Cannot get Tel Aviv location id in module mod_sp_weather. Please also make sure that you have inserted city name.

Con Shlomo Slutzky sin punto y aparte

Shlomo SlutzkyDespués de un exitoso estreno en el Festival Internacional de Cine Judío en Jerusalén y en la TV israelí, llega a la Argentina «Sin Punto y Aparte», el documental que nos devuelve a los vertiginosos años 70 de la juventud judeo argentina, con la  perspectiva que otorgan 35 años de trajinar de su realizador, Shlomo Slutzky, que arriba para presentar su película en Buenos Aires y en varias ciudades del interior del país.

«Sin Punto y Aparte» es la primera co-producción cinematográfica - de hecho - entre Argentina e Israel, dado el apoyo a su realización del INCAA argentino y la TV Pública israelí.

En la sinopsis de la película, Shlomo Slutzky nos cuenta: «A fines del 2008 y después de 32 a?os como periodista y cineasta en Israel, soy enviado a Córdoba, en mi Argentina natal, a cubrir para la TV israelí el juicio al Luciano Benjamín Menéndez, un general  acusado de la desaparición y muerte de cientos de ciudadanos argentinos durante la última dictadura militar, entre ellos muchos jóvenes judíos que habían militado en las filas del sionismo socialista. Como yo.

 No imaginaba entonces cómo el reencuentro con la gente y el lugar me lanzarían tras los rastros de amigos del pasado - algunos muertos, otros que fueron presos, torturados o forzosamente exiliados - aquellos que llegaron a considerarme 'traidor' por decidir continuar mi lucha y construir mi vida en Israel».

«Sin Punto y Aparte» confronta a compa?eros que en el pasado se acusaron mutuamente de traicionar la 'causa' de la revolución, y hoy pueden juzgar los logros y fracasos de sus vidas que tomaron otros rumbos y otras geografías, con la perspectiva de 30 a?os de experiencia.

Indudablemente «Sin Punto y Aparte» es otra forma de relatar la historia de los a?os 70 en la Argentina, una historia que merece ser contada en primera persona, singular y plural.

- Shlomo, estás por viajar a Argentina con «Sin Punto y Aparte», un documental que recuerda los años de la dictadura militar en el país en el que naciste, concentrándote en el rol de judíos de izquierda contra la misma, muchos de ellos desaparecidos y asesinados en aquellos tiempos oscuros. Antes de entrar también en los ángulos personales, que dan a esta película un tono muy singular y emotivo, me gustaría que recordemos un poco los números de la historia. ¿Sabemos con exactitud cuántos judíos argentinos desaparecieron durante la dictadura militar, cuántos estuvieron presos y cuántos fueron asesinados?
- Mientras que el número total de desaparecidos durante la última dictadura militar en la Argentina se encuentra en cierta discusión - entre los minimalistas que hablan de 14.000 y quienes mantienen el mítico número de 30 mil - respecto de los desaparecidos de origen judío su número es más exacto, y esto se debe a razones como el ser una minoría y por lo tanto más tendientes a estar organizados y documentados en  la vida y la muerte.
Ya en 1999 se hicieron llegar al Juez Baltasar Garzón para su investigación sobre el antisemitismo durante la dictadura, no menos que 1.960 nombres documentados de desaparecidos de comprobado orígen judío. Y desde entonces sólo se suman a ellos nombres de desaparecidos y muertos que no fueron declarados sino en la última década.
Pero los 2.000 muertos de origen judío durante la última dictadura militar representan un número completamente desproporcionado en relación con la cantidad de judíos de la Argentina de 1976 (entre 12 y 20 veces superior). Este número, habla de un comprobado ensañamiento de la represión hacia los judíos, pero expresa a la vez el alto compromiso de muchos jóvenes judíos argentinos - como lo eran mis amigos cordobeses - tanto con la realidad del país en el que sus progenitores se habían refugiado de las persecuciones en Europa, como con su propia historia, la historia de un pueblo que conoce discriminación y persecución en carne propia.

