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Januka, la fiesta de las luminarias

La Menorá, símbolo de la celebración de Januká Januka, se conoce como la fiesta de las luces, dura ocho días y comienza el 25 del mes de Kislev. Regalos, sufganiot, sevivón, velas, dulces y más dulces tendremos en Januka. Pero, ¿Conocen la historia de la fiesta?

Januka nos relata la historia de una de las grandes victorias de los judíos sobre los greco-sirios, quienes los gobernaban y los oprimían. Matitiau HaCohen y sus cinco hijos organizaron la rebelión, consiguieron la victoria y restauraron el Templo de Jerusalén.

¿Porqué el Templo debió ser purificado?

Después de la muerte de Alejandro Magno, el gran conquistador, su imperio fue dividido entre sus generales. Antíoco Epifanes gobernó Siria y Judea. Cuando Antíoco fue nombrado rey de los greco-sirios, impuso más impuestos, obligó a los judíos a rendirle honores y les prohibió guardar los preceptos de la Torá. Estos fueron substituidos por costumbres helenistas y por ídolos griegos.

El Templo de Jerusalén fue profanado con estatuas paganas y salvajes sacrificios. Antíoco prohibió la circuncisión, las oraciones y la santificación del Sábado. Las mujeres judías eran maltratadas. Los judíos que se mantenían fiel a su religón eran torturados y condenados a muerte.

Matitiau Asmoneo era el sacerdote de la aldea Modi'in. Todos los habitantes de la aldea habían sido reunidos por el gobernador de la región para otorgar sacrificio a un ídolo pagano en honor de los decretos de Antíoco. El sacrificio sería llevado a cabo por un judío-helenista.

Matitiau enojado ante la escena, mató al judío y junto a sus cinco hijos organizó la rebelión contra a los greco-sirios. Luego de la muerte de Matitiau, su segundo hijo, Yehudá el Macabeo, tomó el liderazgo de la revuelta y junto a sus hermanos triunfó en numerosas batallas.

En pocos años los Macabeos derrotaron al ejercito greco-sirio. El reino de Israel fue restaurado por 200 años hasta la destrucción del segundo Templo por los romanos.

Yehudá y sus soldados subieron al monte de Jerusalén. Cuando vieron que nadie les oponía resistencia, se abrieron camino a la Santa Ciudad. Era el día 25 del mes de Kislev. Se dirigieron al Templo, lo restauraron y purificaron.

Todo estaba listo para encender la Menorá. Sólo necesitaban aceite de oliva puro. Buscaron y encontraron un jarro de aceite suficiente para un día.

Sin embargo, la flama de la Menorá ardió durante ocho días seguidos. Por ello celebramos Januka ocho días en los que cada tarde encendemos nuestras velas para publicar y recordar el milagro.