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Parashat Hashavúa - Shminí

Desfile de modelos

 - En la vida, ser un ejemplo no es una elección, sino que depende de la función que desempeñamos en nuestra sociedad o en nuestro grupo. En realidad, todos, en mayor o menor medida, somos imitadores e imitados. Casi que es una ley de la naturaleza.

Parashat Shminí, la porción de la Torá que leemos esta semana, aborda en sus primeros versículos esta temática. En ella leemos: «Y fue en el octavo día que llamó Moisés a Aharón y a sus hijos y a los ancianos de Israel. Y dijo a Aharón: 'Toma para ti un becerro por expiación y un carnero por holocausto, sin defectos, y ofrécelos delante del Eterno» (Vaikrá; 9; 1-3).

Aharón, hermano mayor de Moisés, es convocado para acercarse al altar de sacrificios y - según parece - tenía miedo y vergüenza. Parte del pueblo - cuentan nuestros sabios - comenzó en aquel momento a difamarlo: «Han visto a Aharón», decían, «ayer sirvió al becerro de oro; hoy quiere servir a Dios».

Aharón se sentía impotente; advirtió que había perdido credibilidad; su corazón latía con fuerza y todo su ser estaba atemorizado. ¿Cómo dar lustre, nuevamente, a su imagen? ¿Cómo hacer para recuperar el prestigio perdido?

Aharón era un modelo, y casi que no lo sabía; su permisividad en el episodio del becerro lo transformó en un anti-líder, preso de la burla popular.

Y es la misma Torá la que le da la enseñanza, a él y a nosotros. «Toma para ti un becerro por expiación y un carnero por holocausto, sin defectos, y ofrécelos delante del Eterno. Y a los hijos de Israel háblales diciendo: Tomad un macho cabrío por expiación y un cordero de edad de un año, sin defectos, por holocausto».

«Primero - dice Moisés a Aharón - expiarás tú; luego expiará el pueblo. Debes demostrarle a Israel, que tiene un líder con la humanidad suficiente para reconocer sus errores y - sólo allí - recuperarás la autoridad para exigirles rectitud y honestidad. Debes marchar al frente del pueblo también a la hora de la autocrítica; ellos también te tomarán como ejemplo cuando limpies tus transgresiones en público».

Ya lo dijo alguna vez Rabi Iojanán Ben Zakai: «Bienaventurada es aquella generación cuyos líderes son suficientemente hombres como para admitir sus pecados». Esos son los modelos a imitar.

¡Shabat Shalom!