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Decir la verdad

verdadActualmente, no suele parecer políticamente correcto criticar a la Autoridad Palestina (AP). Su presidente, Mahmud Abbás (Abu Mazen), ha logrado que se afiance en la comunidad internacional su imagen como dirigente moderado y por ende su oficina en la Muqata es centro de peregrinación de todo líder del mundo que quiere dialogar con el lado palestino.

Pero hay cosas que deben ser dichas, aunque «no quede bien». De figuras en la AP salen declaraciones que lejos están de ser aceptables en el marco de una legítima discrepancia entre partes en conflicto. Cuando el llamado es al asesinato y el mensaje es dar legitimidad a atentados contra civiles inocentes, no hay justificativo posible alguno.

Antes de entrar en detalles, una aclaración. Hemos escrito repetidamente a favor del diálogo con Abbás. Lo escuchamos personalmente años atrás en campamentos de refugiados, hablando (en árabe por cierto), contra «los operativos militares», y lo relatamos repetidamente. No decía «terrorismo» y no hablaba de consideraciones morales, pero su mensaje era contra la violencia, aunque más no fuere por considerar que no sirve al interés palestino, y eso ya era de gran importancia.

Aquellas declaraciones quedan opacadas por actitudes que ha tenido repetidamente en los últimos meses, tanto el discurso difamatorio y totalmente mentiroso que pronunció en la ONU luego de la guerra en Gaza, como sus pronunciamientos contra la presencia de judíos en el Monte del Templo y sus diversas acusaciones ponzoñosas contra Israel.

Aún así, consideramos que hay que hallar la forma de volver a negociar, convencidos de que no habrá otro modo de buscar una solución, que no sea mediante el diálogo.

Pero hay que poner los puntos sobre las íes de forma clara y categórica. Alegar que todo está bien de parte de la AP, que cualquier cosa que diga su gente es lógica porque son percibidos como «moderados» en comparación con Hamás, no ayudará a encontrar ningún tipo de solución y no estará sirviendo a la verdad.

Nadie pretende que la AP sea vocero sionista ni que concuerde con políticas de Israel. Tiene todo el derecho del mundo a criticar, discrepar y discutir. Pero hay líneas rojas que no se pueden pasar. Y los mensajes de los últimos días, las han cruzado.

Aquí, pues, algunos ejemplos concretos, que por cierto no nos produce satisfacción ninguna detallar. La fuente es la organización Palestinian Media Watch.

- Este martes 18 de noviembre, día del atentado en la sinagoga en Jerusalén, el presidente Abbás condenó el ataque. Poco después, la página oficial de Al Fatah en Facebook dejó en claro que la condena no fue sincera, sino producto de presiones internacionales.

Lo hace presentando un video en el que quien fuera guardaespaldas de Yasser Arafat, aparece contando cómo actuaba el otrora líder palestino cuando había algún ataque contra Israel y el entonces presidente de Egipto Hosni Mubarak le exhortaba a condenarlo.

El texto que acompaña al video dice: «Para aquellos que discuten con Al Fatah: por qué la Autoridad Palestina condena operativos de sacrificio».

Y así dice el ex guardia de Arafat: «Cada vez que había un operativo en Tel Aviv, Arafat salía a decir que lo condenaba, claro que después de presiones.(…) El hermano Arafat salía a condenar diciendo 'estoy en contra de matar civiles'- y eso no era cierto». (El video original fue transmitido el en canal Youtube de la BBC en árabe, el 1 de abril de este año).

- El asesor de Abbás, Sultán Abu al-Einein, se manifestó elogiosamente sobre el atentado en la sinagoga, presentándolo como «operativo heroico», en su página de Facebook. Colocó allí imágenes en las que se ve claramente los charcos de sangre y judíos muertos con sus mantos de oración. Y junto a una foto en la que aparece uno de los atacantes muerto, con un cuchillo de carnicero manchado de sangre a su lado, el asesor presidencial puso la palabra «mártires».

- Jamal Tirawi, uno de los voceros de Al Fatah, fue citado por el portal noticioso Donia al-Watan, diciendo que se daba «la bienvenida al operativo de martirologio (Istishad) en Jerusalén» que «escoltamos a los mártires de la familia Abu Jamal al paraíso». (Los terroristas eran dos primos, Uday y Ghassan Abu Jamal).

- En la misma ya citada página de Al Fatah en la red social (Fatah-Main Page), hubo una celebración inmediata del atentado anunciando que se reparten caramelos por el «operativo realizado para vengar la ejecución del mártir Yussuf al-Ramuni y las violaciones de la Mezquita de Al Aqsa».

- Ya hemos escrito aquí repetidamente sobre las mentiras difundidas acerca del supuesto peligro en el que se halla la Mezquita de Al Aqsa. No lo repetiremos. Ramuni era el chofer árabe hallado colgado días atrás, cuya muerte fue atribuida a «judíos radicales» de inmediato, sin prueba de nada ni motivo alguno. El hecho que en la autopsia que se le realizó en presencia del patólogo Dr. Saber al-Aloul, enviado por la propia familia del muerto, no se halló señal alguna de violencia y se llegó a la conclusión que el hombre se había suicidado, no sirvió para poner fin a la difamación e incitación gratuita.

- Otro asesor, miembro de Al Fatah, Ahmad Assaf, declaró en un comunicado que «el ataque fue un resultado natural de las violaciones israelíes en Jerusalén».

- La página de Facebook del «Movimiento Palestino de Liberación Nacional-Fatah», colocó imágenes del atentado y los cuerpos en medio de la sangre, acompañados del siguiente texto: «Fotos de la operación heroica en Jerusalén. Ayer decían 'muerte a los árabes' y no se dieron cuenta de que era muerte a los judíos».

Lamentablemente, la lista no termina aquí. Pero el mensaje, consideramos, está claro. Hasta que este enfoque de fondo no cambie, nada solucionará el conflicto entre Israel y los palestinos. No servirán acuerdos sobre asentamientos, retiradas ni ningún otro tema presentado hoy como el corazón del problema.

No cambiará nada si otro Gobierno asume en Israel, si la izquierda logra volver al poder, en lugar del actual Gobierno conservador. Basta con recordar atentados cometidos durante negociaciones y procesos de paz.

Independientemente de la necesidad de llegar a un acuerdo sobre todos los temas en discusión, el corazón del conflicto es otro: el mensaje letal que emana de todo el veneno aquí explicado, para el que, lamentablemente, hay otros numerosos ejemplos que en algún momento, así tememos, habrá ocasión de mencionar.

Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay