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Aduladores dañinos

Bashar y Hafez AssadJudíos de la diáspora y analistas internacionales continúan sin recibir una clara respuesta acerca del interrogante que representa la enigmática dicotomía entre repetidos y exitosos operativos y acciones militares y diplomáticas israelíes frente a sus persistentes y escandalosos fracasos en materia de hasbará (esclarecimiento) internacional - difusión de posiciones y argumentos oficiales.

En esta preocupante situación, medios de difusión acostumbrados a propagar posiciones oficiales israelíes reiteradamente se aferran  a expertos o personalidades conocidas internacionalmente que asiduamente alistan su pluma en efusivos artículos o exposiciones favorables a Israel. En su desesperación, en muchos casos, a estos medios no les importa o no toman en consideración serias contradicciones hipócritas de los autores, o en el peor de los casos, el uso de argumentos o posiciones que finalmente causan un serio daño a la imagen de Israel.

En varias ocasiones resalté los enormes perjuicios que Pilar Rahola causó en sus apasionados artículos en defensa del Estado judío y las colectividades judías de la diáspora. En esta oportunidad nos centraremos en Daniel Pipes, renombrado analista político estadounidense especializado en terrorismo, islam y Oriente Medio, otra conocida estrella que brilla en defensa de Israel en las páginas de los medios de difusión judíos del mundo.

Los trágicos acontecimientos del último tiempo en Siria, especialmente la confirmación del uso de armas no convencionales por parte del gobierno en su enfrentamiento contra quienes lo quieren derrocar, nos dan la oportunidad de proyectar los nefastos aportes de este conocido adulador de Israel.

Hafez Assad, padre del actual presidente Bashar al-Assad, tomó el mando de Siria en 1970 y de ese modo fundó la dinastía de la familia en el control del país. Con la muerte de Assad padre, en 2000, Pipes le dedicó un articulo donde lo catalogó de «monstruo» y «déspota totalitario» que llevó a su país a «un trágico fracaso que hizo que millones sufrieran innecesariamente» [1].

Cuando comenzaron las escaramuzas internas en Siria, en Mayo de 2011, Pipes salió de inmediato exigiendo la urgente destitución del presidente sirio. Los motivos eran muchos, aunque insistío que el principal era «servir de aliado de referencia de Teherán». Es interesante citar sus apreciaciones: «Mucho peor que el régimen de los Assad no será. Ha llegado la hora de sacar del poder a Bashar» [2].

A los pocos meses parece que la brújula ideológica de Pipes sufrió sus primeras averías de modo que se comenzaron a percibir ciertos cambios bruscos en la dirección, por no decir un viraje de 180 grados. Ante una creciente demanda de una intervención norteamericana por la sangrienta represión del gobierno con decenas de miles de víctimas mortales, Obama decidió mantener su posición de neutralidad. Pese a una masiva crítica internacional, Pipes salió sorpresivamente en su defensa argumentando que «más vale malo conocido que otro régimen más totalitario que oprima a su población, amenace a sus vecinos y brinde apoyo crucial a los mulás de Teherán. Yo soy partidario de la política norteamericana de no intervención» [3].

Hacia fines de 2012, Pipes ya dio un vuelco total tirando por la borda el principio tradicional norteamericano de exigir democracias. Este distinguido analista se preguntó «¿un orden liberal y democrático tiene más posibilidades de emerger con ideólogos islamistas que se imponen en las urnas, o con dictadores avarientos sin ninguna agenda en concreto más allá de su propia supervivencia y ambición de poder?». La respuesta fue tajante: «Los islamistas son todavía peores que los dictadores» [4].

Las atrocidades que se cometen en Siria, con más de cien mil víctimas registradas, llevaron a prácticamente todo el liderazgo de Israel a demandar una rápida intervención internacional alineada detrás de EE.UU. Sin embargo, Pipes siguió y se reafirmó en lo suyo. Ahora exigió que «los gobiernos occidentales deben apoyar a la perversa dictadura de Bashar Assad». Inconcebiblemente, da la impresión que se deleita viendo como la masacre persiste. Ante la continuidad de los enfrentamientos entre ambos bandos llegó a afirmar que «es mejor que ninguno de los dos bandos gane» [5].

Ahora que en estos días se confirma el uso de gas mortal por parte del ejército de Assad, sería conveniente que Pipes aclare su posición. Fuera de su inexplicable zigzagueo analítico, de no retractarse y persistir en su últimas posiciones, dará por explicito que el argumento de Israel como la única democracia de Oriente Medio carece de todo valor.

La continuidad de sus sermones de gurú cobijados en páginas de medios judíos de la diáspora asestará un nuevo golpe mortal a la ya vapuleada hasbará israelí.

Ojalá me equivoque...

[1] «El león de Siria era en realidad un monstruo»; D. Pipes; Web Daniel Pipes; 12.6.2000.

[2] «Es hora de sacar del poder a Assad»; D. Pipes; Web Daniel Pipes; 29.5.11.

[3]  «Siria: defensa de la inacción estadounidense»; D. Pipes; Web Daniel Pipes; 25.2.12.

[4]  «Son preferibles dictadores a islamistas elegidos democráticamente» D. Pipes;  Web Daniel Pipes; 23.12.12.

[5] «Apoyar a Assad»; D. Pipes; Web Daniel Pipes; 11.4.13.