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Una voz desde Gaza

La situación en Gaza es compleja y su propia población no la analiza de modo uniforme. Elegimos compartir con nuestros lectores el testimonio de un amigo personal, Omar Shaaban, uno de los más destacados economistas y analistas políticos de la Franja de Gaza.

Lo conocemos personalmente, hemos estado en su casa, junto a su esposa Soher y sus hijos varones Nur y Salaam, aunque desde el golpe de Hamás en Gaza conseguimos verlo solamente durante una visita que realizó, por trabajo, a Jerusalén. Sin embargo, el contacto telefónico ha sido fluído.
Esta es también la vía por la que grabamos ahora el reportaje, pidiéndole su testimonio, ya que conociéndole, sabemos que analiza a fondo y no se deja llevar por meros slogans y frases hechas.

Esta es su visión de la situación actual.

- Omar ¿cómo describirías la vida en Gaza hoy, un año después de la guerra?
- Creo que podríamos decir que hay una gran mejora en los esfuerzos destinados a lidiar con los problemas humanitarios, porque la comunidad internacional y las Ongs locales han avanzado en este sentido. Hay más productos en el mercado, gracias a los túneles y los contrabandos. No me gusta la economía de los túneles, que es una economía negra, pero al menos ayuda a que haya más productos necesarios en el mercado.
El  peor problema con el que lidia la gente en Gaza es el  bloqueo mental, la sensación de que no puede moverse, no puede salir, dejar Gaza, disfrutar; mucha gente tiene la sensación de estar en una prisión.

- Y tienen problemas al respecto tanto con Israel como con Egipto...
- Gaza es como una prisión. Está rodeada del mar, Israel y Egipto. No sólo es difícil viajar a través de Israel sino también de Egipto. El puesto fronterizo de Rafah que conecta con Egipto se abre apenas dos veces por mes y eso, por cierto, no alcanza para miles de personas que quieren o necesitan salir de Gaza. La gente no puede pasar ni por Israel ni por Egipto. Es una gran prisión de la que no se permite que salga un millón y medio de personas.

- Más allá de este cuadro general ¿cómo pasan estos días en Gaza? ¿Me puedes contar un poco más de detalles?
- El problema principal es que no hay esperanza. Uno se levanta de mañana. Si tienes un trabajo, vas a trabajar; si no, te quedas en casa o das vueltas; te encuentras con tus vecinos, hablas de política y escuchas las noticias tratando de buscar alguna salida posible. Terminas el día sin ninguna esperanza verdadera, sin poder ver alguna novedad positiva en nada. Israel continúa su bloqueo, espera que Hamás libere a Shalit; Hamás espera que Israel levante el bloqueo, Egipto espera que los palestinos resuelvan sus diferencias internas y en el medio está la gente, el pueblo, en una lucha en la que no tiene rol alguno. La gente tiene muy pocas opciones de entretenimiento, casi no hay lo que hacer. La vida en se ha convertido en algo muy tradicional: de casa al trabajo, del trabajo a casa... hablando siempre sobre de lo mismo, sin nada nuevo que llegue a Gaza. Casi no hay adonde ir con tu esposa, con la familia, con los amigos para pasar un buen rato. Verdad que tenemos algunos restaurantes y hoteles, pero Gaza es un lugar pequeño, la gente ya conoce todo y la sensación es de estar en una gran habitación sellada, sin aire puro, sin renovación. La vida en Gaza es ahora bastante tranquila, pero muy aburrida. No hay nada especial que se pueda hacer, varias opciones entre las que uno pueda elegir. Hoy la vida en Gaza no es interesante.

- ¿Y sobre cosas más de fondo, quizás más vitales en términos de supervivencia? Por ejemplo ¿hay hambre en Gaza?
- No creo que haya hambre. La gente tiene lo que comer. Las organizaciones internacionales e islámicas atienden las necesidades básicas. Cada dos meses UNRWA (Agencia de la ONU para Refugiados) entrega productos necesarios a las familias carenciadas. ¿Pero qué pasa con la educación, libros, entretenimientos, bibliotecas? El tema no es sólo comida. La gente tiene alimentos. También hay gente pobre, claro, que no tiene suficiente dinero para comprar buena comida, ropa o arreglar sus casas, pero el tema es que además de eso hay otras necesidades, aún cuando haya comida. Tenemos que atender el tema de la cultura, las necesidades culturales y sociales. No hay hambre de comida, pero sí de otras cosas. La mente de la gente se torna más estrecha e insegura acerca de la credibilidad de la comunidad internacional porque no hace lo suficiente. La gente se siente sola, siente que nadie se preocupa por ellos; sienten que fueron masacrados en la guerra de diciembre y enero pero que nadie mostró real solidaridad ni los ayudó realmente. El cierre, el bloqueo, es el problema central.


