Hamás ejecutó a 18 personas acusadas de colaborar con Israel, apenas 48 horas después de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) mataran a tres altos comandantes de las brigadas Izz a-Din al-Qassam, brazo armado de la organización terrorista palestina.

Según la página web «Al Majd» y la agencia de noticias local «Al Ray», ambas afines a Hamás, al menos 11 de esos presuntos colaboracionistas fueron ejecutados a tiros en una comisaría del centro de Gaza «tras haber sido juzgados en cortes revolucionarias» establecidas por el grupo fundamentalista.

Otros siete hombres fueron igualmente ajusticiados, aunque esta vez en público, por terroristas encapuchados y vestidos con el uniforme de las brigadas delante de la mezquita Al Omari ubicada en la Plaza Palestina, uno de los distritos más ocupados de Gaza.

En la ejecución pública ante la mezquita, los terroristas asesinaron a tiros a los sospechosos, que tenían las manos atadas a las espaldas y las cabezas cubiertas con bolsas.

«La resistencia reforzó su lucha en el terreno contra los colaboracionistas», explicó «Al Majd», que aseguró que los responsables de la seguridad de la franja proseguirán con los ajusticiamientos que dicten «los tribunales revolucionarios».

«Estaban del lado de Israel, dieron información sobre la ubicación de los túneles y bombas trampa para los tanques, así como información sobre los hogares de los líderes, del lugar desde donde lanzamos los cohetes», explicaron las brigadas en las redes sociales. «El resultado de estas colaboraciones es la muerte de miles de personas en Gaza», argumentaron.

El miércoles pasado las FDI atentaron contra Mohamad Deif, líder de las brigadas, que al parecer podría haber sobrevivido a un quinto intento de asesinato israelí desde que en 2002 asumiera la dirección de la milicia.

En el ataque contra una vivienda de Gaza perdieron la vida su segunda esposa, dos de sus hijas y al menos tres personas más.

El jueves, en un bombardeo similar en la ciudad de Rafah, perecieron, junto a otras cinco personas, Muhamad Abu Shamala, Raed al-Attar y Mohamad Barhum, considerados tres de los principales comandantes de las brigadas en el sur.

Al conocerse el asesinato, aplaudido por el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, Hamás prometió venganza y aseguró que este tipo de acciones «confirman nuestra decisión de seguir con la lucha».

El delito de colaboracionismo con Israel está contemplado en la ley palestina y conlleva la pena de muerte. Sin embargo, la aprobación final de la ejecución de la misma es prerrogativa del presidente, Mahmud Abbás, cuya autoridad Hamás no reconoce.

El Centro Palestino para los Derechos Humanos en Gaza denunció los asesinatos. «Exigimos a la Autoridad Palestina (AP) y a la resistencia intervenir para detener estas ejecuciones extrajudiciales, sin importar sus razones y motivos», dijo Rahi al-Surani, presidente de la organización.

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