El cantante uruguayo, Jorge Drexler, llegó a Israel, país donde vivió con su familia en la adolescencia, para presentar su trabajo «Mundo Abisal».

Hace trece años que el compositor, ganador de un Óscar por su canción «Al otro lado del río», no regresaba al Estado judío. «Mi año de vida aquí fue muy importante; di mi primer beso, fuí a mi primera manifestación y me permitían faltar a la escuela siempre que quería tocar el piano», afirmó Drexler en una rueda de prensa previa al concierto.

«Mi paso por aquí es cualquier cosa menos indiferente», agregó.

El cantante manifestó que mantiene con Israel «una relación muy intensa y compleja; una relación como las relaciones de amor de verdad, que incluyen discrepancias».

Drexler declaró que «llevo mucho tiempo fuera y no sé si tengo derecho e información suficiente como para opinar», pero se reconoció «muy preocupado por la monumental carga, desde todo punto de vista, que es tener dentro del país un ejército que funciona como ejército de ocupación».

«Noa (la cantante israelí Ajinoam Nini) me mandó una carta hace poco que hablaba de la enorme carga que es desde todo punto de vista: ético, demográfico y político, tener que llevar eso de administrar y controlar una ocupación militar», señaló el compositor uruguayo.

Drexler afirmó que vino a Israel para «ver, escuchar y aprender», para lo cual visitará la Autoridad Palestina.

El cantante añadió que de Israel «me asustan algunas cosas, me apenan otras y me alegran otras más, desde el desarrollo tecnológico hasta proyectos de coexistencia entre árabes e israelíes como el de la comunidad Nevé Shalom».

En 1979, con 14 años y en un contexto de tranquilidad en la región tras la firma de los acuerdos de paz de Camp David con Egipto, Drexler vivió en Jerusalén y en Kiryat Ono, cerca de Tel Aviv.

El intérprete recuerda ese periodo , entre otras cosas, como la última vez que destacó jugando al fútbol, algo que se acabó con la vuelta de la familia a Uruguay al año siguiente.

«Para mí fue un contacto con muchas cosas que no tenía en Uruguay, un país muy gris y muy opresivo en aquella época», aseveró.

El cantante recordó su canción «Milonga del moro judío», que escribió después de visitar Nevé Shalom en su última visita a Israel, un tema en el que hace un llamamiento «a ponerse en el lugar del otro, a mostrar la complejidad de las relaciones humanas y levantar un puente de empatía, algo que parece extremadamente sencillo pero que es extremadamente complicado: considerar al otro un interlocutor».

Respecto a la campaña de boicot, desinversión y sanciones, que entre otras cuestiones llama a artistas de todo el mundo a no actuar en Israel, aseguró: «Yo no me puedo permitir no venir aquí porque tengo una relación con este lugar demasiado grande como para esconderla. Para mí me es más útil como persona venir, más que meterlo abajo de la alfombra y no verlo».

«Si no viniera, en mi caso, me estaría escapando», recalcó Drexler, que se presentó como «un judío charrúa que vive entre los gallegos».

Drexler reivindicó sus raíces múltiples, tanto que le hacen sentir «casi un desarraigo, pero un desarraigo positivo, como una cierta libertad».

El afamado compositor recordó sus inicios como músico, con un primer casette que «compraron 33 personas, de las que conocía a 31», y el impulso que le dio el cantautor español Joaquín Sabina para viajar a España, donde reside.

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