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“Al escenario voy sin banderas”

David BrozaDavid Broza (56), uno de los más famosos cantantes de Israel, que ya lleva décadas de creación musical, no necesita mucha presentación. Ninguna, por cierto, en Israel, tampoco en España, y se lo conoce ampliamente también en varios otros países en los que se ha presentado. Estos días llegó a Uruguay. Cantó en "El Galpón". Hubiéramos querido publicar esta entrevista antes de su presentación, pero esperamos que la disfruten también ahora.

- David ¿qué te lleva esta vez a Uruguay? Vas también a Brasil...
- Me encanta el público latinoamericano y me alegra tener la posibilidad de viajar a presentarme allí nuevamente, tanto en Uruguay como en Brasil.Por mi vínculo con España, puedo cantar allí las canciones en español. El detonante esta vez es un aniversario de Habonim Dror, y me parece fabuloso. Claro que también iré a visitar escuelas de la comunidad.

- Entonces combinarás las canciones en hebreo ante públicos judíos, y las canciones en español ante todos los que vayan a escucharte.
- Por supuesto, lo latino es muy importante. La verdad es que el enfoque de vida latino, que siento, que es más "light", me resulta sumamente agradable. Lo recuerdo claramente de mi viaje anterior hace unos años.

- En aquella oportunidad también tuve el gusto de entrevistarte antes de tu partida a Uruguay. ¿Qué recuerdas de aquel viaje al pequeño y lindo Uruguay?
- Justamente eso, pequeño y hermoso. Recuerdo que me encantó Montevideo. También estuve en Punta del Este. Y me gustaría mucho poder llegar no sólo a audiencias judías sino de Uruguay en general, porque siempre me interesó que mis materiales lleguen al público todo, que se abran. Por eso también canto en español e inglés y creo que eso puede acercar a mucha gente.

- Me imagino que puede haber gente que se sorprenda por tu vínculo tan fuerte con España; cantas en hebreo canciones que canta Joan Manuel Serrat en español; hay muchas cosas que lo destacan.
- Es cierto. Es que mi relación con España es realmente fuerte. Yo viví mucho en España, de niño. Pero además, en el 2000, viajé a vivir allí por tres años. Grabé en español.

- De ahí vino tu primer álbum todo en español, Isla Mujeres.
- Es cierto. Lo hice con Javier Ruibal.

- Recuerdo que te presentaste con él en Tzavta, en Tel Aviv, hace muchos años.
- Realmente hace muchos años. Fue en el marco de actividades culturales con el Instituto Cervantes. Luego traje a Luis Pastor y a Jorge Drexler.

- ¿Sigues muy en contacto con Jorge, este uruguayo que ha logrado tantos éxitos?
- Sí, somos muy amigos. Es muy talentoso. Y ahora también a su hermano Daniel le está yendo muy bien. Jorge y yo nos conocimos hace años, en 1998, cuando fui a España a promover unos álbumes. En un programa de radio que se llama "Goma Espuma" me trajeron a un joven que me dijeron era mi máximo admirador, un joven cantautor, Jorge Drexler. Nos hicimos muy amigos. Me cantó una canción mia que me gusta mucho y cuya interpretación me entusiasmó. Le propuse que escribamos juntos en español; que él escriba la letra y yo la música; y así hicimos juntos nuestro primer "hit", llamado "Raquel busca su sitio". Está en el álbum "Raquel". La verdad es que hicimos muchas cosas juntos. Luego él tradujo al español una canción que yo hice con Shalom Janoj.

- ¿Sabe bien hebreo?
- Tiene un hebreo fantástico. Y luego llegó su gran "boom" al ganar el Oscar. Desde entonces puedo decir muy orgulloso que soy amigo de Jorge Drexler; pero bromas aparte, se merece el éxito. Es, ante todo, un buen amigo. Es una buena persona. Un intelectual, un maravilloso músico y humilde. Y tiene una hermosa familia que pude conocer personalmente.

