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Gas, conflictos y más gas

gas copyHace aproximadamente una década que la zona del mar Mediterráneo oriental esta aumentando su importancia en hidrocarburos, sobre todo gas. Es por eso que al conflicto que hay en Oriente Medio principalmente por la tierra - aunque está cruzado por lo religioso, político y económico - hay que sumarle la disputas por las aguas.

El Mediterráneo oriental se encuentra sobre ricos yacimientos hidrocarburíferos descubiertos en los últimos años. La lucha por estas aguas es por el gas que hay abajo y por las importaciones directas por gasoductos hasta Europa. Israel se ubica en el centro de la escena.

Los descubrimientos de ricos yacimientos en esta zona del mar que conecta a tres continentes son una muy buena noticia para países con alto gasto de dólares en importaciones de energía como Israel. Aunque también podrían ser buenas para pobres como Libano y la Autoridad Palestina (AP).

Egipto también es un importante jugador energético del Mediterráneo oriental con proyectos de explotación en actividad. En agosto último, la empresa petrolera italiana Eni informó que descubrió un importante yacimiento en las aguas de Egipto - en el bloque llamado Shoruk - que podría ser el más grande de todo el mar. La petrolera italiana calcula que contiene un potencial de 850.000 millones de metros cúbicos en unos 100 kilómetros cuadrados de extensión.

El problema es que, producto del alto nivel de conflictividad, nunca estuvieron bien determinadas las fronteras marítimas entre estos países y ahora los conflictos de Oriente Medio por el territorio pueden trasladarse en forma de disputa por el gas a las aguas de esa zona del Mediterráneo.

Israel está en el centro de la escena por sus intenciones en las aguas disputadas del norte con Libano, las del este con la AP y Egipto. Cuenta con un aliado comercial cercano como Chipre, con algunos proyectos de exploración petrolera conjunta.

Hay que tener en cuenta que Israel y Libano nunca se pusieron de acuerdo en el trazo de las fronteras de esas aguas desde 1948, con la creación del Estado de Israel después de la Segunda Guerra Mundial. Son 870 km2 en litigio donde, según el Instituto Francés del Petróleo, habría 340.000 millones de metros cúbicos de gas.

El Estado que gobierna Binyamín Netanyahu está corriendo más rápido la carrera y se anotó algunos yacimientos sobre aguas disputadas. No son pocos los analistas políticos internacionales y especialistas de Oriente Medio que afirman que hay condiciones para una escalada bélica por las aguas del Mediterráneo oriental.

Según un informe publicado por el diario «Financial Times», entre mayo y agosto de este año Israel importó desde la región kurda de Irak el 77% de los barriles de crudo que consume. Israel está en conflicto con Irak, aunque no con los kurdos iraquíes. Hasta 2011, el 43% del crudo que consumía Israel lo importaba de Egipto. Esto marca la gran dependencia que tiene Israel en las importaciones de petróleo y gas y el interés estratégico que tiene sobre las aguas mediterráneas.

De todas formas, a medida que va avanzando, Israel va convirtiéndose de a poco en un jugador importante sobre las reservas gasíferas del Mediterráneo. En 2012, sus reservas alcanzaron los 950.000 millones de m3, cuando consume alrededor de 7.000 millones por año. Israel planifica instalarse como centro de la escena gasífera en esas aguas, mirando en sus propias necesidades pero también en futuras exportaciones hacia Europa. La contracara es Libano, que teniendo un fuerte potencial de gas sobre esas aguas, importa el 96% de la energía que consume.

Pero los descubrimientos de hidrocarburos traen conflictos que se suman a los ya existentes en Oriente Medio. Israel y Egipto se encuentran en disputa por los yacimientos del Mediterráneo oriental y por el control de la ruta comercial hacia Europa a través del gasoducto El Arish-Ashekelon. Egipto anunció que se va a oponer a que Israel exporte gas hacia el viejo continente por ese ducto, si es que el Estado hebreo aumenta sus reservas y producciónde gas.

A partir de los descubrimientos recientes de gas, el Mediterráneo oriental se está convirtiendo en una rica zona hidrocarburíferas y, por supuesto, en un objetivo estratégico. Los anuncios de distintas empresas petroleras de nuevas formaciones gasíferas llamaron la atención de los países involucrados y los riesgos de una escalada bélica en aguas del Mediterráneo crecieron. El gobierno de Netanyahu quiere controlar el gas del Mediterraneo y ya anunció que en 2016 comenzarán las actividades de explotación del enorme yacimiento de Leviatán, que se suma al de Tamar, que comenzó a explorarse en 2013. Sólo la cuenca de Leviatán podría contener 3.452 billones de m3, es decir, el 14% de las reservas de Qatar.

Israel también avanza por el control de otras zonas como el campo de Gaza Marina 1 y 2 de las aguas del Mediterráneo de la Franja de Gaza. Se calcula que estos campos gasíferos podrían contener 40.000 millones de m3. El Gobierno del país hebreo reconoció los derechos de explotación de los campos petroleros y de gas de la AP, pero, determinado por el histórico conflicto, Israel le impide extraer el gas del mar a los palestinos o a empresas privadas que tengan algún interés. La forma de controlar este campo de gas en las aguas de Gaza es impidiendo que lo extraigan los propios palestinos.

El panorama de dependencia energética israelí podría cambiar en el corto plazo si es que logra imponerse en las disputas por estos yacimientos y gasoductos o si continúa descubriendo nuevos campos de gas en sus aguas. Lo cierto es que en esta zona del Mediterráneo se cruza lo estratégico y comercial con los conflictos territoriales de Oriente Medio.

Las formaciones hidrocarburíferas son: Karish (50.000 millones de m3 de gas), Dalit, Tamar (250.000 millones de m3), Leviatán (540.000 millones de m3), Noa, Mari-B, Gaza Marina 1 y 2, Afrodita (140.000 millones de m3), Zohr (850.000 millones de m3 de gas), entre otras menores.

Todos juntos, los yacimientos del oriente del Mediterráneo ubican a Israel como zona de gran interés estratégico en materia energética y de gran importancia geográfica por su conexión directa con Europa. Habrá que prestarle especial atención a los futuros descubrimientos, a los avances de la explotación y, al mismo tiempo, a lo que ocurra con los conflictos bélicos en tierra firme.