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2.700 semanas hebreas

Resulta imposible exagerar la importancia que tiene el que un órgano de prensa judío en español cumpla medio siglo, más aún tratándose, como en el caso del Semanario Hebreo, de una publicación independiente y pluralista, producida en el marco de una comunidad muy particular, la judeo-uruguaya.

El desafío de su fundador, José Jerozolimski Z"L, fue desde sus comienzos intentar una comunicación y un diálogo permanentes que le permitieran ser protagonista más que espectador. Don José y su Semanario nunca pretendieron ser un simple "informador"; en toda su trayectoria se comprometieron con el Estado de Israel, el mundo judío y la comunidad, sus ideas, luchas, utopías y con una entidad ética y moral que sólamente un hombre ejemplar puede asumir sin dogmas ni coerciones.

Con el fallecimiento de Don José, su familia en Israel y Uruguay heredó el mensaje. Su hija, Jana Jerozolimski Beris, radicada en Jerusalén, destacada periodista en diversos y distinguidos medios, actual directora del Semanario Hebreo y colaboradora de Argentina.co.il, conversó con nosotros sobre "un joven de 50 años". 

José Jerozolimski (Z"L) - Semanario Hebreo; una receta para un hogar feliz

- Jana, dicen que los franceses descienden de los galos, los ingleses descienden de los celtas y los judíos descienden de los barcos. Eso tiene mucho que ver con tu papá, José Jerozolimski (Z"L), ¿no?

- ¡Claro que sí! Papá llegó a Uruguay de chico, a los 8 años, proveniente de Polonia. La verdad es que el primero en tomarse el barco fue mi abuelo Shloime Yankel, quien viajó de Makow buscando seguridad y bienestar, decidido a llevar a mi abuela Mindl y sus tres hijos comunes apenas pudiese. En 1936 llegaron a la bendita tierra uruguaya para reunirse con él. El destino o la suerte - como le llamemos - quiso afortunadamente darnos a nosotros la dicha de nacer en Uruguay aunque el barco que se había tomado mi abuelo debía arribar en realidad a Venezuela. Como allí había problemas - no sé si un golpe, una insurrección, algo por el estilo -, lo desviaron a Uruguay. Debo agradecer a la inestabilidad venezolana de entonces por ello.

- ¿Don José tuvo antecedentes periodísticos?
- Para explicarlo creo que lo central es comenzar por el resumen: de no ser por la labor periodística de papá, no habría hoy Semanario Hebreo y por cierto no estaríamos festejando 50 años. Papá era el secetario de redacción del Semanario Hebreo, cuando éste salía como publicación de la Federación Juvenil Sionista del Uruguay, junto con sus amigos y colegas José (Chito) Fosman y Raúl Blustein. Pero el cincuentenario que celebramos ahora se cuenta desde que papá lo abrió como emprendimiento independiente suyo, ya cerrada la publicación de la Federación. Antes también había estado a cargo de la página en español del periódico en idish Folksblat de Moisés Orzuj.
Pero estuvo también la parte de los medios electrónicos. Papá tuvo durante un tiempo el Programa de Amistad Uruguayo Israelí en canal 10, en la televisión uruguaya, en cuyo marco entrevistó a destacadas figuras especialmente del mundo cultural de Uruguay e Israel. Fue en ese programa que se presentaron por primera vez “Los Olimareños”, uno de los conjuntos folklóricos uruguayos más conocidos y queridos. Y dos años antes de abrir el Semanario Hebreo, papá inauguró el programa “Voz de Sión en el Uruguay”, que llegó a tener dos horas todos los días, menos los sábados. Era apasionante escuchar la voz  firme y segura de papá, con esa convicción que irradiaba por las causas que defendía y con ese amplísimo conocimiento que le salía por todos los poros. Lindos recuerdos, sin duda... 

