Cannot get Tel Aviv location id in module mod_sp_weather. Please also make sure that you have inserted city name.

Europa muestra los dientes, Israel la cara

Tras una profunda hibernación política que se prolongó por más de 4 décadas, el oso europeo abre sus ojos y muestra sus dientes a Israel. Desde el cese del fuego en la Guerra de los Seis Días, la mojigatería que caracterizó la conducta del viejo continente le condujo a simular sentirse moralmente escandalizado por la colonización civil del Estado hebreo en los territorios conquistados luego de dicho enfrentamiento bélico a la par que se convertía en su gran socio y compinche en todos los aspectos.

Este proceso facilitó la rápida conversión de Israel en una gran potencia y por este camino poder adoptar posiciones prepotentes y arrogantes que le permitieron reírsele al mundo en la cara.

En una sorpresiva decisión, la Unión Europea anunció que no volverá a firmar ningún acuerdo con Israel que no excluya expresamente a productos, proyectos o instituciones relacionados, localizados o con actividades en zonas ocupadas como consecuencia de la guerra de 1967.

Pese al carácter erróneo, perverso y mal intencionado que los voceros oficiales israelíes y sus medios allegados desean adjudicar a la repentina decisión europea, para una precisa comprensión vale la pena dejar bien en claro la argumentación de la UE.

La conducta de países en conflicto bélico se rige por normas internacionales enmarcadas en las diferentes versiones de la Convención de Ginebra. Bajo estas reglas un país tiene derecho de mantener bajo su control militar un territorio ajeno conquistado como resultado de una guerra hasta que se arribe a un acuerdo de las partes. Lo que está expresamente prohibido en esos territorios bajo su dominio, y en ciertos casos pueden llegar a ser enmarcado en la categoría de crímen de guerra, es llevar a cabo un proceso de colonización de población civil.

Europa no niega el derecho de Israel a protegerse o de lograr fronteras defendibles por medio de negociaciones con sus vecinos. EE.UU, el gran amigo y sirviente de Israel, y todos los países del mundo (salvo casos curiosos como Micronesia, Nauru o Palao) coinciden con esta posición pero consideran los asentamientos judíos en los territorios ocupados a partir de 1967 como un delito y una transgresión de normas internacionales. En ese sentido y con la evidencia de una insaciable predisposición a profundizar la colonización civil israelí en Cisjordania, los europeos se basan en argumentos muy razonables al no estar dispuestos a tratar o llevar adelante proyectos que incluyan la participación de personas o instituciones de Israel vinculadas directa o indirectamente a lo que todo el mundo considera un delito de usurpación.

Este corto análisis de la disputa entre la Unión Europea e Israel alrededor de los asentamientos judíos en los territorios conquistados no puede finalizar sin degustar algunas replicas dentro del menú israelí a la decisión europea.

Uri Ariel, flamante ministro de Vivienda, recurre al sentimentalismo fanático enarbolando nuevamente la gastada y banalizada bandera de otra Shoá en puerta. «Se trata de una decisión cargada de un fuerte racismo y discriminación hacia el pueblo judío que trae a la memoria la segregación que le hicieron a los judíos en Europa ya hace mas de 66 años”», declaró el ministro miembro del partido ultranacionalista religioso, Habait Haiehudí [1].

Miri Regev, representante del Likud y presidenta de la Comisión de Interior del Parlamento, adoptó una posición que muy bien se podría interpretar afirmando «somos delincuentes internacionales, pero no estamos dispuestos a  aceptar críticas de delincuentes de la misma categoría». En una entrevista radiofónica afirmó: «La desfachatez de los países europeos, en especial Francia e Inglaterra, es simplemente indignante. Inglaterra salió a expediciones de conquista en las Islas Malvinas usurpando tierras argentinas sólo por el petróleo y el egoísmo. Francia se aprovechó de África Occidental durante la historia por la avaricia del dinero, oro y petróleo» [2].

Naftali Bennett, ministro de Economía y Comercio y líder del partido Habait Haieudi, dio un claro ejemplo del humanista y comprensivo judaísmo moderno cuando le sugirió a Netanyahu: «Si las sanciones europeas no se cancelan, debemos sabotear los esfuerzos de paz del canciller norteamericano Kerry» [3].

Sin lugar a dudas, la más prepotente de todas fue la réplica del primer ministro Netanyahu. En una corta conferencia de prensa declaró que «no aceptamos dictados externos con referencia a nuestras fronteras» [4], expresión que muy bien se puede interpretar como que somos lo suficientemente fuertes como para colonizar hasta los Montes Cárpatos, si es que decidimos que son las fronteras más seguras para Israel.

Esta corta revisión nos demuestra hasta qué punto Israel mostró la cara cuando la Unión Europea solo le mostró sus dientes. Nadie se debe sorprender de los estruendosos fracasos de los esfuerzos de esclarecimiento - difusión y promoción de posiciones internacional - de Israel cuando la desesperación lleva a los líderes a basar sus posturas con argumentos tan ridículos y exiguos.

Lamentablemente la falsa sensación de poder ilimitado e invulnerabilidad nos condujo a abandonar la fuerza de la razón para alistarnos detrás de la razón de la fuerza.

Ojalá me equivoque...

[1] «El mapa político israelí dividido en relación a la decisión europea»; Walla; 16.7.13.

[2] «Miembros del Parlamento responden a la decisión de la Unión Europea»; Arutz 7; 16.7.13.

[3] «Bennett sugiere a Netanyahu: Sabotear los esfuerzos de Kerry»; Maariv; 17.7.13.

[4] «Netanyahu responde a la decisión de la Unión Europea»; Haaretz; 16.7.13.