- David, tu cercanía al tema español va por cierto más allá del dominio del idioma.
- Por supuesto. Es otro mundo, es un trozo de vida que llega con esa cultura. Yo lo siento en especial en el caso de España, con mucha profundidad y mucho romanticismo. Quizás en Israel vemos más la influencia del Maghreb por un lado y Rusia por otra falta algo de lo latino, que a mí me hace mucho bien.

- Pero eso ha cambiado en los últimos años; se mantienen esas fuertes influencias que mencionas, pero todo el tema del español tiene un auge impresionante en Israel. Comenzó con el canal de telenovelas y es hoy en día algo muy grande. Inclusive hubo en la televisión, en el canal VIVA - el canal del amor, como le llaman en Israel - clases de español patrocinadas o al menos en colaboración con el Instituto Cervantes, lo cual dio una gran legitimidad al género; todo eso por el tema del español, de la cercanía a lo latino.
- Es cierto. Y diría que en el álbum que acabo de sacar, "Safá Shlishit", que significa Tercer Idioma, creo que aparecen todas las influencias. La española me parece muy fuerte.

- Aunque el álbum es en hebreo.
- Así es.

- Recordemos que ya tienes 30 álbumes.
- Es cierto. Ya son muchos. Y me gusta, cuando llego a un lugar, también captar si conocen canciones y saber qué les gustaría escuchar.

- Hace unos años entrevisté a una cantante muy conocida que viajó a presentarse en Uruguay y le pregunté si llevaría consigo en el repertorio canciones que sintiera que son apropiadas en especial para la zona; y me respondió que ella no viajaba para entusiasmar al público sino para presentar su arte. ¿Hay una contradicción entre ambas cosas a tu criterio?
- Puedo simplemente decirte que siento que mi arte, mis canciones, se han tornado populares. Estoy entreteniendo a la gente, no voy para luchar contra nadie. Claro que llevo mi arte, pero me importa, al cantar, saber que les gusta en especial "Ramito de violetas", "La mujer que yo quiero", "Shir Ahavá Bedui" (canción de amor beduino) o "Ihié Tov" (Estará bien). Y siento que presento mi arte. Pero también cuando canté hace poco en Quito, Ecuador, llevo los mismos materiales y siento que el público se entusiasma igual. Claro que un público judío, seguro conoce más mis canciones.

- Y pueden entender el hebreo, captar por lo tanto las canciones de otra forma.
- Eso es verdad. Y si siento que también un público general, no judío, disfruta de un espectáculo mío con canciones que escribí en Tel Aviv. Para mí eso significa mucho. Yo estoy a favor de públicos combinados.

- David, tú vas a cantar y presentar tus canciones. ¿te parece que en la práctica también te verán como representante de Israel?
- Si uno busca símbolos, puedo entender, pero creo que mi única responsabilidad es por el espectáculo que voy a presentar, que sea del máximo nivel posible desde el punto de vista artístico. Quiero dejar una impronta. Y si esa impronta es "made in Israel", mejor todavía. Pero no es que canto enarbolando banderas. Mi casa está aquí; y me muero por esta casa, por este hogar que es Israel para mí. Podría vivir en Madrid. Podría vivir en París. Lo he hecho; he pasado mucho, pero volví aquí. Es el lugar en el que siempre quise estar, el que me resulta más interesante. En el espectáculo mismo, no llevo banderas de nadie, pero durante el resto de la visita hay también otras cosas; si voy a visitar una escuela, voy con mi corazón israelí. Eso sí.