Ariel, José y Ana Jerozolimski - Más que un semanario; un proyecto de vida

- Editar un semanario judío en aquellas épocas era una idea bastante intrépida ¿Cómo fue que se elaboró?
- Es como esa receta para el hogar feliz: mucho amor, varias cucharadas de paciencia, otro tanto de comprensión... y revolver bien aderezado con esfuerzo. Personalmente, creo que fue una tarea titánica, porque hubo varias épocas en las que fue contra la corriente... a pesar de todos los obstáculos.
Creo que el gran nervio motor eran las causas que papá siempre amó y quería defender contra viento y marea: defender la causa de Israel de vivir en paz y seguridad con sus vecinos, la amistad uruguayo-israelí, el acercamiento judeo-cristiano. Todo ésto, motivado por su gran amor a Israel, como gran judío que era, y por Uruguay, la tierra que lo acogió y que para él fue siempre su único hogar.
Pero supongo que te referís con tu pregunta también a aspectos más “prácticos” de la situación. Pues no fue fácil, porque el Semanario Hebreo vive - igual que ahora por cierto - no de subvenciones de nadie sino de suscripciones y avisos. Y ya en aquel entonces pasaba que había grandes empresas para las que la única consideración al dar o no dar un aviso, era si resultaba redituable económicamente. Evidentemente iba a ser más conveniente publicar en un medio de alcance nacional. Cuando empresas judías decían que “a prensa judía no se da avisos”, a papá le dolía el corazón, pero por mucho más que la dificultad que significaba tener que buscar fondos para seguir adelante. Con el mensaje de continuidad judía no se paga la imprenta. Le dolía, pero seguía adelante. Nunca cayó.

Don José con Itzjak Rabín - Convicción por las causas que defendía

- ¿De qué manera fue recibido al principio por la comunidad en Uruguay? ¿Alguna influencia especial?

- Sinceramente creo que Semanario Hebreo es un pilar de la comunidad. Nunca pretendió hablar en nombre de la colectividad, ya que es un emprendimiento personal, independiente y además, hay una institución representativa de la colectividad judía uruguaya, el Comité Central Israelita. Pero inevitablemente, lo que sale en la prensa judía - y el Semanario Hebreo es el único medio judío impreso que está todas las semanas en la calle, así como sobre el escritorio de ministros y Senadores, entre otros - es visto al menos como expresión de un sentir judío uruguayo. Y creo que es respetado por ello.
Hasta hoy hay una intensa relación con varias de las instituciones, aunque sería importante poder contar con mayor participación paga, ya que evidentemente eso es clave en un medio de prensa. La Comunidad Israelita (Kehilá) tiene una página fija hace muchísimos años. Algo que comencé hace algunos años fue lo que llamamos “Ventana abierta a nuestra colectividad”, una sección en la que todas las semanas sale gratuitamente información puntual sobre actividades ya realizadas, o por realizar, de las distintas instituciones.

- ¿Cómo llegó a ser tan conocido e influyente en el marco de los medios judíos y no judíos hispanoparlantes?
- Papá mandaba el Semanario Hebreo a mucha gente de la sociedad uruguaya no judía, convencido de algo que me parece un lema clave e inteligente: el mayor conocimiento ahonda la amistad. De su bolsillo, por iniciativa propia, mandaba gratis el Semanario a todos los parlamentarios, ministros y figuras del ámbito cultural y religioso. Gran parte de eso se mantiene y yo lo hago también hoy en día, pero no sólo porque papá lo hacía, sino porque no tengo dudas de que cuando uno conoce los temas y se acerca, respeta más. Puede discrepar, claro, pero que sepa, que no crea que “los temas judíos” son raros, misteriosos.
Perdón si suena falta de modestia, pero ya que vos destacás el lugar del Semanario Hebreo, te cuento: Más de una vez me sucedió que embajadores de Israel en Montevideo me comentaron que habían hablado de determinado tema con algún político nacional y que éste les decía. “conozco el tema, lo leí en Semanario Hebreo”.
Pero además, Semanario Hebreo siempre fue también tribuna para asuntos nacionales. No todo pasa por el filtro de Israel. Claro que cuando existe la faceta judía o relacionada a Israel, es natural que el Semanario la destaque, pero ese no es el único criterio. En las últimas elecciones nacionales, entrevisté a casi todos los precandidatos, luego también al ex Presidente Lacalle y al actual Presidente de la República, Pepe Mujica, cuando ya eran ambos los dos candidatos definitivos. Es sólo un ejemplo. Y ni que hablar de las impresionantes entrevistas de papá, que eran verdaderas joyas. Es que combinaba sus amplísimos conocimientos con su insaciable deseo de saber y seguir aprendiendo. Eso es receta segura para saber preguntar.

Don José con Moshé Dayán - 40 entrevistas en uno de sus viajes a Israel

- ¿Que influencias especiales tenía Don José para poder encontrarse con las más altas personalidades de Israel?

