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“No se puede reconocer lo que no se estableció”

"Los palestinos tienen territorio, población y gobierno, les falta soberanía", afirma el Profesor Natan Lerner, experto en Derecho Internacional y catedrático de Derecho Internacional Público en el Instituto Interdisciplinario de Hertzlia, sobre el reconocimiento a un Estado palestino y la compleja combinación entre lo jurídico y lo político.

- Profesor Lerner, le solicité esta entrevista para analizar el tema de la actual campaña palestina por garantizar reconocimiento al Estado palestino, antes de hecho de que se logre un acuerdo con Israel que ordene y enmarque su creación. Como experto en Derecho Internacional, me parece interesante recabar su opinión sobre el aspecto jurídico de todo esto. Pero sabemos que existe también la dimensión política que a veces es la preponderante...
- Y ambas son inseparables…

- Desde el punto de vista jurídico ¿qué opinión le merece esta campaña palestina destinada a preparar el terreno para la eventualidad de una declaración unilateral del Estado palestino?
- Creo que en principio es una intimación, una advertencia, una amenaza, que no sé si van a cumplir. Cualquier entidad pública puede proclamarse a si misma como cualquier cosa. Hay que ver si el mundo lo va a reconocer como tal y si en la vida efectiva eso va a tener significación. Hay muchos casos en la historia de Estados que se autoproclamaron. Israel mismo se autoproclamó, el 14 de mayo de 1948, pero basándose en resoluciones internacionales, en una recomendación de las Naciones Unidas. Kosovo, que se constituyó hace poco, tiene problema internacional porque una buena cantidad de países del mundo no lo reconocen y no mantienen relaciones diplomáticas con él, aunque creo que algo más de 40 o 50 países sí lo hicieron. Se opone el vecino más importante, que es el estado del cual se segregó, o sea Serbia, y se opone Rusia. Está también el ejemplo de Taiwan que tiene todas las condiciones para ser un Estado independiente, pero una buena parte de los países del mundo no lo reconocen como tal por la oposición de China. Y así, países que  quisieran mantener relaciones plenas con Taiwan no se han decidido a reconocerlo por la amenaza de China de que hay que elegir entre China o Taiwan. O sea que el aspecto jurídico es importante, pero el político también en muchos casos.

- Desde el punto de vista del Derecho Internacional deben cumplirse ciertos requisitos para que se pueda proclamar un Estado propio ¿no es así?
- Para que un país, una población, un grupo nacional o una minoría, lo que fuera, se puedan proclamar como Estado y pueda ser reconocido como tal, se tienen que dar varias condiciones. Tiene que tener un territorio más  o menos delimitado y definido; no siempre las fronteras son claras. Tiene que tener una población, lo cual es más fácil. Tiene que tener un gobierno normal; en el caso de la Autoridad Palestina es indudable que lo tiene. Y  tiene que tener también soberanía, que es un concepto relativo, porque tiene que ser admitido como tal por el resto de la comunidad internacional.

- Y en el caso palestino, ese es el elemento más complejo...
- En el caso palestino yo diría que eso es lo que falta para proclamarse como un Estado. Creo que esa es la razón que va a impedir en definitiva hacerlo de manera unilateral. Si la situación política empeora, si las dificultades para llegar a un arreglo se acrecientan o se mantienen como están - y son grandes -, puede que eso ocurra y en ese caso habrá una situación curiosa, bastante parecida a la de Kosovo. Muchas naciones del mundo van a reconocer al estado palestino. Ya hoy la OLP, que es la expresión política de la Autoridad Palestina, es reconocida y tiene representación diplomática en muchos países, creo que por lo menos 140 y es muy probable que esos mismos países le extiendan el reconocimiento al Estado que se declare. Pero puede pasar que si el país con el que la Autoridad Palestina tiene el conflicto, que es Israel, no lo reconozca, eso se convierta en un nuevo conflicto.

