica «no deben ser inducidos al error de creer que los productos originarios de los territorios palestinos ocupados, provienen de Israel».

Frente a dicha declaración, que el ministerio de Exteriores israelí calificó como primera en su tipo en el mundo, el portavoz de ministerio de Exteriores israelí, Paul Hirschson, aseguró que la cancillería se puso en contacto con el embajador de Sudáfrica para protestar contra la medida.

En un comunicado conjunto, grupos palestinos en Sudáfrica calificaron la decisión como «significativa», añadiendo que «posibilita que el comercio de Israel con Sudáfrica sea mucho más difícil y determina un serio revés para empresas israelíes que desean hacer negocios aquí».

La Embajada israelí en Pretoria criticó la enmienda. «Lamentamos la decisión de adoptar esta línea, la cual lleva un olor desagradable de singularizar a Israel a nivel nacional y sobre una base política».

La embajada agregó que «esta decisión está siendo investigada bis-à-bis por las autoridades competentes». Cabe destacar que el comercio bilateral entre ambos países supera los mil millones de dólares anuales.

La comunidad judía de la zona también se hizo escuchar. Ben Swartz, portavoz de la Federación Sionista Sudafricana, aseguró que la comunidad judía estaba profundamente preocupada por la resolución, y agregó que el contenido de la misma «está altamente politizado y ha sido elaborado sin un previo debate público».

Swartz aseguró que no cree que esta notificación refleje la política de todos los partidos que gobiernan en Sudáfrica, ni la del Congreso Nacional Africano.

Funcionarios del ministerio de Exteriores israelí calificaron la decisión de «racista». «Es una pena que Sudáfrica, que ha sufrido el racismo durante años, sea quien emplee esta táctica», añadiendo que «la decisión, que se dirige específicamente a Israel, y no ha sido emitida en contra de cualquier otro Estado, demuestra que se trata de un acto con motivaciones políticas que pueden tener consecuencias perjudiciales sobre las exportaciones israelíes en su conjunto».

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