Estados Unidos y Reino Unido exhortaron a Israel a no atacar el programa nuclear iraní, en reflejo de la creciente inquietud internacional ante tal posibilidad.

En sus advertencias, tanto el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, general Martin Dempsey, como el canciller británico, William Hague advirtieron que un ataque israelí a Irán acarrearía graves consecuencias para toda la región e instaron a Israel a dar tiempo a que surtan efecto las sanciones internacionales contra Irán. Dempsey recalcó que un ataque israelí no es prudente y Hague acotó que no sería sensato.

Tanto Israel como Occidente creen que Irán trata de desarrollar una bomba nuclear. Pero surgieron diferencias acerca de cómo reaccionar ante la supuesta amenaza.

Estados Unidos y la Unión Europea impusieron estrictas sanciones que afectan al sector petrolero iraní, vital para su economía. Como dichas medidas recién están empezando a hacerse sentir, manifestaron optimismo de que se pueda convencer a Irán de que restrinja sus ambiciones nucleares.

El ministerio petrolero iraní anunció que interrumpió sus embarques de crudo a Reino Unido y Francia en un aparente golpe preventivo contra la Unión Europea. La UE, de 27 naciones, representa un 18% de las exportaciones petroleras iraníes.

Israel saludó las sanciones pero se negó a descartar una acción militar.

Israel considera que un Irán provisto de armas nucleares significaría una amenaza a su existencia misma. El Estado hebreo acusó la semana pasada a Irán de estar detrás de una serie de atentados contra diplomáticos israelíes en India, Georgia y Tailandia.

Los expertos ponen en duda cuánto lograría un ataque militar israelí. Como la mayoría de las instalaciones nucleares están dispersas y profundamente bajo tierra, se cree que el ataque demoraría pero no destruiría el programa nuclear iraní.