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El legado de Sharón

Ariel SharónLos obituarios ante la tumba fresca de Ariel Sharón expresan los idearios de quienes los expresan pero no necesariamente su concepción política y militar. Uno de sus allegados, precisamente un líder de la izquierda israelí, Yossi Sarid, dijo saber la mala opinión que tenía Sharón de algunos de los que hoy lo despiden - insinuando al actual primer ministro Binyamín Netanyahu y al actual presidente, Shimón Peres -, y que si no hubiera caído en coma hace ocho años, sería rememorado como el Libertador de Palestina.

Para quienes lo recuerdan como combatiente militarista, y para los que lo recuerdan por el contrario como pacifista, dedico los siguientes datos que deberían tenerse en cuenta para evaluar una política aún quizás incomprendida.

En la Guerra de Yom Kipur de 1973, como comandante de infantería en el frente sur, se negó a cumplir las órdenes recibidas de sus superiores de hacer rendir a la Tercer Armada Egipcia estacionada en la península del Sinaí, salvando asi el honor del Ejército egipcio. Con el cese del fuego la batalla terminó sin vencedores ni vencidos. La falta de humillación y victorias roturó el camino para las negociaciones de separación de fuerzas emprendidas por Henry Kissinger el 28 de octubre de 1973, que permitieron la posterior visita dramática de Sadat a Israel el 19 de noviembre de 1977, y la subsiguiente Cumbre de Camp David cuyo resultado fue la firma de la paz con Egipto.

Sadat, probablemente consciente del rol de Sharón en el campo de batalla, preguntó si éste se encontraba entre los que llegaron al aeropuerto a participar de la ceremonia. En el caluroso apretón de manos con Sharon, Sadat le dijo: «Te quise atrapar en el canal», a lo que Sharón respondió: «Ahora puedes atraparme como amigo». Sadat y Sharón mantuvieron un contacto estrecho y el líder israelí tuvo iniciativas de ayuda agrícola y estratégica en favor de Egipto.

Como ministro de Agricultura, Sharón fomentó el desarrollo agrícola de los territorios palestinos. Entre la izquierda israelí se sostenía que Israel necesita una paz de colaboración con fronteras abiertas, que incluye el mutuo reconocimiento. Sharón expresó en su estilo de derecha lo que otros decían en lenguaje de izquierda: «Hay que obligar a los árabes a vivir en convivencia con nosotros». ¿Qué es, sino, en la misma medida, decir que hay que obligarnos a nosotros mismos a vivir en colaboración con ellos?!

Sharón consideraba que Arafat era un obstáculo para la paz e intentó debilitar su fuerza política en la Primer Guerra de Líbano, en 1982, a fin de reforzar a sus rivales, los dirigentes que residían en los territorios ocupados, a quienes estimaba partidarios de una paz estable con Israel. La idea de Sharón era presionar a Arafat para obligarlo a escapar a Damasco, lo que entonces se denominaba «enviar al ratón a la jaula siria». Arafat quedaría así neutralizado bajo el dominio del presidente sirio, Hafez al-Assad.

Fue Menajem Begin, entonces primer ministro israelí, quien salvó el liderazgo de Arafat, al decidir no avanzar sobre los cuarteles centrales de la OLP en Beirut. Como respuesta a la decisión de Begin, Sharón reclutó a Itzjak Rabín, entonces miembro de la oposición en el Parlamento, quien en una visita a Líbano, declaró lo que Sharón quería escuchar: que es necesario reforzar el bloqueo a Beirut y cerrar la ruta Damasco-Beirut.

Finalmente, contra la recomendación de Sharón y Rabín, el Gobierno de Begin decidió «liberar» a Arafat, con sus fuerzas y armas, que se retiraron de Beirut como victoriosos.

En enero de 1988, Sharón afirmó que Israel debía asumir parte de la responsabilidad por las consecuencias de la guerra de 1948, y asegurar la rehabilitación de 15.000 refugiados palestinos dentro de la Línea Verde (línea de armisticio que separa Cisjordania de Israel) incluyendo la responsabilidad de ofrecerles vivienda y trabajo.

