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Jeque argentino pone en duda Holocausto judío

Jeque Suhail Assad Edgardo Rubén Assad - el jeque Suhail Assad - es un ciudadano argentino, hijo de inmigrantes libaneses, que reside en Irán, pero dedica la mitad del año a viajar por América Latina.

Varias fuentes lo señalan como el organizador de una red de apoyo y reclutamiento por cuenta de la organización terrorista Hezbolá en dicho continente, algo que él niega.

En los años '90, Assad frecuentaba la mezquita At Tauhid en el barrio de Floresta, en Buenos Aires, cuyo líder espiritual era Mohsen Rabbani, el agregado cultural iraní que tiene pedido de captura de Interpol por su supuesta participación en el atentado contra la AMIA.

La familia Assad estuvo en la mira de los investigadores, en particular, por presuntos vínculos con Nidal Bazoun, un miembro de la Hezbolá, cuya presencia fue señalada en Buenos Aires en aquellos tiempos.

«Tenemos una ideología representada por Irán en su gobierno post revolucionario. La corriente chiíta está representada por la República Islámica como estructura política», señaló el jeque, quien, sin embargo, negó que su trabajo sea por cuenta de Hezbolá o del Gobierno de Teherán.

Aun así, Assad se hizo eco de algunas de las posiciones más duras del actual presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad. Afirmó, por ejemplo, que «el tema del Holocausto debería ser investigado» en vez de dar lo que llamó «opiniones personales».

«Ninguno de nosotros fue testigo de esa realidad histórica», agregó, y calificó la Shoá como algo sugerido por «la publicidad y los medios».

«Se probó la matanza de 6 millones de judíos, según muchísimos historiadores, y se probó lo contrario», sostuvo. En concreto, para él, el Holocausto es una «opinión» de historiadores que aún debe ser investigada.

En cuanto a Israel, opinó que corresponde a «los palestinos decidir vía referendum sobre la existencia de ese Estado», al que calificó «como una cosa medio amorfa, nebulosa» en cuya legalidad le cuesta creer.

El jeque Assad, a quien algunos medios calificaron de «hombre clave de los Guardianes de la Revolución en América Latina», definió a Mohsen Rabbani como «una víctima más del caso AMIA».

«No tenemos ningún problema en salir a defenderlo como un guía espiritual», agregó, y recordó en el año 1997 Rabbani quiso venir a declarar ante la Justicia argentina, pero que desde la cancillería recibió un llamado diciéndole que no fuera.

Aunque negó ser discípulo de Rabbani y aseguró que sus actividades en la región son sólo de índole cultural y religiosa, lo cierto es que sus viajes están en la mira de varios servicios de inteligencia de países latinoamericanos, y en México le fue negada la visa.

En otro orden, aseguró que Irán es una democracia y que su régimen respeta los derechos humanos y las libertades individuales. Definió a Hezbolá como un partido político que no tiene injerencia ni intereses fuera de Líbano. Pero cuando le fue señalada su presencia en Siria, defendiendo a la dictadura de Assad, lo justificó diciendo que «Hezbolá resiste la ocupación israelí con apoyo de Siria, tanto en armas como en dinero y en política».

Ante esas declaraciones, la DAIA y el Museo de la Shoá en Buenos Aires emitieron sendos comunicados para manifestar su repudio.

«Sus expresiones constituyen un incalificable agravio a la memoria de los mártires de la Shoá y a los sobrevivientes de los campos de exterminio y evidencian el odio que destila el régimen que representa y de cuyo carácter racista y de apología del genocidio dieron sobradas muestras el presidente iraní y sus voceros», señaló la dirigencia de DAIA en un comunicado.

En tanto, desde el Museo de la Shoá rechazaron «su negación a la muerte producida por el nazismo, su provocación, la violencia de sus palabras, que fomente el odio, y que aún continúe avalando al terrorismo».

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