Israel encarceló en secreto a un segundo «Prisionero X» en la misma prisión donde un ex agente del Mossad se quitó la vida en 2010, según revelaron documentos judiciales.
La existencia de este segundo «Prisionero X» salió a la luz tras la publicación de un memorando del ministerio de Justicia sobre la muerte de Ben Zygier, el primer encarcelado conocido como tal, que estuvo detenido en secreto en una celda de máxima seguridad en la cárcel de Ayalón.
Zygier, de origen australiano y de ciudadanía israelí, era presuntamente miembro del Mossad. En 2010 se suicidó en dicha prisión donde estuvo detenido bajo un nombre falso.
El abogado Avigdor Feldman, que había visitado a Zygier antes de su suicidio y está especializado en asuntos referentes a los servicios de inteligencia, confirmó en una entrevista en la emisora israelí Radio 103 FM la existencia de este segundo detenido.
Aunque se desconoce la identidad del mismo, los cargos que se le imputan e incluso si continúa encarcelado, Feldman explicó que los denominados «prisioneros X» tienen tres cosas en común: «Son israelíes, trabajaban en instituciones vinculadas con la seguridad y su detención es el resultado del fracaso de esas instituciones que no pudieron impedir los delitos por los cuales esos agentes están detenidos».
Al ser cuestionado sobre los presuntos delitos del segundo «Prisionero X», Feldman dijo a la emisora que se trataban de «imputaciones mucho más graves, impresionantes y sorprendentes» que las de Zygier.
«Como ciudadano israelí, cuando me enteré de la historia quedé sorprendido y el asunto fue completamente silenciado por los abogados. Sea quien sea el que abra este caso hará un gran servicio a Israel», agregó Feldman.
«La revelación de que hay otro prisionero secreto es seria y preocupante», afirmó la líder del partido de izquierda Meretz, Zehava Gal-On, en una entrevista con el Canal 1 israelí.
Gal-On destacó que en una reunión del Parlamento sobre el primer «Prisionero X», le preguntó al ministro de Seguridad Interior israelí, Itzjak Aharonovich, acerca de la posible existencia de otros reclusos desconocidos. Aharonovich, en su respuesta, negó rotundamente esa posibilidad.
«En una verdadera democracia, un ministro no puede mentirle al Parlamento y no pueden haber presos secretos», afirmó Gal-On, y agregó que escribió una carta al primer ministro hebreo, Binyamín Netanyahu, exigiendo la inmediata renuncia de Aharonovich.
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