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En busca del amor fatal

Samra SelinovicNo se trata de casos aislados. Estamos ante un fenómeno que se expande por toda Europa, Estados Unidos e incluso Australia. Chicas occidentales abandonan a sus familias para viajar a Siria en pos de un sueño inconcebible: casarse con un yihadista. Lo que desconocen las futuras esposas de los «guerreros santos» del Estado Islámico (EI) es que acabarán formado parte de un harén y sirviendo de esclavas sexuales.

Samra Kesinovic (17) y Sabina Selimovic (15) decidieron dejar los estudios y abandonar a su familia y amigos en Viena. El plan de ambas adolescentes austriacas consistía en viajar a Raqqa, capital del Califato Islámico en Siria, y convertirse al islam, cubrirse con una burqa sus largas melenas rubias y ser concubinas de un yihadista.

Esta aventura adolescente, de rebeldía y pájaros en la cabeza, se convirtió en un peligroso viaje sin retorno para estás chicas, que ahora están embarazadas y probablemente nunca podrán abandonar Siria.

Con la misma voluntad y decisión insospechada, dos francesas, Nora (15) y Sahra (17), abandonaron a sus familias para casarse con un terrorista del EI. El hermano de la primera, un transportista de Avignon, incluso viajó hasta Siria a través de un territorio devastado por la guerra para encontrarla. Por increíble que parezca, lo consiguió. Pero, cuando se encontraron frente a frente, Nora le dijo que no podía regresar.

Resulta difícil comprender cómo estas chicas europeas, a las que les gustaba salir con muchachos y vestir con shorts y tops, se sienten atraídas por un mundo tan retrógrado y ajeno a su cotidianidad. Sin embargo, lo más sorprendente es que no se trata de casos aislados.

La historia de las dos adolescentes austríacas es una de las que más eco generó en los medios. Samra y Sabina se convirtieron en la viva imagen de la «esposa devote» que todo yihadista del EI desea tener. Esta semana, sus rostros, completamente tapados, y sus cuerpos cubiertos con túnicas negras son la imagen publicitaria del EI para  atraer a nuevos jóvenes extranjeros y engrosar sus filas terroristas.

Aunque se desconoce el número exacto de concubinas o esposas extranjeras del EI, se evalúa que representan el 10% del total de los yihadistas occidentales que están combatiendo en Siria e Irak.

Las francesas son las más devotas. Se estima que unas 63 jóvenes galas son yihadistas en la región, lo que representa el 25% del total. Hasta otras 60 estarían esperando el momento oportuno para viajar al Califato Islámico. Desde Reino Unido, otro de los países con uno de los mayores flujos de yihadistas hacia tierras sirias, partieron unas 50 chicas para apoyar al EI, según informes de los servicios de seguridad. De Alemania habría unas 40, otras 14 de Austria y 6 de España.

Detrás de este fenómeno de reclutamiento de chicas occidentales para servir a la causa de la Yihad están las redes sociales y, en especial, Twitter, Ask.fm y los blogs de Tumblr. En ellos las adolescentes comparten experiencias de otras chicas casadas con yihadistas, reciben consejos o los aprovechan como portal de citas.

El Califato incluso abrió una «agencia matrimonial» en la ciudad norteña siria de Al Bab, en la provincia de Alepo, para jóvenes que buscan casarse con yihadistas.

Lo que desconocen las futuras esposas occidentales de los yihadistas es que acabarán formado parte de un harén y sirviendo de esclavas sexuales.

Cuando se trata de vejaciones hacia la mujer, el Estado Islámico justifica lo injustificable.

Esta semana el grupo defendió el secuestro y la toma de mujeres como esclavas sexuales de las familias de «los infieles» como «un aspecto firmemente establecido por la sharia» (ley islámica).

Este tipo de matrimonio es 100% «hasta que la muerte los separe».