El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, dijo que un Irán nuclear «despertaría una carrera para conseguir este tipo de armamento en Oriente Medio a la que podrían unirse Arabia Saudita, Turquía e incluso el nuevo Egipto» y ha subrayó que el eslabón político de Israel es el único responsable de tomar la decisión de cómo y cuándo actuar contra el programa nuclear iraní y que es labor del Ejército construir las capacidades operacionales relevantes para llevarlo a cabo.

En este sentido,  Barak destacó que el hecho de que Irán consiguiera armas supondría el inicio de la cuenta atrás para la filtración de la información y tecnología necesarias hacia organizaciones terroristas.

«Tratar con Irán no carece de complejidad, peligros y resultados que no son desconocidos para nosotros. Sin embargo, si el régimen de los ayatolás - en referencia a Teherán - se hace con un arma nuclear, será un desafío a largo plazo, más peligroso y más costoso en términos de vidas y recursos financieros», argumentó Barak.

Además, el ministro apuntó que «las sanciones existentes contra Irán son más duras que en el pasado, pero la verdad debe ser dicha: las posibilidades de que estas presiones hagan que Irán responda a las demandas internacionales de detener su programa permanente parecen ser bajas».

«Estaría encantado de equivocarme, pero según mi punto de vista, y está basado en una supervisión de largo plazo sobre las deshonestas maniobras de Irán y en los ejemplos históricos de Corea del Norte y Pakistán», añadió el ministro de Defensa israelí.

«La preocupación del liderazgo político iraní es que la supervisión internacional aliada lleve a una operación estadounidense, israelí o internacional, lo que les detiene de dar ese paso y hace que se centren en profundizar su inmunidad como una respuesta ante la posibilidad de un ataque», valoró. «No tengo razones para creer que la inmunidad vaya a cambiar su forma de pensar o que vaya a evitar que se hagan con armas nucleares», puntualizó.

Respecto a la «racionalidad de Teherán», Barak aseguró que «el hecho de que se esté hablando de gente inteligente y calculadora, que pretende permanecer en el poder y que intenta alcanzar sus objetivos solapadamente con una idea de los movimientos e intenciones de sus rivales, no les convierte en racionales desde el punto de vista occidental de la palabra».

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