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Israel no cambiará estatus religioso en Monte del Templo

Yaakov PeryEl ex jefe del Shin Bet y actual ministro israelí de Ciencia y Tecnología, Yaakov Pery, aseguró que su Gobierno no tiene intención de alterar el status quo religioso y recordó que las visitas de judíos al Monte del Templo en Jerusalén se lrealizan desde 1967.

«Llegó el momento de que dejemos claro que no vamos a cambiar el statu quo en el Monte del Templo», reiteró al pedir que todos entiendan que el recinto conocido también como Explanada de la Mezquitas es asimismo «el más sagrado para el judaísmo».

En un encuentro con miembros de la Asociación de Prensa Extranjera, el miembro del Gabinete ministerial para asuntos de seguridad se mostró sin embargo partidario de que los líderes israelíes se abstengan de visitar el lugar en momentos como los que vive la región desde junio pasado.

Las recientes visitas de activistas ultranacionalistas religioso y las exigencias para que los judíos puedan rezar en el Monte enrarecieron el ambiente en la región, que vive uno de sus períodos de mayor tensión en la última década.

El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, acusó a Israel de conducir la región «a una devastadora guerra religiosa» y aseguró que los palestinos «defenderán Al Aqsa».

Para Pery, veterano conocido de los principales dirigentes palestinos y que acaba de regresar de Jordania, donde trató con altos funcionarios de ese país y de la AP la actual situación, este tipo de declaraciones supone «echar gasolina sobre las llamas».

Preguntado sobre si el Gobierno israelí debería prohibir las visitas, el ministro israelí recordó que nada pueden hacer para impedirlo pues se vulneraría el derecho a la libertad de culto.

La Corte Suprema israelí refrendó ese derecho en el pasado y, en la práctica, sólo la policía puede aplicar una prohibición temporal por motivos de seguridad.

Pery aseguró también que las visitas a ese lugar sagrado no suponen una alteración del status quo religioso en la zona porque se vienen realizando desde 1967, cuando Israel conquistó la parte este de Jerusalén con el resto de Cisjordania.

El Monte del Templo en Jerusalén, el lugar donde se encontraban los antiguos dos templos hebreos, es considerado el sitio más sagrado del judaísmo. Llamado Haram al-Sharif (Noble Santuario) por los musulmanes, el lugar contiene la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa, considerada la tercera más sagrada para el islam.

Al Aqsa está situada en el extremo sur del Monte y cubre una parte relativamente pequeña de su superficie.

Cuando Israel reunificó Jerusalén en 1967, el entonces ministro de Defensa, Moshé Dayán, decidió que el Waqf jordano continuaría administrando el sitio.

Dayán optó por mantener el status quo existente, según el cual quienes no son musulmanes pueden visitar el Monte, pero no se les permite rezar. Por otra parte, los no musulmanes que recorren la explanada no pueden entrar en la Mezquita de Al Aqsa y se limitan a visitar otras partes del sitio, principalmente los grandes espacios abiertos.

Desde la reunificación de Jerusalén, todos los jefes de Gobierno israelíes, incluido el actual, Binyamín Netanyahu, se comprometieron a mantener el status quo en el lugar y se oponen a toda propuesta de modificarlo.

En varias oportunidades, extremistas palestinos tratan de romper el status quo mediante la limitación a cristianos y judios de visitar el lugar. Manifestantes, incitados por organizaciones terroristas como Hamás y la rama radical del Movimiento Islámico en Israel, atacaron a visitantes, así como a la policía, utilizando a la Mezquita de Al Aqsa como base de operaciones.

Los radicales islamistas acusan infundadamente a Israel de querer conquistar toda la explanada y destruir las mezquitas. Sin embargo, son los propios manifestantes quienes profanan Al Aqsa, al transformarla en un cuartel para sus ataques, utilizando sus muebles como barricadas y lanzando bombas incendiarias desde su interior, donde tanto las viejas alfombras como las antiguas vigas de madera son inflamables.

Los extremistas también demuestran su falta de respeto para con las decenas de miles de fieles musulmanes que simplemente desean llegar al lugar y orar en paz, así como para con el Waqf jordano que gestiona el sitio.

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