- Sinceramente, lo principal era su impresionante empuje, no sus influencias. Una vez creo que hizo casi 40 entrevistas durante uno de sus viajes a Israel. Corría para todos lados, para alcanzar lo máximo. Por supuesto que siempre que alguna figura del quehacer israelí iba a Uruguay, se le concertaba una entrevista a través de la Embajada de Israel o de la institución judía que había llevado a esa persona a Uruguay.
El hecho es que con el correr de los años, entrevistó a gran parte de los “gigantes” de Israel, entre ellos Itzjak Rabín, Moshé Dayán, Menajem Begin, muchos... le fascinaba. En 1960 se enteró que llegaba a Buenos Aires Abba Eban. Iba en un avión de El Al que hacía un vuelo especial a Argentina para participar en la celebración de los 150 años de la Revolución de Mayo. Papá viajó especialmente a Buenos Aires a entrevistarlo. Después se enteró que en ese mismo avión de El Al, el Mossad se llevó a Adolf Eichman.

- ¿Recordaba algunas entrevistas en  particular? ¿de esas que lo sorprendieron?
- No sé si se puede hablar de sorpresas, pero sí de entrevistas que dejaron su sello. Recuerdo que comentó muchas veces sobre las vivencias en un congreso llevado a cabo en Bruselas en 1976 por los judíos soviéticos, al que viajó junto al Dr. Enrique Tarigo, que luego fue Vice Presidente de Uruguay. Papá entrevistó a varios prisioneros de Sión que habían logrado salir, entre ellos a una joven que  se llamaba Silva Zalmanson. Tenía un hijo pequeño y quien se estaba haciendo cargo de ellos era Menajem Begin en persona. Recuerdo que papá destacaba la ternura con la que Begin los trataba.
Papá contó que entrevistó en sus primeros años al escritor Isaac Bashevis Singer, en idish por supuesto, y le deseó que le galardonen con el Premio Nobel de Literatura. Bashevis se rió y le dijo: “Joven, no van a dar nunca el Nobel a un escritor en idish”. Poco después, lo ganó.
Y recuerdo la historia de su entrevista con el General Dragunsky, un alto militar judío de la Unión Soviética, que llegó a Uruguay. Papá lo entrevistó, en idish, y captaba por un lado su sentimiento por lo judío y por otro, oía su discurso en pro de la URSS comunista, con todos los elementos complicados que incluía, como sabemos, respecto, por ejemplo, a Israel. Cuando terminó la entrevista, papá apagó el grabador y le dijo algo así como: “General, no me parece que usted, con el sentimiento judío que irradia, crea realmente todo lo que me dijo”. Dragunsky lo miró callado, le dio un beso en la frente y no respondió.
Y me gustaría hacer una mención de una entrevista en el ámbito nacional uruguayo. Papá entrevistó una vez al Presidente de la República, Martín Echegoyen. Llegó con un grabador de aquellos enormes, de cinta, que había en aquel entonces, y como vio las paredes tapadas de libros, le preguntó: “Señor Presidente ¿sabe si hay algún enchufe al que pueda conectar el grabador?”. El mandatario miró para todos lados; sólo había libros; una biblioteca llena; y le dijo: “¿Sabe qué joven? Usted busque por allá y yo busco por acá”. Ni corto ni perezoso, se agachó, empezó a sacar libros de los estantes, en cuclillas sobre el piso. Papá hacía lo mismo del lado de enfrente. Se dio vuelta y vio al Presidente casi tirado en el piso buscando un enchufe, y pensó: “¡Sólo en Uruguay!”.   

Don José con Menajem Begin - Ternura hacia los prisioneros de Sión

- ¿Qué significa tu papá para vos? ¿Cuál creés que fue su legado?

