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La Espada de Damocles sobre figuras israelíes

Avi Dichter (58), ex jefe del Servicio de Seguridad de Israel Shin Bet y ex-Ministro de Seguridad Interna en el gobierno del entonces premier Ariel Sharón, se tuvo que quedar en casa.

Recientemente recibió una invitación para participar, junto a otros diputados israelíes y delegados palestinos, en un congreso de la Coalición Madrid dedicado a analizar la iniciativa árabe de paz con Israel, un tema en el que ha estado activo en los últimos años, ya que está convencido de que la solución pasará por la fórmula regional.

Conociendo la problemática de figuras israelíes en cargos relacionados a la seguridad, contra quienes organizaciones pro palestinas presentaron denuncias en los últimos años en diferentes países de Europa, atribuyéndoles "crímenes de guerra" en Gaza, quiso cerciorarse de antemano de que no tendría problemas.

Dado que al frente del congreso iba a estar el hasta hace poco Secretario de Relaciones Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, pidió invitación oficial que le daría inmunidad, pero se la rehusaron, señalando que su venida "podría causar incomodidad".

- ¿Qué pasó? Lo invitaron...¿y después le dieron a entender que mejor no vaya?
- Yo pedí confirmar que no tendría ningún problema en España si llego y que no vaya a pasar que alguien que simpatiza con el terrorismo presente una denuncia en mi contra y que las autoridades me detengan. Sé que se ha enmendado la ley en España que permite detención de ciudadanos extranjeros por denuncias no relacionadas a lo sucedido en territorio español, pero todavía no está todo cerrado. Pedí la invitación oficial para evitar problemas, me dijeron que no se podía... y entonces decidí no viajar.

- ¿Resolvió no viajar para no tener problemas o también en señal de protesta?
- No diría que lo que quise fue protestar. Siento, sí, una profunda decepción. En la última década España vivió atentados muy serios. En el 2004, cuando yo estaba al frente del Shin Bet en Israel, fueron los atentados en los trenes. En ese momento estuve en contacto con mis colegas en España. Tratamos de ayudarlos en lo posible. Sé bien qué sucede cuando un país está bajo una ofensiva terrorista. Por lo tanto me sorprende que España, que sabe qué significa combatir el terrorismo, no sepa  apreciar lo que hice aquí, al combatir el terrorismo en Israel. Durante 40 años luché contra el terrorismo y ahora estoy abocado a tratar de promover el logro de acuerdos de paz. Es bastante decepcionante que no puedan garantizar seguridad a una persona así. Me parece que no sería complicado para España poder decir a Avi Dichter que fue invitado a analizar la iniciativa árabe de paz, que  no será detenido por lo que le atribuyen en relación a su lucha contra el terrorismo palestino.

- ¿Dónde está el problema? ¿Cree que España no lidia debidamente con denuncias que presentan organizaciones pro palestinas? Seguramente el problema no es que España no sepa qué significa combatir el terrorismo...
- Creo que España sabe bien qué se esconde detrás de todo ésto. Sabe que quienes presentan estas denuncias contra nosotros son organizaciones que apoyan el terrorismo. Y no me parece razonable que España actúe así con un país pequeño; no me parece que si llega a España  el comandante de las tropas norteamericanas en Afganistán y alguien presenta una denuncia contra él, lo van a detener. Creo que en el mundo de los países democráticos como España y como Israel, hay que respetar a quienes combaten el terrorismo en pro de su país.

