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El verdadero problema

El problema básico de la sociedad israelí no es el precio del queso cottage, ni tampoco la vivienda inalcanzable; éstas son sólo expresiones destacadas de la verdadera dificultad: un sistema gubernamental que desacredita los valores de igualdad y solidaridad.

¿Cuál es el principal mensaje del movimiento de protesta social? Dícen que es un reclamo contra las dificultades de la clase media. Es cierto, dado que ésta atraviesa realmente serios problemas; aunque no es toda la verdad, porque también la clase inferior sufre carencias, aún peores que las de la clase media.

Si estallara una protesta masiva por parte de la clase baja, llegaría a ser mucho más fuerte. Por lo tanto, aún cuando se solucionara la aflicción de la clase media, el Estado de Israel no resovería sus problemas sociales.

Se dice también que ésta es una protesta contra la carestía de la vida. Esto es también cierto, dado que la misma en Israel es realmente muy alta, injustamente, pero es una verdad parcial, porque aunque el costo disminuya, será sólo una solución esporádica.

Podríamos suponer que después de que amaine la tormenta, volverán los intereses y las presiones de los grupos poderosos, en la política y en las finanzas, y elevarán nuevamente los precios al estado actual.

El problema básico de la sociedad israelí no es el precio del queso cottage, ni tampoco la vivienda inalcanzable; éstas son sólo expresiones destacadas de la verdadera dificultad: el sistema gubernamental.

Los precios altos son el resultado de un sistema que prefiere el tesoro público del país al público mismo; que ignora las indigencias sociales, desacredita los valores de igualdad y solidaridad, y renuncia a la justicia social.

El sistema es exclusivamente una democracia formal: El pueblo elige a sus representantes, pero no participa activamente en la conducción del país. Entre sufragio y sufragio, el parlamento y el gobierno dirigen el país como un dominio, no como representación.

En el sistema no existe nada que obligue a los elegidos a prestarle atención al pueblo, tampoco permite la influencia del mismo en el gobierno. Un diputado es fiel a su partido y no está comprometido a rendirle cuentas al pueblo, y un empleado público no pregunta que desea el pueblo, dado que él sabe qué es lo que el pueblos necesita. Esto es más bien una burocracia que una democracia. Por supuesto que no es una democracia elemental.

La desconexión entre el pueblo y el gobierno tiene su expresión en el movimiento de protesta social. No nos escuchan, y por ello salimos a la calle, gritaba las multitud en las manifestaciones. No nos toman en cuenta, y por eso llenamos las plazas. Y eso es cierto. Actualmente, después de las demostraciones populares, el gobierno dice: El pueblo tiene razón, es necesario más justicia social. Pero si es así ¿por qué fue necesario sacar a miles a las avenidas para despertar al gobierno? La respuesta es: por el sistema. Durante años el gobierno no escuchó, y si lo hizo, no respetó. El ejecutivo toma en cuenta a los grupos que ejercen presión en la política y en la economía, pero no presta atención a la mayoría silenciosa.

Por ello es importante que el pueblo tenga formas de expresar sus requerimientos, no sólo en las elecciones. Es fundamental que el pueblo sienta que no está dominado sino que es partícipe del gobierno. Para ello, es importante desarrollar y fortalecer la inclusión del público en la dirección del país en forma fluída. Una participación así puede convertir la democracia formal en una democracia más significativa; y hay maneras de hacerlo.

Se debe comenzar cambiando el sistema electoral parlamentario por otro que determine que un diputado dependa más del público - por ejemplo a través de elecciones regionales. Se podría seguir incrementando la transparencia en las instituciones públicas: Actualmente las mismas tienden a ocultar información relacionada con el desempeño de sus funciones, como si fuera un negocio particular, a pesar de que dicha información pertenece al público y debe prestarse a su consideración y crítica.

Es importante también aumentar el informe abierto de las decisiones y los programas, y posibilitar al público dar su opinión antes de su aprobación. El Internet y el Facebook, que sirvieron a los emprendedores de la protesta social para movilizar a multitudes a las manifestaciones, podrían servir al gobierno para escuchar al público y evitar la necesidad de dichas protestas.

Es importante además incorporar representantes de organizaciones civiles en organismos asesores e inlcuso en entes directivos del gobierno. El ejecutivo es un monopolio de fuerza. Para que esa fuerza gubernamental preste un servicio digno al público, se debe potenciar la cooperación de éste en la dirección del país.

El movimiento de protesta social aún no se manifiesta al respecto, pero sería un grave error si se conformara con disminuir la carestía de la vida. Él debería elevar a la agenda público también la exigencia de un cambio en el sistema gubernamental y el desarrollo de mecanismos que aseguren la debida influencia del público entre elección y elección. De no ser así, cualquier cambio de la situación sería sólo temporario.

* El profesor Itzjak Zamir se desempeñó como Fiscal General del Estado y como Juez en la Corte Suprema de Justicia.

Fuente: Haaretz - 7.10.11
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il