- Me hiciste acordar que cuando estaba en el liceo, unas amigas me decían que yo creía que mi padre era perfecto. Y yo, muy seria, dije que no era cierto, que le veía claramente sus defectos. Me desafiaron a que diga cuáles son, y yo, con total naturalidad, dije que era demasiado bueno.
Aparte de lo cómico del tema - ya que realmente creo que todo ser humano tiene defectos -, papá era una persona especial, realmente poco común. Como dijo mi hermano Ariel ante su féretro, antes de darle sepultura a papá: él nos inspiró siempre una combinación perfecta de amor y orgullo. Estábamos orgullosos de él, pero no por el tema público, de periodista conocido - aunque claro que por ese lado también - sino por la nobleza que lo caracterizaba como persona. Era un ser humano fuera de serie. Creo que debe haber pocos de alma pura como la suya.
Y al mismo tiempo, la absoluta consideración hacia los demás, iba de la mano de una gran firmeza de convicciones. Y todo con una gran sencillez, sin altanería. Conoció directamente a gente que para otros es sólo titular de un diario, pero su alma siempre fue la misma. Como dijo Ariel, nuevamente: le traicionó el cuerpo pero jamás le traicionó el alma.
Su legado, en lo que al Semanario Hebreo se refiere, creo yo, es continuar, tratar de esclarecer lo más posible, con la esperanza de que llegue la paz y los desafíos sean otros. Pero creo que lo central es lo personal, lo familiar, la importancia que le daba a estar juntos, a compartir, a estar unidos. Estaba feliz cuando veía la mesa puesta para una cena conjunta.

- Semanario Hebreo, más que un diario, es una empresa de vida, ¿verdad?

- Sí. Nosotros siempre decíamos en la familia - ya lo tomábamos como chiste gastado - que el Semanario era el cuarto hijo. Yo soy la mayor, luego está Ariel que es el fotógrafo y luego Sarita, doce años menor que yo, que es maestra en Uruguay. Papá decía que él y ella, de hecho, estaban en lo mismo de otra forma: la educación. Pero el cuarto hijo nacía todos los jueves; a veces con dolores de parto mayores que otras, pero siempre con mucha alegría.
Pero además, es una empresa de vida porque papá lo hizo con el alma, porque abrazó las causas que defendió desde sus páginas como se abraza a algo que mueve para vivir. Y cuando él, lamentablemente, nos dejó físicamente, la decisión de continuarlo yo, ya que soy la periodista de la familia, era como evidente; tenía sentido desde un punto de vista de la colectividad judía, era un gran desafío periodístico para mí, pero en primer término, era seguir con la obra a la que papá había dedicado gran parte de su vida con tanto amor. Espero que esté mirando desde la morada de los justos, el único lugar en el que puede estar, y vea que lo que hago yo también con mucho amor y siempre teniéndolo muy pero muy presente.
Y si hablamos de proyecto de vida, es ineludible recordar que al lado de papá estuvo siempre mamá, hasta los 120, su principal y primera admiradora, que defendía como una leona sus intereses y de quien papá estaba profundamente enamorado.

Jana con Shimón Peres - "La agenda es defender la causa de Israel"

- Tratar de explicar objetivamente la realidad israelí es prácticamente imposible; hoy hay un gobierno con una plataforma política y social; mañana sube otro con una diferente. ¿Semanario Hebreo tiene alguna agenda determinada? ¿Cómo se mueve en esos marcos?

- La agenda no es política en el sentido de partidismo, sino de defensa de la causa de Israel y su lucha por la paz.  Claro que cuando se escribe sobre temas políticos de actualidad, puede haber posturas, especialmente en la página editorial, que sean interpretadas por algunos como “de derecha” o “de izquierda”. Como me ha pasado que me han criticado por una cosa y por la otra, cada uno, claro, de acuerdo a su propia visión. Siento que está bien.
Pero entrando un poco más en detalles, han sido varias las ocasiones en las que a través de lo que escribí, se puede haber entendido claramente posiciones de cariz político: que creo inevitable que Israel se retire de parte de Cisjordania - por su propio bien, no por los derechos palestinos -, que actitudes extremistas como las que algunos grupos de colonos tuvieron para con palestinos no involucrados en terrorismo son inaceptables, que se debe intentar seguir negociando para hallar una solución y que zonas árabes  incluidas en el perímetro de Jerusalén ampliado después de la guerra de los Seis Días, nada tienen que ver con la historia judía de la ciudad. Pero eso no significa que estoy ciega, que por el afán de llegar a una solución voy a olvidar los motivos que dan los palestinos para sentir desconfianza, que voy a dejar de percatarme de que el discurso público de los palestinos sigue elogiando a terroristas suicidas y no educa hacia la paz.
Soy una convencida de que las cosas son más complejas que decir “buenos y malos”. No tengo dudas acerca de lo justo de la causa de Israel y, es más, estoy convencida de que de no ser por el terrorismo, los palestinos ya tendrían su Estado independiente. Pero estoy lejísimo de pensar que de nuestro lado no hay errores. Hay muchos y no pierdo la esperanza de que se puedan corregir antes de que sea demasiado tarde.
Trato de reflejar todo ésto en el Semanario con el valor agregado que me da el vivir en Israel; estar en el lugar de los hechos.

