Cannot get Tel Aviv location id in module mod_sp_weather. Please also make sure that you have inserted city name.

Juventud, demografía y violencia

syria 617x462 12Un estudio dado a conocer recientemente por la fundación norteamericana «Population Action Internacional» llegó a la conclusión de que gran parte de los conflictos internacionales de mayor gravedad de los últimos tiempos - Irak, Afganistán, Sudán y Congo - se produjeron en países que tienen de común una población muy joven. Según el informe, el 80% de los conflictos que estallaron entre las décadas del '70 y '90 se llevaron a cabo en países en el que al menos el 60% de la población tiene menos de 30 años.

El trabajo, hace hincapié en el caso de Nigeria, el país más populoso de África, con 132 millones de habitantes y un importante productor de petróleo, como ejemplo de los riesgos que presentan países inestables, con una gran corrupción, altos porcentajes de pobreza y una población muy joven.

En Nigeria, casi las tres cuartas partes de la población tienen menos de 30 años. Menos de la mitad de la mujeres asistieron a la escuela y menos del 10% conoce métodos contraceptivos modernos.
            
Según el informe, reseñado por Celia W.Dugger en «The York Times», casi mil millones de personas viven en países cuyos porcentajes de natalidad son de por lo menos 4 hijos por mujer, entre ellos, Nigeria, Afganistán, Irak, Pakistán, Somalia y Sudán. Si no se producen cambios, las poblaciones de esos estados se duplicarán en 35 años.
        
El mismo tema ha sido estudiado a fondo por el sociólogo alemán Gunnar Heinsohn, profesor de la Universidad de Bremen, cuyo libro «Hijos y poder mundial:  el terror en el auge y la decadencia de las naciones» ha sido objeto de un amplio análisis y debate en la prensa europea.
       
Heinsohn sostiene que los jóvenes tienden a la violencia porque la sociedad no puede brindar satisfacciones a un gran número de ellos, incluso si hubiera suficientes lugares de trabajo y la calidad de vida pudiera ser mejorada. A su juicio los jóvenes no están frustrados porque tienen demasiado tiempo libre y escasas perspectivas de futuro.  
       
Para Heinsohn los jóvenes están hambrientos de prestigio y de visibilidad social, algo que  la sociedad sólo puede dar a un número reducido. Su forma más notoria de «marcar presencia» es la violencia que puede asumir diferentes formas y fundamentarse con toda clase de ideologías.
      
A juicio del sociólogo alemán, cuando los jóvenes entre 15 y 29 años de edad constituyen más del 30% de la sociedad, la violencia es prácticamente inevitable. Heinsohn recuerda que en Gaza, donde la población de menos de 15 años constituye el 47% de la población, las mujeres suelen tener entre 6 o 7 hijos.  
        
De los 27 países con mayor población de jóvenes, 13 son musulmanes. Dentro de una década, los países islámicos constituirán la cuarta parte de la población mundial. En el 2020, de continuar las tendencias demográficas actuals, habrá 1.000 millones de jóvenes en edad de combatir (15-29 años) en naciones islámicas, africanas y asiáticas; sólo 65 millones serán europeos. En cambio, en el mundo musulmán habrá 300 millones de jóvenes con escasas oportunidades de trabajo y progreso individual.
       
El profesor Heinsohn define a las naciones con tasas de fertilidad de 1.5 o menos como países que viven un proceso de agonía. De acuerdo con estas pautas, unos 30 países europeos pueden calificarse de moribundos o, como Francia, incapaces de evitar que minorías étnicas o religiosas cambien su cultura y su población.
      
A juicio del sociólogo alemán, una de las claves para reducir la violencia en el mundo es disminuir las tasas de natalidad. Esto podría ser evitado mediante la difusión más amplia de los métodos de control y el deseo de utilizarlos. Sin embargo, esta opción no existe en sociedades muy tradicionales debido a la oposición religiosa.
     
El profesor Heinsohn recuerda que no es la primera vez que Europa se encuentra al borde de la extinción. Durante el siglo XIV, los estallidos de peste bubónica y la presión de ejércitos musulmanes redujo la población europea de 70 a 40 millones.

En 1484, el Papa Inocencio VIII respondió a la crisis decretando la pena de muerte «para personas de ambos sexos que maten a niños en el vientre materno o impidan a las mujeres concebir».

Las parteras, que eran expertas en el control de la natalidad y el aborto, era perseguidas y muertas.

Los resultados fueron inmediatos, y los niveles de fertilidad alcanzaron entonces los de hoy en Gaza o en Nigeria.

Hacia 1510, el número de nacimientos de varones casi se había duplicado. Entre 1500 y 1914 , el promedio de hijos que tenían las mujeres de Europa Occidental era de seis, el doble del promedio durante la Edad Media.
           
El profesor Heinsohn es particularmente pesimista sobre Europa. Si el viejo continente se hubiera multiplicado por 4 como lo hizo Estados Unidos entre 1900 y 2006 (de 75 a 300 millones) los 1.600 millones de europeos aún serían más que los chinos (1.300 millones) o los hindúes (1.100 millones). Pero la proporción de jóvenes en edad military, que era del 27% en 1914, es menor hoy (9%) de lo que era en el año 1500 (11%). Por lo tanto el presunto pacifismo de la Europa de hoy es una forma de disfrazar su debilidad.

Si Heinsohn no tiene una opinión demasiado halagüeña de Europa tampoco es muy indulgente con su propio país: Alemania. El experto recuerda que hasta 1914 las mujeres tenían un elevado número de hijos, muchos de los cuales combatieron a la República de Weimar en las calles en 1933. Si ese porcentaje se hubiera mantenido, hoy Alemania tendría 550 millones de habitantes de los cuales 80 millones serían hombres entre 15 y 30 años. En una audición nocturna de televisión, Heinsohn planteó el dilema de si esos 80 millones serían tan pacifistas como lo son los siete millones de jóvenes de la Alemania de hoy.
        
A la luz de estos hechos demográficos indiscutibles, cabe preguntarse si la actual campaña de acuchillamientos de los palestinos contra los israelíes no es una válvula de escape encontrada por los jóvenes para escapar a la falta de perspectivas de sus vidas y no a la famosa «ocupación» israelí, o un recurso del liderazgo palestino de recurrir como siempre al chivo emisario clásico para eludir una decisión polémica y dolorosa: pagar el precio que implicaría una paz con Israel.