El partido Kadima anunció su salida del gobierno; una movida política que podría adelantar las elecciones en Israel, tras no lograr un acuerdo con el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, sobre una nueva ley de reclutamiento que determinaría la incorporación de los judíos ultraortodoxos al Ejército.

«Lamento la decisión de rendirse ante una oportunidad de hacer un cambio histórico. Tras 64 años, estábamos muy cerca de hacer un cambio sustancial en la división de la carga. Te di una propuesta que habría llevado al reclutamiento de los ultraortodoxos y árabes desde los 18 años, te expliqué que la única forma de implementarlo es de forma gradual y sin romper la sociedad israelí», señaló Netanyahu al líder de Kadima, Shaul Mofaz, en una carta.

Kadima no cedió en su exigencia de imponer sanciones individuales a los insumisos y de que toda la población fuese llamada a filas a los 18 años, sin permitir excepciones.

La coalición gubernamental que agrupaba a 94 de los 120 diputados, no superó los 70 días de vida: las diferencias entre Kadima y el Likud en torno a la igualdad en la prestación del servicio militar acabaron con un pacto que se anunciaba hace poco más de dos meses como una garantía de estabilidad política hasta finales del 2013.

«Lamentándolo mucho, no queda más remedio que decidir salir del gobierno», dijo Mofaz a sus diputados en una reunión.

Las relaciones entre Mofaz y Netanyahu se deterioraron gravemente en las últimas semanas por el debate de la incorporación al servicio militar obligatorio por parte de los judíos ultraortodoxos, hasta ahora exentos por la Ley Tal que el Tribunal Supremo anuló recientemente al considerarla anticonstitucional.

Ambos partidos mayoritarios establecieron un comité encabezado por el diputado de Kadima, Yohanán Plesner, para diseñar una norma alternativa que cumpliese con el criterio de igualdad, pero Netanyahu, desconforme con sus conclusiones, decidió disolverlo e ignorar sus recomendaciones, que el presidente del comité divulgó una vez disuelto.

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