Don José con Teddy Kolek, el intendente "eterno" de Jerusalén

- Tu trabajo periodístico llega a innumerables medios y te posibilita vivencias especiales. ¿Podrías compartir con nosotros aquéllas que más te impactaron?
- Realmente habría muchas. Ante todo, siento siempre un gran enriquecimiento personal cuando conozco gente de la que se aprende. A veces, conocimiento puro, mundos que se abren cuando se entrevista a alguien para una nota, como hace pocos días, cuando hablé con la arqueóloga Pnina Schorr, de la Autoridad de Antiguedades de Israel, que encabezará el proyecto de pasar todos los rollos del Mar Muerto a Google. O cuando traté de captar toda la enciclopédica sapiencia del Dr. Adolfo Roitman, argentino israelí. Curador del Santuario del Libro en el Museo Israel, donde se exponen algunos de los rollos al público.
Otras veces, son lecciones de vida que lo dejan a uno pensando, como haber conocido personalmente al General Dorón Almog, que fue jefe del Comando sur de Tzáhal. Su hijo Erán, hoy lamentablemente ya fallecido, tenía serias deficiencias de comunicación y otros problemas. Dorón, consciente de que él no era el único en esa situación, construyó un lugar ejemplar, en medio del Neguev, llamado Alé Neguev, destinado a jóvenes y adultos con serias limitaciones. Te juro que hasta ahora, cada tanto, releo la entrevista y lloro. Estuve en el lugar mismo y me tenía que ir a un rincón a llorar. Dorón Almog se dio cuenta y me contaba de cómo había sido diseñado todo hermosamente pensando que la gente que allí vive también es gente y que a ninguno de nosotros, dios no permita, le gustaría que lo traten como si fuera menos porque queda lisiado o limitado súbitamente. Impactante.
Y por supuesto están las vivencias “adrenalínicas”, como las vividas en Gaza en varias oportunidades. Una vez entrevisté a un requerido por los Servicios de Seguridad de Israel de un grupo que existía en ese momento, “Los Halcones de Al Fatah”, Jamal el-Juji. Llegamos a un escondite, pero antes nos cambiamos de un coche a otro varias veces. Yo iba apretadita en el asiento de atrás entre dos palestinos armados y me preguntaba qué pasaría si alguien decide que ese coche es justo el que tienen que hacer volar para frustrar el próximo atentado.
En otra ocasión, estuve a punto de entrevistar al Sheij Yassin de Hamás. Llegué a estar parada frente a su casa - mejor dicho sentada en un coche de un periodista de la televisón de Hamás - pero se oía de fondo ruido de helicópteros y ellos temían que Israel estaba por intentar matarlo. Estaban tan nerviosos que al final cancelaron la entrevista. Yo pensaba decirles que a ellos no les cambia nada si les lanzan el misil cuando el Sheij está solo o acompañado de una periodista uruguaya, pero el horno no estaba para bollos. El problema era que mientras este periodista y los demás asesores iban y venían, uno estaba sentado a mi derecha en el asiento de atrás, y en mi lado izquierdo había sólo una pared, o sea que no tenía adónde correr; pero en fin; como ves, aquí estoy.

Jana en acción - "Estar en el lugar de los hechos"

- ¿Se vienen 50 años más de Semanario? ¿Hay nietos que agarren la manija?

- Mmmmm... No me parece. Mis hijos ya me dijeron una vez que periodistas no quieren ser, porque es demasiado trabajo. Eso me hace acordar que una vez Mijali, mi hija del medio, me preguntó con cara de espanto para qué iba a Sderot si allí caían cohetes, a lo cual le respondí que justamente por eso iba a Sderot. Espero que yo aguante 50 más. ¡Ganas no faltan!

- ¿Cuándo veremos al Semanario en Internet?
- Me agarraste en la mayor deuda que tengo ahora conmigo misma, porque me he prometido hacerlo. Tengo que hacerlo. No te puedo dar fecha pero es un proyecto que voy a concretar.