- Tal como se refleja en tu documental, entre los judíos que militaban en la izquierda argentina - y a propósito no digo sólo en el socialismo - había distintos enfoques y matices. Estos quedaron en especial evidencia en lo relacionado, tal cual mostrás en la película, en la visión de Israel y su significado. Pero antes de eso, en Argentina misma… ¿Cómo te parece que habría que hacer la división?
- Una de las conclusiones de estos cuatro años de trabajo, con más de 170 horas filmadas y otras decenas de horas de material de archivo y decenas de entrevistas que sólo la minoría de ellas tiene su expresión en la pantalla de «Sin Punto y Aparte», es que miles de jóvenes judíos que habían militado en el sionismo socialista, en la especial situación de efervescencia revolucionaria de comienzos de los años 70, decidieron ser fieles a su conciencia y se incorporaron a diferentes organizaciones de la izquierda argentina. Podríamos diferenciar entre quienes se sumaron a organizaciones armadas o no, de izquierda revolucionaria declarada o embanderados en consignas peronistas  de «base», pero creo que más allá de esas diferencias, lo que les aunaba era el deseo de participar en la gesta de la sociedad argentina circundante. Hacer la revolución y hacerla ya.

- Y de por medio está también el tema del compromiso con Israel y el sionismo…
- Así es. En este marco, la propuesta del sionismo socialista, de abandonar todo y emigrar a Israel para encarar allí la batalla por la paz y la justicia social, parecía - especialmente en 1973, después de los golpes de estado en Uruguay y Chile - como una propuesta que exigía una capacidad de postergación de satisfacciones que muchos desistieron de asumir.
Creo que estos miles de jóvenes, muchos de los cuales pagaron el duro precio de una masacre sin precedentes de la que resultaron víctimas junto a muchos otros argentinos y latinoamericanos, no pusieron un punto final a su judaísmo. Fue su educación judía libertaria la que los instó a participar en una batalla con tan pocas posibilidades de éxito y fue la memoria de Mordejai Anilevich luchando contra los nazis en el Guetto la que los guió, y no sólo la del Che Guevara. Como me dice Isaac Rudnik: «No traicionamos. Fuimos a implementar la ideología y los principios morales con los que nos educamos en otro camino, pero no dejamos nunca de ser judíos».

- Y en cuanto a Israel y el sionismo ¿se puede hablar de dos grupos claramente distintos? O sea, aquellos como vos que activaban en el socialismo argentino desde una óptica judía y decidieron seguir la vía socialista en Israel ¿tuvieron de entrada un enfoque muy diferente de quienes, como el ex preso compañero tuyo al que acompañás al penal donde había estado recluído, consideraron que Israel no podía ser su lugar?
- Conviene ver la película para entenderlo mejor, pero está claro que el hecho que justamente hayan sido muchos de los jóvenes judíos que se voluntarizaron después de la Guerra de Yom Kipur en octubre del 73 para llegar a Israel y reemplazar en el trabajo a los jóvenes de los kibutzkim que se hallaban aún alistados en la reserva; el hecho que hayan sido jóvenes que tenían formación judía, habla de una cierta desilusión por la realidad con la que se encontraron en Israel, incomparable con la de «revolución a flor de piel» de la que llegaban y con la que la realidad israelí no podía competir.

- Había mucha carga emocional de por medio… En la película vos hablás inclusive de sentimientos muy profundos, como ser que por tu sionismo, tu decisión de irte a Israel y quedarte a vivir en Israel, te sentiste en algún momento como traidor… ¿Hubo momentos de dudas?
- A veces tiendo a compararlo con la sensación de quienes decidieron emigrar a Israel desde la Europa de los días antes del Holocausto. Ellos llegaron a Israel, construyeron el país que permitió salvar años después a cientos de miles. Pero eso no quita que en los corazones y en las mentes de estos pioneros no haya habido por momentos cierta sensación de culpa por sus amigos que quedaron atrás y pagaron el precio por hacerlo. Es la sensación de quien se salvó, y no es necesariamente traición, aunque pueda ser dolor.

- ¿Te parece que tus ex compañeros argentinos judíos, también sentían eso de «traición» respecto a los que fueron a vivir en Israel?
- Mis amigos y yo, a los veinte años que teníamos por aquellos días, veíamos las cosas muchas veces en blanco y negro. Nos han acusado y me han acusado de «traición» por tratar de ser fiel a la lógica de Borojov, aquel revolucionario judío que en los principios del siglo XX definió que los judíos, como pueblo, pueden aportar a la revolución mundial de la mejor manera, luchando por la revolución en su Estado nacional. Amigos se convirtieron en enemigos; «traición» a la causa era una acusación mutuamente enarbolada. Como a los veinte años, como en los años 70.