- Podrán decirle sus críticos que España no está ocupando a los vascos.
- Creo que es imprescindible recordar hechos concretos. Nosotros ya en 1994 habíamos salido de la Franja de Gaza.  Luego del acuerdo de Oslo, en 1994, Israel permaneció únicamente en Gush Katif, donde estaban los asentamientos judíos. No estaba en las zonas palestinas. Pero eso no puso fin al terrorismo desde allí sino todo lo contrario. Luego Israel transfirió grandes partes de Cisjordania a  responsabilidad palestina: Ramallah, Hebrón, Belén, Tulkarem, Kalkilia, Jenín y zonas entre las ciudades. Cuando estalló la intifada, no solamente nosotros sino también los norteamericanos, los españoles y la Unión Europea en general, consideraron que quien tiene que combatir el terrorismo es la Autoridad Palestina, que para eso formó sus servicios de seguridad armados. Recién después de haber tenido 450 muertos, lanzamos el operativo “Muro de Defensa” y volvimos a entrar en los territorios que habíamos entregado a la Autoridad Palestina. Y cuando nos desconectamos totalmente de la Franja de Gaza, también del bloque de asentamientos Gush Katif, sacando hasta el último soldado de ese territorio en setiembre del 2005, a pesar de todo eso, dispararon más de 8.000 cohetes desde Gaza hacia Israel. Yo quisiera preguntar a quienes nos critican cómo actuarían si desde el País Vasco dispararan 8.000 cohetes hacia otras partes de España.

- Pero desde el punto de vista de los resultados, en lo referente a lo que Israel suele llamar “el daño colateral” - cuando civiles se ven alcanzados por el fuego o perjudicados en un operativo dirigido contra terroristas - ¿no hay en su opinión diferencias entre la lucha anti terrorista que lleva a cabo España y la que libra Israel?
- No hay similitud alguna entre el terrorismo contra Israel y el terrorismo contra España. En los últimos diez años, durante la intifada, Israel tuvo unos 1200 muertos y cerca de 10.000 heridos. Basta con hacer cálculos de proporciones con las cifras de la población española, que en este momento no recuerdo con exactitud. Pero sí recuerdo que en Gran Bretaña, por ejemplo, hay 60 millones de habitantes, casi diez veces más que la población israelí. Imagínese que en Irlanda del Norte hicieran contra Gran Bretaña atentados que costaran la vida de cerca de 10.000 personas (por seguir la misma proporción) y dejaran a 100.000 heridos, en su mayoría civiles. ¿Qué haría Gran Bretaña? No dejarían a nadie en pie. Disparar 8.000 cohetes no es terrorismo “común”. ¿Cuántos atentados suicidas sufrió España? No se puede comparar con lo que nosotros hemos vivido. Aquí hubo cientos de atentados suicidas. ¿Contra qué otro país del mundo están en lista de espera 400 suicidas por año para atacarle en nuevos atentados? Ninguno. Sólo Israel.

- Recuerdo una visita a Israel, años atrás, del Juez Garzón de España. Él destacó en un seminario en Haifa la importancia de luchar contra el terrorismo pero advirtió que una democracia debe hacerlo en el marco de ciertas limitaciones determinadas por el estado de derecho.
- Todos los que combaten el terrorismo en un entorno civil saben cuán complejo es.  Y le puedo asegurar que no hay otros países que combaten el terrorismo como nosotros, que lo hacemos hace tanto tiempo, con una mano atada atrás por limitaciones que nos autoimponemos.

- Si todo está tan bien como usted dice y si Israel lucha con “una mano atada a la espalda” ¿cómo es que todo parece tan mal cuando fluyen condenas y críticas por varios lados?
- Ante todo, no digo que está todo siempre bien. Cuando uno actúa contra terroristas en un entorno civil, sabe que puede suceder que sin intención, inocentes  se vean perjudicados porque los terroristas atacan mezclados entre ellos y a veces no se logra distinguirlos. Pero sé claramente cuántas limitaciones nos autoimponemos. Me consta que en muchas oportunidades no se lleva a cabo un operativo en el que se puede llegar directamente a terroristas importantes por el temor de que inocentes sean alcanzados por el fuego. Cuando era jefe del Shin Bet y luego ministro de Seguridad Interna, me preguntaban a veces cómo duermo de noche. Siempre respondí que duermo bien, porque sé que lo malo no fue cuando actuamos contra terroristas sino todas aquellas ocasiones en las que no lo hicimos, lo cual les permitió a ellos seguir perpetrando atentados contra nosotros. Y cuando no los atacamos, fue porque había civiles cerca y temíamos perjudicarlos. En calidad de quien estuvo al frente de una organización dedicada a combatir el terrorismo, lo peor para mí es pensar cuántos israelíes perdieron la vida por todas aquellas ocasiones en las que no actuamos contra terroristas porque se habían rodeado de civiles.