- Es interesante; separas tu arte, tu espectáculo, del resto de tu actividad.
- Sí. En la otra parte, fuera del escenario - donde lo único que hay es mi arte - siento no sólo responsabilidad sino también que estoy en una misión. Y si puedo durante mi estadía encontrarme con gente, ir a escuelas, a movimientos juveniles - no me importan si son de derecha o de izquierda - verme con jóvenes y quizás encender en ellos una chispa de identidad, me alegro, quiero hacerlo. Eso es un tema importantísimo, lo más importante del mundo. Yo quiero que mis hijos, mis nietos - cuando lleguen - tengan una identidad clara. Gracias a Dios, la utopía creada en su momento en Israel aún existe a nivel de ideología quizás disimulada, que aún puede encender chispas en la gente. Todo eso, en medio del gran lío que es Israel.

- Una forma delicada de presentarlo...
- Soy muy consciente de los problemas que hay en Israel y me preocupan muchísimo. Pero no estoy desesperado. Aún creo que en Israel la situación es muchísimo mejor que en otros lados. En España ahora cada uno está cuidando su hipoteca, su comida diaria, pero aquí hay algo creo yo, que une a todos; más allá de diferencias que por cierto también existen. Y lo vimos hace poco en las protestas sociales imponentes que hubo.

- ¿Fuiste a las manifestaciones?
- Por supuesto.

- Lo destacable de esas protestas en Israel fue que no salieron a la calle sólo aquellos que lidian directamente con dificultades serias, y por cierto no sólo gente que no tiene casa propia, sino gente que económicamente siente que no tiene problemas especiales, pero que quiso identificarse con una lucha justa.
- Exactamente. Yo no tengo ningún problema con mi propia existencia. Y está perfecto que en Israel uno se puede hacer rico y los ricos no se escapan a Montecarlo. Pero mi problema es si el colectivo vio perjudicada su base desde el punto de vista social. La base existe pero hay que fortalecer varios elementos que unen a la sociedad aún en sus diferencias. Y si uno quiere buena educación, buena policía, buenos servicios médicos, hay que pagarlos. Y todos tienen que participar en ello. El gobierno tiene que encargarse de que el pastel sea repartido en forma lógica, sin injusticias.

- Y está por supuesto el tema político, la realidad de conflicto, a pesar de lo cual insistes en que este es tu lugar...
- Claro. De afuera nos dicen que es un problema que somos "ocupantes". Yo sé que hay aquí un problema. En la guerra de los Seis Días en 1967 nos atacaron, repelimos los ataques y pasó mucho tiempo desde entonces. Creo que ahora debemos hallar la forma de llegar a una solución, de negociar y llegar a la calma al fin. Pero si nos quedamos allí, en los territorios que tomamos cuando repelimos los ataques, es un problema ya más de 40 años. Pero aún si no entramos en detalles al respecto, tengo claro que a pesar de todo, me siento muy bien acá y quiero vivir acá. ¿Y cómo es que estoy tan bien si tantas cosas están tan mal? Porque vivir acá me recuerda el entusiasmo y la chispa por la ideología a través de la cual creo aquí mi identidad.

- Tema clave para ti, como ya explicaste antes...
- Así es. No me disculpo nunca por lo que pasa en Israel, pero sí tengo que explicar a los demás lo que me explico a mí mismo. Y creo que es como una lucha. Y está bien; no hay que asustarse de hacerlo.

- ¿Y cómo es esa lucha? ¿Cómo es vivir en Israel? ¿Por qué te gusta tanto vivir en Israel?
- Porque es mi lugar; nací acá; mi madre nació acá; mi abuela nació acá. Acá están mis raíces. Me gusta el idioma. Me gusta la esencia de la gente. Y me gustan las dificultades de acá. Y hasta las tonteras son mías, porque ésto es mío.

El sueño de la paz

- David, tú estás identificado con el apoyo a los esfuerzos por lograr la paz entre Israel y los palestinos. ¿Cuál es tu vivencia al respecto?
- Crecí en una casa en la que siempre fue muy importante hallar soluciones a conflictos en general. Claro está que el conflicto entre Israel y los árabes era la prioridad. Mi abuelo, al que se conocía como "Major Aaron" en inglés, que fue asesor político de nuestro primer Presidente Jaim Weitzman y fue fundador, en Londres, del movimiento Ijud Habonim. Ya de mayor, creó un lugar muy especial llamado "Neve Shalom" (Wahat al-Salaam).