- No suena nada sencillo...
- Es que no lo es. En estos días la prensa trajo las noticias sobre lo que está pasando en Sahara occidental. Allí hay un movimiento importante que aspira a la independencia, el Polisario. El territorio está en manos de Marruecos. Hay un viejo fallo de la Suprema Corte Internacional de Justicia que dice que aunque la población de la zona esté organizada en forma muy primitiva y sea tribal, tiene derecho a la autodeterminación. Ese mismo fallo, si se decide a dar el paso, puede ser aplicado a la Autoridad Palestina. De manera que yo diría que la situación jurídica es bastante clara, la política es muy confusa y que eso es lo que va a predominar.

- Usted ya destacó que lo único que realmente falta en el caso palestino para poder proclamar el Estado es la soberanía, un elemento clave…
- Tan clave como los demás que mencioné…

- Así es… ¿Cree que ésto es más que nada un problema para Israel, en caso que los palestinos proclamen su Estado y tengan gran reconocimiento internacional? Es que a nivel político, puede haber serias presiones sobre Israel para que acepte conceder esa soberanía…
- Recordemos que Israel no puede conceder soberanía. La soberanía no se concede. Existe o no existe. La soberanía se traduce en el hecho material que el país es totalmente independiente y puede decidir enteramente sobre su destino. Cuando no está en condiciones de hacerlo, no es plenamente soberano. Puede haber limitaciones a la soberanía. Se está hablando todo el tiempo de la exigencia israelí que si surge un estado  palestino, esté desmilitarizado. Eso es posible. En general, el concepto de soberanía está sufriendo limitaciones muy grandes, de lo cual yo personalmente me alegro. Está cambiando en todo el mundo. Es que uno podría preguntarse en qué medida un país europeo, que delegó tantas funciones en la Unión Europea, sigue siendo soberano en el sentido clásico de la palabra. De cualquier manera, este elemento, en la situación actual, le falta. La Autoridad Palestina no puede controlar sus entradas y salidas, no puede controlar su cielo. Puede tener reconocimiento internacional y me parece casi seguro que lo tendrá en forma bastante efectiva, pero  choca con la oposición poderosa del país que tiene el control efectivo desde el punto de vista militar.

- A eso iba justamente cuando usé equivocadamente el término “conceder soberanía”: a que depende de la voluntad de Israel, lo cual es también función de los acuerdos a los que se llegue, que los palestinos tengan  la soberanía en la práctica o no…
- Claro. Por eso Israel tiene razón cuando se opone a una declaración unilateral. Pero el problema es que si al mismo tiempo se facilitara la búsqueda de una solución, sería otra cosa.

- ¿Hay actualmente o hubo en la historia alguna situación similar a la que se está viviendo entre Israel y los palestinos?
- La historia está seguramente llena de ejemplos que uno no puede recordar. Cada caso es particular. Acá la situación es sumamente especial porque se combinan muchos elementos que no existen en otros lados: los refugiados, el de autodefinición del sionismo, el problema de una población que está en el limbo, el problema de Gaza complicando el tema israelo palestino en general. Hay una cantidad de  elementos que no tienen nada de imponderables, que complican el logro de una solución. Pero está claro: no va a haber un arreglo sin una buena voluntad de las partes. Hay quien aboga por una solución impuesta. No es mala idea, pero no sé si es realizable. Y no me refiero sólo a los norteamericanos sino al mundo organizado. Al fin de cuentas, eso es lo que pasó en Kosovo.

- ¿Cree que necesariamente toda esta situación es un problema para Israel?
- Voy a decir algo que es una apreciación política y no jurídica. Creo que Israel debe estar interesado en la creación de un estado palestino. Eso definiría también los alcances y los límites, el carácter del Estado de Israel y nos sacaría de encima el problema del posible desinflamiento de la idea sionista a través de la constitución en esta zona del mundo de un país binacional. De manera que creo que a Israel le debe interesar y le conviene que surja un Estado palestino.

