Imprimir

Apaciguamiento en 1938 y en 2015

Barack Obama y Neville ChamberlainHaciendo orden en mis archivos encontré un elocuente material explicativo de la BBC de febrero de 2009 sobre el apaciguamiento de Hitler por parte del gobierno británico en 1938. El artículo es muy claro, sintético y didáctico.

Creo de interés presentar un resumen del texto de la radio y televisión británica acompañado por el de un analista anónimo que analizará el apaciguamiento actual con los mismos parámetros. Cada lector sacará sus propias conclusiones sobre el pasado y el presente.

Pregunta la BBC ¿Porqué el apaciguamiento? y sigue una carta de Chamberlain a su hermana en 1938 que dice «Sólo hay que mirar el mapa para ver que nada de lo que podíamos hacer, hubiera salvado a Checoeslovaquia de ser invadida por los alemanes».

Respondiendo a la misma pregunta nuestro anónimo comentarista cita una respuesta de Barack Obama a un periodista de «The New York Times»: «Sólo hay que mirar el mapa para ver que no podemos hacer nada. Es la zona más turbulenta del mundo del mundo e Israel es un país muy pequeño odiado por muchos países grandes. No podemos hacer nada para evitar que sea atacado».

El texto de la BBC sigue explicando: «Apaciguamiento significa rendirse a la amenaza y la intimidación. Hoy mucha gente critica a Chamberlain por haber tratado de apaciguar a Hitler. Pero existían varias razones por las cuales Gran Bretaña apaciguó a Hitler en los años '30. Los historiadores atribuyeron toda clase de motivaciones a Chamberlain: que actuó por cobardía, que fue engañado por Hitler, que su rendición fue un acto noble de su parte para evitar un baño de sangre, que él trataba de ganar tiempo para que Gran Bretaña pudiera rearmarse, etc.

Pero la BBC subraya: Sin embargo, las cinco principales razones fueron las siguientes:

1) Alguna gente en Inglaterra aprobaba la política de Hitler.   

2) El pueblo británico tuvo la esperanza de que una Alemania poderosa pudiera detener el crecimiento de la Unión Soviética comunista.  

3) Mucha gente creyó que los acontecimientos en Europa no eran de incumbencia de Gran Bretaña.  

4) Mucha gente en Gran Bretaña quería la paz.  

5) Mucha gente en Gran Bretaña estuvo de acuerdo con Hitler de que el tratado de Versalles era injusto.

El imitador de la BBC en nuestros días da la siguiente versión: «Los analistas y politólogos atribuyeron toda clase de intenciones a la política anti-israelí y pro-palestina de la mayoría de los países, pero las cinco razones principales son las siguientes:

1) Mucha gente es antisemita y no tolera la idea de un Estado judío, más allá de cuáles hayan sido las causas de su conflicto con los palestinos, los árabes y el mundo musulmán.

2) La mayoría de la gente esperaba que si se permitía que los musulmanes desquitaran sus odios contra los judíos, dejarían tranquilo al resto del mundo.

3) Muchos europeos, norteamericanos, africanos y latinoamericanos entendieron que las matanzas árabes y musulmanas eran algo lejano, que había que mantener lo más lejos posible. Y si por esa tranquilidad había que pagar el precio de la desaparición de Israel, valía la pena.

4) Mucha gente quería paz a cualquier precio y creía que las matanzas en Siria y en Irak nunca llegarían a sus países.

5) Muchas personas estuvieron de acuerdo con las quejas de que la ocupación de los territorios palestinos por Israel era inadmisible, y mucho más censurable que las decapitaciones del Estado Islámico (EI) o los nueve millones de refugiados causados por la guerra civil siria.

El texto de la BBC sigue recordando que si bien hubo personas destacadas entre las que sobresalía Winston Churchill, en 1938 la abrumadora mayoría estuvo de acuerdo con Chamberlain y lo elogió cálidamente.

