La directora general de la Unesco, Irina Bokova, hizo hincapié en la importancia de proteger el patrimonio histórico en los países de Oriente Medio donde está siendo saqueado para financiar el terrorismo del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
«A través del contrabando de las piezas antiguas se financia el terrorismo y se difunde el odio. Debemos tener en cuenta que se trata de un crimen de Guerra», advirtió Bokova.
En el discurso de apertura del Congreso Internacional del Patrimonio que se celebra en El Cairo, Bokova puso a Egipto como ejemplo de «profunda responsabilidad» y aplicación de las normas básicas y de los convenios internacionales de protección de los monumentos históricos.
La funcionaria insistió en la necesidad de la protección del patrimonio de la humanidad para evitar que sea destruido en situaciones de conflicto, como está ocurriendo en Irak y en Siria, donde se convirtió en una fuente de financiación de los grupos yihadistas.
La responsable agregó que «la destrucción de la herencia humana está llegando a niveles sin precedentes» y pidió concienciar sobre los peligros y «consecuencias terribles de la demolición, el saqueo y el robo del patrimonio».
Asimismo, Bokova expresó su apoyo a la campaña «Unidos por el patrimonio» que promueven los diez estados que participan en esta conferencia que se celebra bajo el titulo de «Los bienes culturales en peligro: el impacto cultural, económico y de seguridad del robo de antigüedades en Oriente Medio».
En la conferencia participan ministros de Libia, Omán, Sudán, Arabia Saudita, Emiratos, Egipto, Irak, Jordania, Kuwait y Líbano, así como representantes de organizaciones como Unesco e Interpol, además de expertos, responsables de museos, y analistas internacionales.
Los saqueos perpetrados por el EI saltaron a la luz tras la emisión de varios vídeos en los que terroristas aparecían destruyendo con azadas, mazos y hachas, estatuas, estelas y otras piezas de diferentes museos y sitios arqueológicos en la provincia de Nínive.
Desde finales de febrero, los radicales destruyeron las ruinas asirias de Nimrud del siglo XIII a. C. y de la ciudad de Hatra, patrimonio de la humanidad de la Unesco; el Museo de la Civilización de la ciudad de Mosul, capital de Nínive; y el yacimiento de Dur Sharrukin, capital asiria durante parte del reinado de Sargón II (722 - 705 a. C.).
Todas fueron destruidas y saqueadas en nombre de la religión, muchas veces, con el objetivo de borrar los rastros de la financiación de su «califato», en el que los yihadistas imponen una interpretación extremista de la ley islámica.
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