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Obama, el sionista

Ningún otro presidente estadounidense antes de Barack Obama, incluyendo a los amigos más incondicionales de Israel, ha expresado abiertamente la posición de Estados Unidos en una forma que resulte tan acorde con la postura sionista-judía nacional.

Hace dos años, el presidente Barack Obama pronunció un histórico discurso en la Universidad de El Cairo. En él hizo una clara e inequívoca llamada a la plena democratización del Oriente Medio musulmán. Su llamado, considerado en su momento como una afirmación ingenua que no hizo más que enfurecer a sus anfitriones, sembró las semillas de las revoluciones democráticas que actualmente se desarrollan en la región. En esa ocasión, Obama habló de la necesidad de honrar los derechos humanos y las libertades civiles. Como se ve, los ciudadanos árabes lo escucharon atentamente.

Hace dos semanas, en el Departamento de Estado, Obama pronunció un nuevo discurso sobre Oriente Medio donde se ocupó de ampliar, profundizar y reforzar su visión democrática, complementándola con un pilar económico de fundamental importancia. En el último tercio de su ponencia se refirió al conflicto israelí-palestino. Netanyahu y cualquier otra persona que haya criticado con dureza las palabras del presidente deberíanmejor examinarlas muy de cerca.

Obama, un presidente afro-americano considerado "izquierdista", adoptó inequívocamente la esencia de la narrativa sionista-israelí. Dudo que podamos hallar hoy a un solo político palestino en actividad que esté dispuesto a aceptar los términos utilizados por él.

¿Y qué dijo el presidente? Entre otras cosas, lo siguiente:

- "Los límites de Israel y Palestina deben basarse en las fronteras de 1967 con intercambios de mutuo acuerdo". De haber actuado con prudencia, Netanyahu no habría tenido ningún inconveniente para aprobar estos términos ya que el tamaño y la ubicación de los territorios destinados al intercambio no están pre-determinados.

- "Una paz duradera implica dos estados para dos pueblos: Israel, estado judío y patria del pueblo judío, y el Estado de Palestina, patria del pueblo palestino". De acuerdo con Obama, los palestinos deben reconocer a Israel como Estado judío y renunciar, en la práctica, al derecho de retorno. Ningún otro anterior presidente estadounidense, incluyendo a los amigos más incondicionales de Israel, ha expresado abiertamente la posición de Estados Unidos en una forma que resulte tan acorde con la postura sionista-judía nacional.

En la parte del discurso dedicada a la economía, Obama se comprometió a liberar a un democrático Egipto (enfatizando el calificativo "democrático") del pago de mil millones de deuda, y a proporcionarle otros mil millones en garantías de préstamos. No obstante, aclaró de inmediato que esa ayuda no habría de constituir el elemento más importante: El modelo económico deseable para los Estados árabes, según Obama, "se basa en garantizar la estabilidad financiera, en promover reformas y en integrar los mercados competitivos entre sí y con la economía mundial". Habló de una economía moderna que fomente las exportaciones, los acuerdos de libre comercio y el espíritu empresarial.

¿Qué se puede decir acerca de ese modelo? El Ministro de Finanzas israelí, Yuval Steinitz, no podría haberlo dicho mejor.

Desde hace dos años, muchos grupos han intentado darle a Obama la imagen de un enemigo de Israel que trata de congraciarse con los árabes, mientras oculta sus tendencias comunistas. Sin embargo, nada de eso es cierto. El último discurso del presidente acaba de demostrarlo una vez más. Fue un alegato digno de un pensador de gran amplitud, de un demócrata liberal, de un líder con principios y de un admirador de Israel.

Fuente: Yediot Aharonot - 3.6.11
Traducción: www.argentina.co.il