- Un lugar increíble,muy especial; es la localidad judeo-árabe israelí cuyo nombre en español sería "Oasis de la Paz"...
- Exactamente. Allí está sepultado. El lo creó; fue de los fundadores junto con el Padre Bruno. Quería que sea un centro educativo, pedagógico, para temas de solución de conflictos y lucha por la paz. Creía que Jerusalén tiene que ser la Ciudad de la Paz. El entonces alcalde de Jerusalén, Teddy Kollek, consideraba que Jerusalén debía permanecer unida sólo como capital de Israel; mi abuelo fue entonces a crear "Neve Shalom". Allí viven judíos, musulmanes, cristianos... Y en mi casa, cuando yo era adolescente, todo este tema era de conversación diaria; influyó mucho en mi persona.

- Y luego escribiste "Ihié Tov"-que podríamos traducir en algo así como "Estará bien" o "Las cosas irán bien", cuando llegó el Presidente de Egipto, Anwar Sadat, a Israel en noviembre de 1977.
- Así es. Junto con Yehonatan Geffen. Eso me conectó mucho con "Paz Ahora". Fui a todas las manifestaciones y me identificaban como el cantante que trae el mensaje de paz. Y con el transcurso de los años entablé contactos con artistas palestinos. Hace doce años que trabajo con un conjunto llamado "Sabrin" (lo escriben Sabreen); son palestinos de Jerusalén Oriental que trabajan a varios niveles; hacen talleres musicales, componen música para películas, publican álbumes, tanto en Ramallah como en los territorios.

- ¿No se presentan juntos?
- No; no es cómodo para ellos ni es demasiado seguro.

- ¿A qué te refieres?
- Aunque pueden grabar conmigo y hacer clips, presentarse sobre el mismo escenario con un cantante israelí puede ser un problema para ellos.

- ¿Te refieres a que pueden atacarlos por presentarse contigo? O sea, a lo que podría hacerle su propia gente.
- Sí. Podrían, cuando vuelven a casa, atacarles, molestarles.

- A ustedes los une una relación profesional y una amistad...
- Ante todo, amistad.

- ¿Puedes, a través de esa experiencia, ver cuánto falta a israelíes y palestinos para conocerse?
- Por supuesto. Tanto israelíes como palestinos tienen que hacer mucho para poner énfasis en el tema del vínculo entre los pueblos, o sea entre la gente. Las relaciones interpersonales son claves. La política no puede ayudar en eso. Ningún político me dijo nunca que vaya a ser amigo de Saíd de "Sabrin", pero tampoco me alienta a eso. Claro que no es que nos encontramos en Ramallah.

- Pero me dijiste que son de Jerusalé Oriental...
- Así es. En realidad, cuando se construyó la barrera separatoria, ellos quedaron del otro lado, pero pasaron enseguida al nuestro para no perder la oportunidad de seguir haciendo sus cosas, de desenvolverse como antes.

- Quisieron estar del lado israelí...
- Sí.

- Significativo...
- Además, sus estudios están en Sheikh Jarrah. Son el conjunto más popular en Cisjordania.

El proyecto social

- David, tu también actúas en temas de ayuda social...
- Es verdad. Hay un lugar llamado "Moadón Spivak", para lisiados, que mi padre ayudó a construir. Desde los 7 años de edad mi hermana y yo estamos muy vinculados al lugar. Siempre que puedo hago presentaciones para ellos y trato de ayudar. Otro proyecto es "Na Lagaat", el teatro con actores y ciegos.

- Creo que dar enriquece no sólo al que recibe.
- Eso es indudable. También me impresiona ver qué felices pueden ser y cómo su limitación física no les frena, no impide que sean buenos actores y que se destaquen en lo suyo.

Fuente: Seminario Hebreo de Uruguay