- Siempre son términos muy cargados y por ende, subjetivos… Vos viajaste a Argentina a cubrir el juicio a un ex militar represor. Se me ocurre que te podías sentir en otro mundo después de tantos años en Israel… ¿Te parece que para quienes estuvieron presos y fueron torturados, o para los familiares de los desaparecidos, el que se haga justicia realmente cura alguna herida?
- Evidentemente que nada devolverá la vida a los asesinados y nada devolverá la buena vida a sus familiares. Pero para quienes durante décadas - décadas, no años - vieron andar libremente por las calles a los secuestradores, torturadores y asesinos de sus seres queridos, quienes los vieron impunes pero también exentos de la obligación de testimoniar ante la justicia y callar o mentir sus crímenes, para quienes mordieron los labios pero nunca tomaron la venganza en sus propias manos, para ellos los juicios y la verdad que deviene de ellos son una forma de cicatrizar las heridas.
Las heridas de los familiares de las víctimas, las heridas de las víctimas sobrevivientes, pero también las heridas de un país que fuera lastimado por ciudadanos de su misma nacionalidad, y que no podría avanzar hacia un futuro mejor sin sincerarse sobre su propio pasado.

- Este documental fue un proyecto cinematográfico conjunto, el primero de hecho, entre  Israel y Argentina. ¿Por qué, en tu opinión, este interés?
- El proyecto «Sin Punto y Aparte» logró sumar al INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) argentino y a la TV Pública por la propuesta argumental y temática y -quizás - también en parte por el récord anterior de sus realizadores. Pero «Sin Punto» goza también del auspicio moral de varias organizaciones de derechos humanos israelíes y argentinas y de la Secretaría Nacional de Derechos Humanos argentina. Para mí, cada uno de estos apoyos, como el de tantos amigos que pusieron el hombro porque sabían la importancia de la empresa que asumimos, y cada testimonio que recibí de tantos entrevistados, fueron una muestra de confianza que me obligaba a seguir, a esforzarme más, a tratar de devolver algo a cada uno de ellos.

- Creo que esta es una oportunidad para destacar que «Sin Punto y Aparte» no es tu primer documental. Has tratado temas de identidad judía en la diáspora, de inmigración a Israel y en tu anterior, el tema de los atentados perepetrados en Buenos Aires en 1992 y 1994 y el temor a un nuevo atentado en Argentina. ¿Me equivoco si supongo que éste, sin embargo, te tocó fibras especialmente personales?
- El nombre «Sin punto y Aparte» expresa entre otras cosas, mi sensación, la de un judío argentino que desde 1976 vive en Israel, de no haber cerrado un pasado que compartí con otros jóvenes judíos argentinos en los años 70, por más que hayamos elegido diferentes caminos, que nos hayamos acusado mutuamente de traición a la causa y sufrido diferentes suertes, convirtiéndose esta sensación en la motivación principal de esta película.
En cada uno de los documentales que realicé de los 90 hasta hoy, siempre hay parte de mí. Y cuando es necesario, y cuando no es un capricho personal, no oculto tampoco datos autobiográficos. Y ciertamente, en «Sin Punto y Aparte» hay una historia que me era importante tratar, una historia que espero que también a otros le sea importante conocer.

- Y habiendo visto el documental, me permito opinar que lo has hecho de modo interesante y emotivo. Para terminar ¿qué otro proyecto está en camino?
- Estoy ya embarcado, junto a colegas de Israel y Argentina, en un nuevo proyecto bajo el nombre interino de «La Revolución de las Flores».  Espero que en un año y medio haya lugar a entrevistarme sobre sus resultados.

- Lo anoto pues. Creo que sería bueno que tu documental sea presentado en Uruguay. ¿No tenés planes al respecto?

- Sin duda. «Sin Punto y Aparte» contiene elemento de la historia argentina y judía, pero contiene un relato universal, que puede ser entendido por un cristiano en los EE.UU y un judío inglés, por un francés de Paris, un israelí de orígen marroquí y por supuesto que también por los amigos orientales del otro lado del charco del Río de la Plata que nos separa pero también aúna.

- Muchas gracias por tu tiempo, Shlomo. Y que sigas cosechando éxitos.


Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay

Notas relacionadas:

"Sin punto y aparte"