           Omar, Soher, Nur y Salaam - A pesar de todo, no perder la esperanza

- Sin olvidar el rencor, enojo u odio que supongo que la gente tiene respecto a Israel ¿hay algún punto en el cual la población culpa a Hamás por su situación?
- Claro que sí. En Gaza hay mucha gente educada, instruida. Los palestinos en general tienen una gran conciencia política y ven que cabe dudar si Hamás es capaz  de hacer lo que debe. Hamás fue electo al parlamento en enero del 2006. Lamentablemente no fue reconocido por la comunidad internacional, no logró hacer buen gobierno, no logró desarrollar buenas relaciones con la comunidad internacional. Claro está que el mundo no fue justo con Hamás; creo que le deberían haber dado la oportunidad de cambiar.

- Le dieron, le llamaron a renunciar a la violencia como condición para tratar con ellos, pero Hamás no lo hizo...
- A fin de cuentas, los palestinos - y creo que tampoco otras naciones - pueden esperar que Israel, Hamás y la comunidad internacional se entiendan, porque en definitiva hay necesidades diarias. No podemos esperar hasta el logro de un arreglo definitivo, que puede llevar años. La gente no puede ser tomada de rehén hasta que se consiga algo. Por todo ésto, la gente culpa tanto a Hamás como a la Autoridad Palestina en Ramallah, a la comunidad internacional y al bloqueo de la ocupación israelí.

- Omar, cuando te preguntaba si la gente considera a Hamás responsable en parte por la situación, estaba pensando en otra cosa, no en lo que creo interpretar que tu entendiste. Yo iba más al tema de las prioridades de Hamás, a las opciones que son su exclusiva decisión, al hecho que dedica sumas millonarias a rearmarse en lugar de dedicarlas a la reconstrucción, al bienestar de la gente...
- Estoy de acuerdo, y sí entendí tu pregunta. Pero Hamás, como gobierno, es igual a otros, que hacen lo que les conviene a ellos, no al pueblo. Hay mucha pobreza también en Egipto, inclusive en Arabia Saudita, en Israel, en Gran Bretaña. Los gobiernos siempre optan por sus prioridades según sus intereses. Claro está que los recursos en Gaza son mucho más limitados y que parte de ellos están totalmente controlados por Hamás. El cierre no ha hecho posible que la gente de Gaza se valga por si misma, no se han construido industrias. En Gaza el sector privado es muy dinámico y habría podido hacer mucho por si solo, pero con el cierre es imposible. Gaza solía exportar flores y frutillas a Europa, ¿lo recuerdas? Claro está que Hamás no reparte en forma equitativa los recursos a la población, pero a pesar de eso creo que no es el problema central, sino el hecho que la zona está ocupada, que todos los accesos están cerrados, que no hay movimiento de libre comercio entre Gaza, Israel y Cisjordania como antes...todo eso.

- ¿Crees que el dinero que llega de Irán a manos de Hamás debería ser destinado a otros objetivos, no a comprar armas?
- No entiendo la pregunta. No sé si realmente llega dinero de Irán a Hamás. Lo dicen en las noticias; no sé si es verdad. Pero te diría al respecto que yo, Omar, no quiero el dinero de Irán, no quiero que países como Irán y Siria nos financien. Antes podíamos mantenernos solos, no precisábamos ayuda; lo que necesitamos es que el bloqueo se levante y que podamos hacer las cosas como se debe. Gaza antes no dependía de otros. Yo no quiero que otros nos den plata; la llamamos "plata sucia"; es dinero político, pero nosotros queremos controlar nuestras vidas; recibir dinero de otros, va contra nuestro futuro.