En 2002, como primer ministro, Sharón inició la construcción de la cerca-muro de separación entre Israel y los territorios ocupados a raíz de ataques terroristas. Contrariamente a la opinión común, Sharón construyó la cerca-muro con mucha vacilación, lentamente, solo y bajo la presión masiva de la oposición y de la opinión pública. Más aún, nunca la terminó. Es probable que suponía que una cerca-muro pondría en peligro su idea de una coexistencia futura basada en la apertura de fronteras. Según el diplomático norteamericano, Dennis Ross, el verdadero constructor de la cerca-muro fue el terrorismo palestino.

La retirada unilateral de Gaza fue, entre otras cosas, un gesto de buena voluntad, cuyo objetivo era dar un impulso al proceso político. Por eso Sharón propuso no destruir viviendas e instalaciones agrícolas para que éstas sean usufructuados por los refugiados palestinos y mejorar así su situación económica, a diferencia de la retirada del Sinaí tras la paz con Egipto, cuando Begin ordenó destruir la ciudad de Yamit:

Sharón, sin embargo, apoyó la creación de asentamientos judíos durante la mayor parte de su carrera política. Pero él veía en los colonos «rehenes de la paz». Según su programa, cuando se firmara un acuerdo definitivo, ellos servirían como puente para la paz. Así como los ciudadanos árabes de Israel prefieren fronteras abiertas, la presencia de ciudadanos judíos en Palestina sería funcional para impedir el cierre de fronteras.

Pero la mayoría de los colonos no hizo ningún intento por crear simpatía de la población árabe hacia ellos y no tiene ninguna voluntad de integrarse como ciudadanos del futuro Estado. En tal situación, el antecedente del desalojo de asentamientos en la Franja de Gaza otorgaría una eventual legitimación al desalojo de colonos de Cisjordania, como un mal menor.

Bajo la condición de una paz verdadera, Sharón estaba dispuesto incluso a dividir a Jerusalén. Tal como se reveló recientemente, estaba dispuesto a transferir los barrios árabes de Jerusalén a la soberanía palestina, a condición de que ellos revelen de su parte una obligación sin concesiones a combatir el terrorismo. Según su idea, Jerusalén debería ser una ciudad unida que sirva como capital para dos Estados, a condición de que no se transforme en una segunda Berlín.

Sharón se opuso con determinación a basar la seguridad de Israel en armas atómicas. En su biografía comentó que nunca comprendió a aquéllos que creen en un balance de horror nuclear. Sus palabras insinuaban con claridad a la política de Shimón Peres, actual presidente, quien declaró que «el balance de terror superará la hostilidad».

Contrariamente a las conclusiones de la «teoría de juegos» de Israel Aumann y Thomas Schelling, laureados ambos con el Premio Nobel, quienes en los años '60 y '70 fueron los teóricos de la perpetuación de la Guerra Fría, Sharón sostenía que no se debe delegar la seguridad de Israel en manos del juicio racional del enemigo. Se opuso en efecto a todo tipo de estrategia nuclear militar disuasiva. Convivir bajo la amenaza nuclear no era, para él, una opción de convivencia:

Las concepciones de Sharón son controversiales, y se puede discutir su operatividad. Pero en todo caso, no hay que confundir entre resultados de la acción por un lado y programas y fines por el otro. Ya Kant indicó, que los resultados de nuestra acción no nos pertenecen con exclusividad. Sólo las intenciones son totalmente nuestras. Los resultados de la política no pertenecen sólo al autor que los programa sino también a sus rivales.

Habría que evaluar la política de Sharón de acuerdo a sus intenciones, a fin de distinguirlas de los resultados, que llegan influidos por las posiciones y los pasos que dan los demás.

Hay en efecto muchas dificultades cuando se recorre este camino. Lo claro es que una biografía política de Sharón está aún por escribirse.