- ¿Qué diría a aquellos países que anuncian el reconocimiento del estado palestino, aunque todavía no existe? El viernes último, el presidente de Uruguay anunció que en el primer semestre del año próximo, reconocerá a Palestina.
- Es una promesa de reconocimiento, legítima, y no entraña ningún problema. Cada país es soberano de decidir si reconoce a un estado nuevo si se constituye.

- En este caso, se anunció el reconocimiento cuando el Estado aún no existe. No hubo condicionamiento alguno. ¿Cómo cabe evaluar eso desde el punto de vista jurídico?
- Yo no tengo autoridad de ninguna clase como para interpretar qué quiso decir el presidente de Uruguay, pero presumo que es una declaración de buena fe cuya intención es decir “si se establece, lo reconocemos”. No se puede reconocer lo que no se estableció. Y recordemos que hace pocos días una lista de países anunció que eleva el grado de representación de la OLP, que como ya dijimos, es la representación política de la Autoridad Palestina. Es un paso más hacia el reconocimiento.

- ¿Estos ejemplos significan que el empuje político internacional hace caso omiso de las formalidades jurídicas?
- Los requisitos jurídicos nunca fueron absolutamente determinantes. Siempre expresan la realidad de la vida internacional, que está dictada por consideraciones políticas, geográficas, geopolíticas, económicas. La expresión jurídica es posterior a las realidades, nunca las precede. No se puede hacer un pronunciamiento jurídico en el aire sin base en la realidad de las cosas. En el caso particular del conflicto en esta zona del mundo, se están haciendo cosas que constituyen en realidad modificaciones muy profundas en lo que se concebía que eran las normas del derecho internacional en esta materia, se están cambiando muchas cosas.

- ¿Por ejemplo?
- La misma idea de un Estado limitado en su soberanía es bastante nueva, compleja y no muy aceptada. La mayor parte de los estados que limitaron su soberanía lo hicieron en forma unilateral o convencional. Austria se comprometió en su Constitución a no tener un ejército. O Suiza, que tiene un viejo principio de neutralidad en asuntos internacionales.

- ¿Cómo afectaría  el funcionamiento del Estado palestino o la posibilidad de lograr un acuerdo, el que Israel insista en limitar la soberanía palestina por lo que considera que son sus necesidades de seguridad?
- Yo creo que eso los palestinos lo van a aceptar porque para ellos es mucho más importante el reconocimiento de la independencia y la aquiescencia internacional que tener en este momento un ejército. Vaya a saber qué sorpresas nos depara después la historia.

- Un elemento que complica mucho la situación actual en este conflicto, es la división del territorio en el que los palestinos quieren formar su Estado, en dos autoridades hostiles, entre la Autoridad Palestina por un lado y por otro, en Gaza, Hamás. ¿Cuán central es este obstáculo?
- Es muy importante políticamente. Para el Estado de Israel es muy importante, si llega a un acuerdo con los palestinos, que comprenda todas las posibilidades. Si nos deja abierto el problema de Gaza, es muy grave; la cosa no está completada. Pero no depende solamente de nosotros. En primer lugar es una cuestión palestina interna. Hay toda clase de rumores y asuntos que uno lee en la prensa, pero vaya a saber cuál será realmente el desenlace de esta situación. Y hay un problema adicional: Si se soluciona el tema palestino de una forma que incluya también Gaza, surge la pregunta si va a ser un estado con continuidad  geográfica o un estado dividido en dos partes, lo cual equivale a hablar de un corredor que conecte ambas partes y pase por territorio israelí. Es muy complicado.

- Y suena bastante lógico que Israel se oponga a ese corredor por su propio territorio, cuando en una de las “puntas”, una de las partes, está Hamás…
- Muy probablemente. Aunque depende por supuesto de qué gobierno esté en ese momento en el poder y qué mayoría le dará el electorado israelí.

Fuente: Semanario Hebreo - Uruguay