Sobre la actitud de minorías y mayorías hoy dice el comentarista anónimo: Hay algunos pocos militantes contra el islam agresivo pero la gran mayoría no quiere involucrarse y no se atreve a criticar al terrorismo islamista porque quizás podría traer consecuencias desagradables. En cambio, prefiere apoyar la causa de los palestinos que tiene una gran difusión internacional y no acarrea la menor molestia. El hecho de desconocer los detalles del conflicto no tiene importancia porque nadie duda de que se trata de una causa políticamente correcta.

El documento de la BBC termina exponiendo los siguientes ocho resultados del apaciguamiento en 1938:

1) La política de Chamberlain permitió que Hitler se fortaleciera.

2) Le dio tiempo a Gran Bretaña a rearmarse.

3) Humilló a Gran Bretaña. Ningún país en Europa Central volvió a confiar en ella.

4) Abandonó a millones de personas a merced de los nazis.

5) Causó la guerra al estimular a Hitler a pensar que podría hacer lo que quisiera sin enfrentar la menor resistencia.

6) Le dio a Gran Bretaña un reconocimiento moral cuando vino la guerra. Los británicos reconocieron que su país hizo todo lo que estaba a su alcance para mantener la paz.

7) Una política diferente no habría detenido a Hitler quien ya había decidido ir a la guerra.

8) Fue un noble intento de impedir la muerte de millones de personas en la guerra, pero obviamente no logró su objetivo.                                                                                                                                                     

La imitación actualizada de este análisis de la BBC resume en estos términos las ocho consecuencias de la política de Europa y los Estados Unidos hacia las guerras del islam y el problema palestino.

1) La política de prescindencia o de intervención ocasional y limitada de Occidente permitió la extensión del conflicto a dimensiones catastróficas.

2) Dio tiempo a las organizaciones islamistas más radicales a armarse más y a organizarse mejor.

3) Los atentados en Occidente y la puja de las organizaciones islámicas por imponer su estilo de vida humillaron a la civilización occidental y generaron desaliento y escepticismo respecto a la posibilidad de mantener la democracia basada en la libertad individual y en el pluralismo en las ideas.

4) La política ambigua de Occidente, y principalmente de parte del presidente Obama y su asombrosa decisión de evitar toda clase de lucha de ideas, llevó a que muchos no entendieran la magnitud del desafío planteado al mundo por una ideología belicista basada en la religión cuyo objetivo es hacer retroceder a la humanidad a la época de las conquistas árabes en África y en Europa en los siglos VII y VIII.

5) Las votaciones de Europa en las Naciones Unidas contra Israel, las presiones unilaterales contra Israel en relación al problema palestino, la indiferencia del mundo, y particularmente de los países musulmanes, frente a las matanzas del EI y las crueldades del gobierno de Bashar al-Assad, convencieron a los líderes iraníes de que nadie protestaría demasiado si sus militares utilizaban la bomba atómica contra Israel.

6) Tardíamente el mundo reconoció que las advertencias de Israel contra la bomba iraní eran justas pero el desastre humano causado por las víctimas del bombardeo iraní y por la represalia israelí crearon una realidad terrible e irreparable.

7) La opinión pública europea y norteamericana cambió de actitud hacia Israel. La severa actitud crítica se transformó en lástima al igual que después del Holocausto.

8) Algunos historiadores concluyeron que la política de Obama y de Europa de buscar un entendimiento con Irán y una solución del problema palestino a costa de Israel había sido una política noble pero equivocada, que llevó a la supremacía islamista en el mundo y al hundimiento de la modernidad. Otros historiadores, no sólo islámicos, dijeron que la destrucción de Israel fue una bendición ya que si los judíos habían sido siempre un peligro para toda la humanidad, al tener un Estado, su capacidad de dominar el mundo se había multiplicado. La derrota de conquistas modernas como el avance de los derechos de la mujer, de las minorías sexuales, de la libertad de ideas  y de la tolerancia para las diferencias étnicas, ideológicas, religiosas y filosóficas fue celebrada con entusiasmo por pensadores ultraconservadores en distintas partes del globo. Un líder de un partido de izquierda que apoyó con vehemencia el islamismo expresó su punto de vista en una frase muy breve: «Fuimos unos perfectos idiotas».