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El fracaso de Bibi

fracasoBibi Netanyahu, el hombre que se presentó hace tres años en la Asamblea General de la ONU con un singular dibujo de una bomba nuclear que Irán supuestamente estaba a punto de alcanzar, es el principal fracasado de lo sucedido en Viena, donde el Grupo 5+1 cerró un pacto nuclear con la República Islámica.

Durante más de tres años, el primer ministro israelí repitió siempre que pudo sus incesantes advertencias sobre el peligro de permitir a Irán desarrollar un programa nuclear y fue el dirigente más abiertamente opuesto a casi cualquier pacto atómico con Teherán.

Finalmente y pese a su férrea oposición, el acuerdo se cerró tras cerca de dos años de negociaciones.

En cada foro, cada visita oficial y casi cada oportunidad en que tenía un micrófono delante, Netanyahu repitió su mensaje contra Irán y la necesidad de no dejarle desarrollar ningún tipo de programa nuclear.

Su rechazo de plano a las negociaciones nucleares llevó al jefe del gobierno hebreo a serios roces con Obama, que llegó a ver en su insistencia y sus formas una intromisión en su política interna.

Esta llegó a su clímax cuando, el pasado marzo y sin la aceptación del presidente, Bibi se presentó ante el Congreso de mayoría republicana para pedir su oposición al pacto.

La líder de la facción demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi, denunció entonces una falta de respeto al protocolo y a la Casa Blanca y dijo que el discurso, que boicotearon con su ausencia medio centenar de congresistas demócratas, fue «un insulto a la inteligencia de Estados Unidos».

Precisamente ese organismo, el Congreso norteamericano, es en el que los dirigentes israelíes pusieron sus últimas esperanzas de parar lo que consideran «un mal pacto» y un riesgo existencial para el Estado judío porque no paralizará el programa nuclear iraní y porque, a su entender, entre los objetivos de Teherán se cuenta la aniquilación de Israel.

«Israel parece haber aceptado de mala gana la inevitabilidad del pacto nuclear iraní y ahora centra sus esfuerzos en frenar la aprobación del acuerdo en el Congreso», aseguraba el diario «Yediot Aharonot», que citaba a un asesor de Netanyahu asegurando que esa cámara es «la última línea de defensa contra un mal pacto».

La línea de trabajo de los diplomáticos israelíes estará en señalar los fallos del acuerdo, denunciar que permitirá estar cerca de la bomba nuclear dentro de una década y condenar actos provocadores iraníes, como la quema de banderas o los gritos de «Muerte a Israel» y «Muerte a EE.UU».

La inminencia del pacto en los últimos días no hizo disminuir, sino aumentar los esfuerzos de Bibi por oponerse a él. Su equipo abrió una cuenta en Twitter en lengua persa desde la que explicó su posición contra el acuerdo, en el que la mayoría de los iraníes ve como la oportunidad de que por fin se acaben las sanciones económicas y el aislamiento internacional que estranguló su economía.

La forma de gestionar la cuestión iraní por Netanyahu durante los últimos años, en los que ese tema se convirtió en un pilar de la política exterior israelí, fue duramente criticada en los últimos días.

El jefe de la oposición, el laborista Itzjak Herzog, señaló que «es inconcebible que se haya llegado a este momento crucial con influencia cero sobre el acuerdo nuclear», lo que calificó de «resultado de un fallo personal y exclusivo de Netanyahu, que dio prioridad a su victoria electoral ante la relación con Estados Unidos y los intereses de seguridad de Israel».

El líder de Yesh Atid y ex ministro de Finanzas, Yair Lapid, llegó incluso a pedir la dimisión de Netanyahu.

«Por la forma en que gestionó el asunto en el último año, la puerta de la Casa Blanca estaba cerrada para él. No teníamos representante en Viena y ahora pagaremos el precio de su fracaso absoluto. Tiene que dimitir porque sabe, mejor que nadie, que mientras él sea primer ministro, los norteamericanos no nos escucharán», aseguró.

El analista de «Maariv», Ben Caspit, también coincidió en que «no importa cómo se mire, esto es un fracaso personal de Bibi, que lleva promoviéndose a si mismo desde hace dos décadas con una sola agenda: impedir que Irán tenga capacidad nuclear. Esa es la tarea que prometió cumplir y fracas. Irán tendrá capacidad nuclear y todo sucedió bajo la mirada de Netanyahu».