- Este punto que usted menciona me lleva a un operativo clave en todo ésto por el cual se presentó contra usted y otras figuras israelíes una serie de denuncias y acusaciones de “crímenes de guerra”: el ataque en el que Israel mató a Salah Shehade, jefe del brazo armado de Hamás en Gaza, lanzando una bomba sobre el edificio en el que se hallaba, en Gaza, operativo en el que murieron varios civiles. Se habló siempre de entre 9 y 15 civiles.
- Así es. Salah Shehade era un archi-terrorista, un asesino responsable de numerosos atentados en los que durante muchos años fueron muertos muchos israelíes. Estuvo preso en Israel, lo liberamos en el 2000 y ya a comienzos de la Intifada fue requerido nuevamente. Organizó muchísimos de los atentados de Hamás contra Israel. Intentamos capturarlo pero lograba siempre huir y esconderse entre civiles, en edificios de varios pisos en los que no se podía hacer nada contra él. Recuerdo claramente los momentos en los que podíamos atacarlo pero nos frenamos porque había información que indicaba que su hija chica estaba con él en la casa. En determinado momento llegó la información de que la hija ya no estaba allí y decidimos actuar. Era el 22 de julio de 2002. Lamentablemente, lo que sucedió fue o que la información estaba equivocada o que en el lapso hasta que se concretó la acción, cambió sin que se nos ponga al tanto de eso. Él murió en el ataque pero también varios civiles que vivían en los alrededores.

- Antes cuidaron de no atacarle cuando estaba la hija chica, y al final mataron a más de 10 civiles...
- Fue un problema de información equivocada. No es que dijimos “ataquemos aunque morirán otros con seguridad”. Un año después, en setiembre de 2003, todo el liderazgo de Hamás estaba en un chalet en Gaza. ¡Todos! Estaba el Sheij Yassín; estaba Abd el Aziz–al Rantisi... todos... Pero no atacamos porque habían civiles alrededor... Era una oportunidad de esas que se dan una vez en la vida... No se repite algo así. Pero decidimos no atacar como pensábamos sino sólo hacer algo limitado en uno de los pisos... y todos escaparon con vida. Quién sabe cuántos israelíes murieron porque esos terroristas continuaron planeando y perpetrando atentados. Por todo ésto reitero con plena seguridad: actuamos contra el terrorismo con una mano atada a la espalda.

- De ese escenario, la lucha contra el terrorismo, usted pasó a la política y dijo antes que trata de promover el logro de la paz. ¿Qué está haciendo al respecto? ¿Cómo ve el horizonte?
- No es casualidad que me habían invitado a ese congreso en Madrid. Hace tiempo que me dedico al tema de la iniciativa árabe de paz con Israel, precedida por lo que conocemos como “la iniciativa saudita”. La idea, a mis ojos, es promover paz regional, no sólo frente a los palestinos. Nuestro problema con los palestinos es muy conocido y se agravó considerablemente en los últimos tres años, desde que Hamás tomó el poder en la Franja de Gaza.

- Lo cual influye también en la situación entre Israel y la Autoridad Palestina...
- Por supuesto. Nosotros estamos en un proceso de paz con los palestinos, pero ellos no nos hablan de Gaza, sino sólo de Cisjordania (la ribera occidental, Judea y Samaria). Hace ya dos años que considero que la dirección por la cual tenemos que ir es lograr un acuerdo de paz regional, analizar a fondo la iniciativa árabe de paz. Ante los palestinos hay que garantizar que hablamos con un solo interlocutor sobre todos los territorios o sea Judea, Samaria y Gaza. Tiene que ser un interlocutor, una Autoridad Palestina, con una ley y un arma.