- Al hablar contra la comunidad internacional y la falta de solidaridad, según como tú lo ves, ¿incluyes al mundo árabe en tu crítica? Te lo pregunto porque las peores cosas que he oído sobre los países árabes, han venido de bocas de palestinos en Gaza.
- Hace tiempo que llegamos a la conclusión sobre la falta de solidaridad. Hay 22 estados árabes, 56 países islámicos. Claro que en muchos de ellos simpatizan a los palestinos, más que nada el pueblo, menos los gobiernos. Muchos nos quieren apoyar, algunos ya lo hacen con dinero, alimentos, becas, enviando médicos. Pero el tema palestino no es una crisis humanitaria como Darfur, no ocurre en medio de África. Para nosotros, el tema es político. Por eso esperamos que los regímenes árabes usen sus presiones políticas, aprovechen sus vínculos con Europa, con Estados Unidos, con Israel, para apoyar a los palestinos políticamente y ayudar a que se unan y reconcilien en lugar de estar divididos. Nosotros distinguimos claramente entre la ayuda humanitaria y la política. Los árabes y los países islámicos nos ayudan bastante con el tema humanitario, pero aún estamos esperando apoyo político de los regímenes y pueblos árabes.

- ¿Porqué crees que Egipto está construyendo el "Muro de hierro" bajo tierra para frenar el cavado de túneles entre su territorio y Gaza? ¿No confían en los palestinos?
- No creo que el tema sea que Egipto no confíe en los palestinos, sino en Hamás. Recordemos que antes nunca hubo un muro de este tipo. Los palestinos podían ir a Egipto sin problemas y Gaza mantenía una relación especial con Egipto. Claro está que Egipto tiene derecho a proteger su frontera y a impedir contrabando de los dos lados de la misma, pero creo que el problema no es con Egipto sino con el bloqueo, con Israel. Los túneles cavados bajo tierra en Gaza, hacia Egipto, no son algo bueno, destruyeron la economía, pero es el resultado del cierre, no el problema central. Si hay apertura total, la economía de los túneles se desmoronará.

- Omar, tú y Soher me contaron tiempo atrás que por primera vez en vuestras vidas, planeaban dejar Gaza, irse a vivir a otro lado con los hijos ¿Lo siguen pensando?
- Mucha gente agnóstica, seria, que quiere vivir en paz, que aspira a una vida normal y educar a sus hijos con normalidad, siente que en Gaza no es posible darles una educación normal, una vida normal. Pero somos palestinos, amamos nuestra tierra y quisiera quedarme. Nosotros y otra gente como nosotros podemos hacer un buen cambio en Gaza. Si gente como nosotros se va, se quedarán aquéllos que no creen en la paz y en un futuro mejor. Eso no sería bueno no sólo para nosotros, sino tampoco para Israel y la comunidad internacional. Por eso creo que la gente moderada debería hacer un esfuerzo gigantesco para mejorar las condiciones y garantizar que quienes creemos en la opción de paz, nos quedemos en Gaza. Somos nosotros, el sector privado, los que podemos traer el cambio. Si nos vamos ¿quién lo hará? El resultado sería malo para todos, no sólo para los palestinos. Es verdad que hemos pensado en irnos, pero al final, siento que aquí tengo mi casa, mi trabajo, mi familia, y también un compromiso con mi pueblo.

- ¿Aún crees posible que se pueda dar marcha atrás y volver a los tiempos en los que había esperanza de un cambio, de un futuro de paz, a la época en la que había numerosos planes de proyectos conjuntos en ambos lados de la frontera entre Gaza e Israel?
- Yo nunca perdí la esperanza. Hace diez años, o algo menos, la situación era tal cual la has descripto. Miles de israelíes llegaban a Gaza, se quedaban incluso a dormir, pasaban aquí unos días diferentes; los palestinos podían ir a Israel y a Cisjordania. La paz era la prioridad de israelíes y palestinos. En ambos lados habían amplios movimientos que apoyaban la idea de dos estados para dos pueblos y estaban totalmente a favor de establecer una verdadera  paz. Creo que las dos partes deben saber en qué transar, comprometerse y tratar así de volver a aquellos buenos momentos en los que la paz era la prioridad de todos. Creo que aún podemos volver a eso y que la situación actual es algo excepcional que no puede durar siempre.

- Eso debe incluir un compromiso contra la violencia, porque fue la violencia lo que arruinó todo...
- Por supuesto. Tiene que haber un compromiso para luchar por medios pacíficos, la violencia no es buena para nadie ni para nada en ninguna parte. Nosotros, como parte ocupada, somos débiles, no podemos derrotar a Israel militarmente por la fuerza. Debemos luchar políticamente, en forma pacífica.