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Pura máscara

pura mascara¿Quién te impide - mentiroso -  imponer la ley? ¿Quién dificulta - incitador - que refuerces a la policÍa en localidades árabes? ¿Quién no te dejó - hipócrita - erigir «un solo Estado» y no dos?

¿Sabes una cosa, Bibi? Tu tiempo se terminó. Se acabó como esa mano que, de forma mágica, consigue que seamos cada día más pobres. Desapareció como ese raro demonio que determina que nuestras diferencias salariales sean las más amplias del mundo. Se esfumó como nuestra seguridad personal, como nuestra salud y nuestra cultura. Se evaporó como nuestra unidad imaginaria sobre la cual nunca te olvidas de hablar delante de cualquier micrófono mientras tú y los tuyos se empeñan una y otra vez en deshacerla cada vez más.

La razón es simple. Qué raro que nadie se dio cuenta. Tú; Tú eres la razón. ¿Por qué? Porque tú, por si alguien se olvidó, gobiernas este país. Tú mandas en Israel casi diez años seguidos. Tú y tu partido son los responsables de todo esto; porque la lógica simple determina que quien gobierna es responsable, aunque te empeñes en declarar que una mano invisible o que muchas manos se desplazan en autobuses y te dificultan gobernar. Caradura, farsante, embustero.

Tu derecha y la ultraderecha nacionalista mesiánica gobiernan Israel durante 40 años casi sin interrupción, con una guerra cada año y medio, con uno de cada tres niños viviendo por debajo del umbral de la pobreza, con decenas de miles de ciudadanos honestos que no pueden planificar sus vidas y con una corrupción que pudre todo nuestro sueño sionista y nos impide ser el Estado ejemplar que anhelábamos, una luz para los gentiles.

Mientras nuestros civiles y soldados mueren en avenidas y barricadas, de tu partido salieron, sin siquiera disculparse, un presidente violador, un primer ministro ex alcalde de Jerusalén sobornado, un ministro de Finanzas ladrón, que recibía sobres de dinero en Auschwitz (!) cuando dirigía «Marcha por la Vida», y un ministro de Defensa acosador sexual, entre muchos otros.

Tu esposa está siendo investigada ahora mismo bajo advertencia por robo, por segunda vez en tres años y por orden del propio asesor jurídico de tu Gobierno.

Esta semana, la mitad de los niños de Tel Aviv deciden no ir a la escuela porque sus padres no confían más en la «seguridad total» que les prometiste: «Desintegraremos el Gobierno de Hamás», te atreviste a decir. «Todo ciudadano podrá desplazarse libre y seguro en Israel a cualquier hora del día», agregaste.

Hace algunos años atrás, cuando se incendió el Carmel, trajiste el Super Tanker de Estados Unidos para ayudar a combatir el siniestro y poco menos que te declaraste «héroe nacional». Desde entonces, suceda lo que suceda en Israel, todos son culpables y responsables de todo, menos tú.

Por Dios, Bibi, ¿Qué más tiene que suceder para que te vayas?