Imprimir

¿Que busca Bibi en EE.UU?

Bibi NetanyahuSin invitación de la Casa Blanca, Netanyahu hablará ante el Congreso, dominado por los republicanos. Su discurso criticará el eventual acuerdo nuclear entre EE.UU. e Irán, por considerarlo negativo para la supervivencia de Israel, y enfatizará que Irán es el mayor patrocinador del terrorismo en el mundo. Así lo anticipó en su intervención en AIPAC.

Esas declaraciones no suponen novedad alguna. La potencial amenaza nuclear iraní es bien conocida por EE.UU y las potencias mundiales. Fue por eso, precisamente, que el Grupo 5+1 iniciaron una negociación con Teherán para garantizar que no enriquezca uranio con fines bélicos, a cambio de que se levanten las sanciones económicas impuestas en su contra. La negociación debía terminar en julio del año pasado, pero se alargó y tendrá - o no - que presentar resultados antes del 30 de marzo.

Un acuerdo con Irán significaría un importante éxito de Obama en política exterior. Y quizás su único gran logro en relación a Oriente Medio, una región que convulsiona entre la guerra civil siria, el surgimiento del Estado Islámico y la falta de una solución al conflicto israelí-palestino. Pero no sería sólo un logro del presidente: garantizar que Irán no utilice la energía nuclear con fines bélicos es necesario para la seguridad mundial y esto incluye, por supuesto, a Israel.

De hecho, Bibi estuvo entre los principales actores que despertaron la preocupación mundial sobre los alcances nucleares de Irán, a partir de la cual se inició el debate para neutralizar esa capacidad. Como dijo el secretario de Estado John Kerry, «el primer objetivo de un acuerdo es conseguir que Israel tenga más seguridad que en la actualidad».

¿Qué busca entonces Bibi? Netanyahu expresó ante AIPAC su temor de que un acuerdo le dé a Irán la oportunidad de construir bombas atómicas que pueda usar en su contra. Pero, como ya se dijo, esto es precisamente lo que la negociación pretende evitar. Las potencias buscan garantías suficientes de que Teherán cumplirá el acuerdo y existe un amplio consenso mundial en cuanto a la necesidad de llegar a este pacto por vías pacíficas. Israel es uno de los pocos estados que están por fuera de ese consenso.

La preocupación que podría estar tras la incómoda visita de Biibi a Washington, más que la posible bomba iraní, es el cambio de enfoque que pueda tener EE.UU en Oriente Medio tras un eventual acuerdo. Como señaló Tom Friedman en «The New York Times», Trita Parsi, el acuerdo en sí reduciría las tensiones entre Washington y Teherán, aunque no entre Israel e Irán proporcionalmente. Los dirigentes israelíes temen quedar abandonados para hacer frente a Irán. El acuerdo podría significar que Washington acepta y no impugnará los avances geopolíticos de Irán en la región. Los ayatolás tienen aspiraciones hegemónicas, sostiene Israel, y deben ser detenido, no aceptados. Después de un acuerdo con Irán, Washington tendría más probabilidades de cambiar su enfoque geopolítico hacia otro lugar y estar menos entrelazado con las necesidades de Israel.

Ahora bien, aunque busque presionar a los legisladores republicanos para que hagan fracasar el acuerdo, la presencia de Bibi en Washington tiene tintes electorales. Se realiza dos semanas antes de que se celebren elecciones legislativas en Israel, en las que buscará un tercer mandato consecutivo. Las amenazas a la seguridad israelí son un pilar en la política de Netanyahu, un argumento que le sirvió y le sirve para justificar acciones como la operación «Margen Protector» contra Hamás en Gaza o para plantear la posibilidad de un ataque preventivo para neutralizar la capacidad nuclear iraní.

¿Bibi arriesga las relaciones con EE.UU a costa de hacer campaña política? Obama rechazó en sus discursos la construcción de asentamientos ilegales en Cisjordania. Los roces entre ambos líderes son constantes desde que el demócrata llegó a la Casa Blanca. Pero, en lo esencial, la política exterior norteamericana hacia Israel sigue siendo la misma en cuanto a la millonaria cooperación económica y militar, y en cuanto al irrestricto apoyo político a Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Eso no cambió con la presión política generada sobre Washington por las operaciones militares israelíes ni con la acelerada construcción de asentamientos. Aun cuando la consejera de Seguridad Nacional estadounidense, Susan Rice, advirtió que la intervención de Netanyahu sería destructiva para la esencia de las relaciones, no es previsible que con un discurso ante el Congreso cambien esas tendencias.

En todo caso, Bibi se cuida de advertir que no quiere faltarle el respeto a Obama y que las relaciones entre EE.UU. e Israel son hoy más fuertes que nunca.

En conclusión: Observando los resultados de las últimas encuestas y el alza de la oposición, Bibi se muestra más preocupado por el número de escaños que su partido recibirá en el Parlamento que por la cantidad de uranio que Irán podrá enriquecer en las próximas dos semanas.