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Israel frente a Siria

Bashar al-Assad y Binyamín NetanyahuEn la visita oficial que el primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, realizó en Rusia, la situación en Siria fue el tema central de conversación con su anfitrión, el presidente Vladimir Putin.

En una reunión que duró más de tres horas y se llevó a cabo en Sochi, a las orillas del Mar Negro, el jefe del Ejecutivo israelí solicitó que Moscú no venda a Damasco misiles antiaéreos S-300, avanzados, que Rusia estaba considerando hacer llegar a Siria.

Uno de los elementos con los que Netanyahu intentó convencer a Putin sobre lo negativo de que tales tipos de armas lleguen en el momento actual a Siria, estuvo al parecer en el expediente que llevó consigo el jefe de la Inteligencia militar israelí, el general Aviv Kojavi, quien puso al presidente ruso al tanto de varios aspectos peligrosos de la situación en Siria.

«Debe evitarse hacer todo tipo de movimientos que desestabilicen la situación en Siria», dijo luego Putin en una rueda de prensa conjunta con Netanyahu, agregando que «la única forma de impedir un escenario negativo en Siria es el fin, lo más rápido posible, del conflicto armado, y el comienzo de un arreglo politico».

A pesar de lo que se informó como un muy buen ambiente en las conversaciones entre Putin y Netanyahu, probablemente con sus palabras se haya referido también a los ataques aéreos en la zona de Damasco que fueron atribuidos de inmediato a Israel aunque sus autoridades no confirmaron en ningún momento su autoría.

Lo automático, al saberse que en el lugar había sido destruida una gran cantidad de misiles Fatah 110-S de gran precisión, era pensar en el vecino sur de Siria, Israel, el más directamente interesado en impedir que alguien pueda usarlos.

«Está claro que Irán y Siria redoblan sus esfuerzos por hacer llegar armas de alta tecnología a manos de la organización Hezbolá en Líbano», dijo Kobi Marom, coronel retirado del Ejército israelí y hoy estudioso del terrorismo a nivel académico.

«Y parece que Israel se encargó de que se cumplan sus líneas rojas, de que todos comprendan que hablaba en serio y que no podía menos que hacerlo», agregó.

Netanyahu, como el ministro de Defensa, Moshé Yaalón, dejaron en claro repetidamente que Israel no permitirá que lleguen a manos de Hezbolá armas que le supongan una amenaza cualitativa.

Aunque el esfuerzo por armar a Hezbolá que Siria despliega hace años, haciendo llegar a la organización terrorista chiíta cohetes y diversos tipos de misiles, nada tiene de nuevo, hay elementos que se considera constituirían un desafío especial.

Comúnmente les llaman «armas que rompen el equilibrio», pero la referencia es más que nada a armamentos de una calidad tal que se consideran estratégicas.

«Concretamente, los Fatah 110 S son capaces de alcanzar casi la totalidad del territorio israelí con gran precisión. Israel no puede permitir que lleguen a manos de Hezbolá, para el que Irán los había enviado», añadió Marom, quien años atrás fue alto comandante en la parte oriental de la franja de seguridad que Israel controlaba en el sur de Líbano.

Otras armas de este tipo son, por ejemplo, misiles tierra-mar- que podrían amenazar las instalaciones de «Tamar» y «Leviatan» que trabajan sobre los yacimientos de gas frente a Israel y que son considerados blancos estratégicos -, misiles tierra-tierra, diferentes tipos de Scud y por cierto armas químicas.

El citado coronel de reserva, experto en temas de estrategia y seguridad, explicó que los últimos ya casi siete años transcurridos desde la Segunda Guerra en Líbano han sido de calma absoluta. «Eso se debe a la capacidad disuasiva que logró Israel en dicha guerra, a pesar de que dentro del país, por fallas diversas, fue muy discutida».

Pero al mismo tiempo, recordó que mientras en aquella guerra Hezbolá tenía unos 12 mil misiles, dado que no cumplió la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, de por sí limitada, logró desde entonces almacenar grandes cantidades de armas y cohetes.

«Hoy se estima que tienen más de 60 mil e Israel sabe que los guardan para la primera oportunidad en la que sientan que es el momento de usarlos», señaló.

Marom consideró que ese momento aún no ha llegado, a criterio de Hezbolá. La organización terrorista tiene no pocos problemas internos en Líbano, donde es parte del Gobierno y donde le critican que varios de sus miembros, libaneses, vayan a morir en Siria para apoyar al presidente Bashar al-Assad en su guerra interna contra otros musulmanes. Todo, mientras el mandatario sirio está ocupado en el frente interno y es difícil concebirlo abriendo uno nuevo contra Israel, cuyo Ejército es más poderoso que el suyo.

«Este era al parecer el momento de atacar», comentó Marom. «El ataque atribuido a Israel , que parece en efecto que Israel fue quien lanzó, no tiene nada que ver con la guerra civil en siria, salvo en un punto concreto: la oportunidad de lanzarlo y destruir esos misiles, era ahora,cuando se estima que ni Assad ni Hezbolá están en condiciones de responder».

Fuente: El Universal