Imprimir

Apartheid en Cisjordania, vivito y coleando

Nitzanei ShalomItzjak Eliahu Navón (1859 - 1952), poeta y trovador judío-turco, soñaba con la creación del Estado de Israel. Sus plegarias expresaban las ansias por ver «la gran paz que brotará de mi tierra, la ley y la justicia que construiremos para que todos los pueblos agradezcan la cordialidad de mi religión». Todos estos ideales, y otros tantos más, son parte de su poema titulado «Capullos de paz».

Pese a su longevidad, sus propios ojos fueron testigos sólo de 4 años de la independencia del estado que tanto anhelaba. Hoy se puede afirmar que el destino lo protegió de tener que enfrentarse con un serio disgusto. El título de su famoso poema se convirtió en el nombre de un parque industrial (Nitzani Shalom, en hebreo) en donde su tan querido Estado judío es responsable de «imponer un grosero patronazgo judío, codicia desenfrenada, explotación vergonzosa de trabajadores, contaminación ambiental con variados tipos de venenos químicos, todo ello pisoteando toda ley posible» [1]. Mucho más importante, y por encima de estos abusos inmorales, en estos días Israel reconoce oficialmente que impuso a ese parque normas legales con las características de un Estado apartheid.

No hay duda que acusar a Israel de apartheid es considerado por sus voceros como una de las peores ofensas. Las reacciones suelen ser muy categóricas y contundentes, aunque no siempre basadas en argumentos convincentes. En los medios internacionales más conocidos el emisario más destacado y con mayor argumentación en esta función es el juez judío-sudafricano Richard Goldstone.

En el pasado reciente, Goldstone fue groseramente agraviado en los foros judíos por la osadía de acusar a Israel de cometer crímenes de guerra en el operativo «Plomo Fundido» en 2009. Por su informe presentado ante la ONU hasta recibió el piropo de «Hijo de… Nuestro Pueblo, usted me avergüenza ante Dios» [2].

Para los voceros de Israel, que no siempre chequean los argumentos, fue suficiente el pasar de tan sólo dos años con Goldstone titulando un artículo con las palabras «el apartheid en Israel es una calumnia» para dar por terminada su excomulgación y comenzar con los honores de su beatificación. El artículo del encasillado como «Hijo de…… Nuestro Pueblo» encontró sorpresivamente su espacio, entre otros destacados medios, en el blog de quien aparentemente «dejó de sentirse  avergonzada ante Dios» por el juez sudafricano [3].

Desde el momento que Goldstone diferencia claramente a Israel dentro de sus límites reconocidos internacionalmente respecto de Cisjordania, el experimentado jurista está en su razón cuando afirma que «en Israel no hay apartheid». Esto no significa que no se le deba prestar la debida atención a los profundos síntomas de discriminación y segregación de distintos sectores de su población ciudadana, tal como árabes, drusos, e inclusive judíos que no encajan dentro de lo catalogado como judío o israelí genuino (etíopes, rusos, etc.).

Por el contrario, Goldstone comete un error garrafal cuando en el mismo artículo afirma que «la situación en la Margen Occidental (Cisjordania) es más compleja», aunque sin evidencias de la existencia de apartheid, pues «no existe ninguna intención de mantener un régimen institucionalizado de sistemática opresión y dominación de un grupo racial sobre cualquier otro grupo o grupos raciales, y cometidos con la intención de mantener ese régimen».

Según la realidad que se detalla en el artículo mencionado, Goldstone trasmite la impresión de manejar información selectiva o que directamente en su vida pisó la región para impresionarse directamente. De otra manera es difícil comprender la falta de interiorización de serios atropellos ecológicos, humanos e institucionales que el Estado judío lleva a cabo con el propósito de mantener el régimen sistemático de separación, segregación y opresión a palestinos en beneficio de judíos en esas tierras de Cisjordania. Los últimos acontecimientos en el parque industrial Nitzanei Shalom son un ejemplo excelente al respecto.

El parque industrial Nitzanei Shalom es un enclave israelí, bajo total control israelí, en tierras palestinas, al este de la valla de separación que en este sitio es parte de los límites del 4 de junio de 1967, reconocidos como frontera de Israel por prácticamente todos los países del mundo. «En el sitio operan 13 fábricas de dueños israelíes bajo la vigencia de leyes israelíes en todos los aspectos, salvo la excepción de leyes laborales. Cientos de obreros palestinos de Cisjordania que trabajan en el lugar (al igual que otros cientos de miles que trabajan en empresas e instituciones judías de Cisjordania. DK) se ven obligados a subordinarse a viejas y retrogradas leyes jordanas de antes de 1967. De esta manera un israelí que trabaja en Nitzanei Shalom recibe condiciones tipo A (según la ley israelí no importa si vive en Israel o en un asentamiento judío de Cisjordania. DK), en tanto el palestino a su lado recibe condiciones tipo B» [4].

Obreros palestinos afectados por esta significativa discriminación demandaron a sus empresas exigiendo igualdad de condiciones ante los tribunales laborales israelíes. La respuesta del Juzgado Laboral de Primera Instancia como del Tribunal Nacional del Trabajo fueron idénticas: «Las empresas tienen razón en denegar las demandas de los obreros palestinos pues el parque industrial Nitzanei Shalom no está localizado en Israel, por lo tanto, los obreros palestinos deben conformarse con las condiciones de la ley jordana. Como si esto fuera poco, el juzgado les demandó el pago de gastos del juicio por un importe de 6 mil dólares» [5].  

Ya no son rumores, malas interpretaciones o irreverentes calumnias de un zurdo vende patria. En las palabras de Goldstone, estamos en presencia de «un régimen institucionalizado de sistemática opresión y dominación de un grupo racial sobre cualquier otro grupo con la intención de mantener ese régimen». Ahora si podemos decir con toda seguridad, aunque con mucho pesar, que la justicia israelí confirmó definitivamente la existencia de un sistema de apartheid en Cisjordania. En el mismo sitio, para la misma actividad, leyes diferentes según pertenencia racial o étnica.

La realidad del apartheid que Israel impone en Cisjordania - para muchos sectores de la vida de colonos judíos y palestinos en ese territorio en común -, necesariamente enardece la respuesta de un creciente número de sociedades del mundo. Israel se empecina en movilizar sus mejores voceros para tratar de corregir esa imagen desgastada. Cuando los pueblos del mundo reciben confirmación que el apartheid israelí está vivo y coleando, como en este caso, los esfuerzos israelíes se convierten casi automáticamente en batallas perdidas.

Ojalá me equivoque...

[1] «Parque Industrial Nitzanei Shalom: Cuando la conquista territorial y el capital se miman uno al otro»; El Blog de Idán Landau; 24.9.14.

[2] «La irreverencia de un Hijo de… Nuestro Pueblo»; Dori Lustrón; Minuto Digital; 18.10.09.

[3] «Israel y la calumnia apartheid»; Richard Golstone; publicado en The New York Times. Traducido y publicado en el sitio de Dori Lustrón: Por Israel; 2.11.11.  

[4] «Tribunal Nacional del Trabajo: La ley laboral israelí no es aplicable a palestinos en Nitzanei Shalom»; The Marker; 20.7.15.  

[5] «Yo trabajo al lado de un judío. Él recibe todos los derechos. Yo no recibo nada»; Tali Jeruti Sobar; The Marker; 4.6.15.