- Pero ni la Autoridad Palestina parece creer que logre volver al status quo anterior al golpe de Hamás en Gaza...
- Para que eso sea posible, la Autoridad Palestina puede valerse de la ayuda de los países árabes o esperar que Israel haga el trabajo. Pero sería un asunto de años, que llevaría a que regresen a Gaza bajo las bayonetas de Israel, algo nada fácil para ellos. Por eso, creo que hay que tomar de la iniciativa árabe la posibilidad de que ellos garanticen que tengamos un solo interlocutor del lado palestino. Israel no puede, bajo ningún concepto, hablar con nadie que no sea la Autoridad Palestina. Si la Autoridad Palestina no retorna a Gaza, Israel no tendrá más remedio, por la actividad terrorista que allí se despliega, que entrar a Gaza. Llevará años  desmantelar la infraestructura terrorista. Pero esa no es la primera opción. Esperamos que funcione la alternativa ya mencionada.

- Si es algo regional, incluye no sólo la arena palestina...
- Por supuesto. Tenemos que ver cuál es la situación con Siria; qué estamos dispuestos nosotros a darles a los sirios. Todos comprenden que el tema del Líbano no se resolverá antes de que se solucione la situación con Siria. Creo que hoy tenemos una oportunidad, sorprendentemente, porque hay comunión de intereses entre nosotros y los países árabes.

- ¿Por Irán?
- Así es. El programa nuclear de iraní constituye una amenaza catastrófica para Egipto, Arabia Saudita y otros países árabes. Claro que no lo dirán abiertamente, pero sabemos, así como ellos también lo saben, que eso será una amenaza real. Yo hasta parafrasearía un dicho conocido y diría que misiles de largo alcance, con cabezales nucleares, pueden crear buenas vecindades. Es que esta es nuestra oportunidad, justamente ahora, para promover esa iniciativa de paz regional.

- Quienes pueden llevar adelante esas iniciativas de modo que se plasme en una nueva realidad, son los gobiernos. ¿Cómo evalúa usted el comportamiento, la política, del gobierno de Netanyahu? ¿Cree que puede conducir al logro de un acuerdo?
- Quiero decirle una frase muy dura. No sé si el primer ministro tiene un camino por el que piensa llegar a la paz. Si lo tuviera, se lo diría a su coalición. Aquellos miembros de la coalición gubernamental que quisieran quedarse, se quedarían, y los que no, se irían. De la oposición, quienes lo quisieran, se le sumarían. Y habría un camino claro. Pero ya pasaron casi dos años desde que se le eligió para formar gobierno y no marcó un camino concreto. Estamos dando vueltas sin un verdadero camino y eso es lo peor. Creo que a esta altura, podríamos esperar que el primer ministro diga "éste es mi camino, quien quiera que se quede y me acompañe, quien no, que se vaya". Yo esperaría, claro, que adopte el plan de la iniciativa árabe. Él sabe mi opinión al respecto. El tema es que es un buen plan y que se trate de avanzar...

- Si llega el momento de la verdad en que el primer ministro ponga las cartas sobre la mesa - si las tiene - y por ello pierda parte de su coalición. ¿Ustedes, en el partido Kadima de oposición, estarán allí para salvarlo?
- Nosotros no estaremos para salvar al primer ministro, sino para marchar por un camino que conduzca a un proceso de paz serio. Si eso lo salva a él, nos salva a nosotros, nos salva a todos; estará salvando al país. Uno no se suma a la coalición para salvar a Bibi,sino al país. Eso es mucho más importante.

- Una pregunta de cara al futuro, pero mirando también al pasado. Cerca de su propia casa, en la ciudad de Ashkelon, cayó durante la guerra contra Hamás un cohete disparado desde la Franja de Gaza. La falta de paz incide aquí sobre la vida de todos, israelíes y palestinos. A sus 58 años ¿cree usted que verá una nueva era, en paz, cuando todavía pueda disfrutarla? ¿Serán sus hijos quienes la vean, o sus nietos?
- Siempre recomiendo a la gente que no cree en un proceso de paz, que piense que estamos hoy en octubre de 1977. Si en ese momento me hubiera preguntado sobre la posibilidad de paz con Egipto, cuatro años después de la guerra de Iom Kipur ¿quién lo habría creído posible? Pero un mes después, en noviembre de 1977, Sadat aterrizó en Israel. Y todo el resto es historia. Si sucedió con Egipto, puede suceder también con Siria y con los palestinos. Lo imprescindible, es tener visión. Lamentablemente, el liderazgo actual no aborda la situación con visión. Y sin eso, no podremos hacer nada.