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Voy en busca de mis raíces

Ivri Lider (37) es hoy uno de los mayores exponentes de la canción israelí. Sus primeros pasos en la música fueron ya en su adolescencia, tocando desde entonces varias áreas tanto de la composición como de la interpretación.

Lider combina un atractivo especial para los jóvenes y espectáculos singulares como "La Filarmónica de Jeans", en el que cantó al son de la música de la Orquesta Filarmónica de Israel. Se ha convertido, sin duda, en uno de los más exitosos cantantes de Israel.

Nació en 1974 en un kibutz, hijo de padres argentino que llegaron a Israel a fines de los años 50. Su padre nació en Buenos Aires y su madre llegó a Argentina a los10 años de edad, tras haber sobrevivido al Holocausto en Europa.

Ivri admite con tono de pesar que no sabe español, pero habla con entusiasmo sobre la cultura que mamó en su hogar desde pequeño. Escribe sus letras y componen las músicas que canta, convencido además de que lo central no es cuántos discos venda sino qué puede aportar a la sociedad, desde el punto preferencial en el que le coloca su fama.

Pocos días antes de partir hacia Sudamérica para presentarse el 14 de marzo en el Festival de Otoño de Buenos Aires y el 15 en la Sala Zitarrosa en Montevideo, Ivri nos recibe en su departamento en Tel Aviv y habla del viaje, de sus ideas, su vida y su país.

- ¿Qué significa para ti este viaje? Algo me dice que no debe ser meramente un recital más...
- Viajo con mucha emoción porque para mí esto será una especie de búsqueda de mis raíces. Nunca estuve en Argentina, en Sudamérica en general, pero de hecho, desde que nací he estado "absorbiendo" esa zona, parte de su cultura, su música, oyendo siempre historias y cuentos sobre Argentina.

- Lo que contaban en tu casa...
- Por supuesto. Por eso para mí es muy emocionante llegar a Argentina. Espero alcanzar a ir a ver el lugar en el que nació mi padre, donde mis padres crecieron. Tengo que anotarme bien el nombre del sitio para tratar de llegar.

- ¿Cómo fue el hogar en el que creciste, cuál era la presencia del origen argentino de tus padres en tu casa?
- Lamentablemente no sé español, aunque mis padres, ambos, por supuesto lo hablan. Creo que esto tuvo mucho que ver con aquella época en la que ellos vinieron a Israel, los años 50, la vivencia en el kibutz, una decisión "sionista" de que hay que hablar sólo hebreo, decisión que hoy me parece muy tonta. Para mis padres, el español se hablaba en casa cuando no querían que nosotros, los niños, entendamos lo que decían. Pero por otro lado, estoy muy acostumbrado al sonido del idioma español, de los hispano-parlantes hablando en hebreo, a los nombres de todos sus amigos, nombres argentinos como Coco y Mecha, y por supuesto a la música de Mercedes Sosa, "Uña" Ramos y a una experiencia sudamericana muy clara, aunque sin dominar el idioma...

             

- Ya que mencionas la música, creo que podemos decir que, aunque entiendo que creciste expuesto a ella, la música sudamericana o argentina específicamente, que le gusta mucho al israelí promedio, no se refleja en nada en tu música ¿no es así?
- No sé qué decirte. Siento que cuando uno hace música, todo lo que fue oyendo, todo aquello con lo que creció, está allí. Puede ser que algo de la pasión, algo de la forma en que se canta en Sudamérica, sí está allí, de fondo.

- Aunque no se note en forma explícita en tu música... que te haya influenciado por dentro...
- Algo así, exactamente.

- Quizás salga para afuera en algún momento...
- Sí, puede ser. Recuerdo que estuve en una presentación de Mercedes Sosa en Tel Aviv. Quizás en algún momento haga en algún un disco de sus canciones, traducidas al hebreo.

- ¡Eso sí que suena a gran proyecto, todo un desafío! Ahora está teniendo justamente mucho éxito en Israel el álbum doble con sus canciones que se acaba de sacar en su memoria...
- Sin duda, es una música muy especial. Siempre seguirá expresando mucho y estoy seguro que si la "descubren" jóvenes de hoy, también se sentirán atraídos.

- Ivri, en este viaje llegarás también a Uruguay. ¿Qué sabes de Uruguay, qué conoces; aunque en tu casa el tema haya sido Argentina?
- Sé que hay rivalidad con Argentina en el fútbol... comprendo la situación... que eso se nota también en Israel... (risas).

- Donde no puedes nunca decirle a un uruguayo que suena igual que un argentino... aunque tengan casi el mismo acento en hebreo...
- Exactamente... Me voy a cuidar. Bromas aparte, mi mamá me contó cosas hermosas de Uruguay. También de Uruguay se hablaba en mi casa, no sólo de Argentina. Y ya espero ansioso cruzar el Río en la embarcación rápida que hay... ya me han contado sobre esa experiencia. Cuando mis padres vinieron a vivir a Israel, llegaron en barco. Navegaron durante tres semanas. Yo cruzaré a Uruguay a lo chico, en sólo tres horas...pero algo de la experiencia seguro captaré.

- ¿Qué llevas de tu arte, de tu música, a estas presentaciones? Tus canciones son conocidas en Estados Unidos, Europa... pero por ahora, menos en Sudamérica. ¿Cómo explicarías entonces a ese público que te irá a ver, algo que los israelíes ya tienen claro: quién es Ivri Lider?
- Me es un poco difícil hablar de mi mismo, pero si tengo que analizarme como desde afuera, creo que diría que en mi música hay algo que representa lo actual, el Israel de los últimos años, Tel Aviv, esta generación de israelíes, los jóvenes. Eso está en mis canciones. Si hay política, es más indirecta. Siento que antes, si se tocaba esos temas, era en forma más directa, como cuando Shalom Janoj escribió "Esperando al Mesías" (Mejakim LaMashíaj), o "Lo otser beadóm", que significa "no se detiene en luz roja" y se refería al entonces ministro Ariel Sharón. Era algo muy directo. Me parece que la política de mi generación es más general, porque si bien Israel es un país pequeño en Oriente Medio, de hecho está más conectado desde un punto de vista cultural con ciudades como Berlín, París, Nueva York y quizás Buenos Aires - que me han dicho es como la París de América Latina - que con El Cairo y Damasco. Y en lo que yo hago, tanto en los temas que trato como en el estilo de mi música, hay algo que se conecta mucho con ese mundo. Es, quizás, algo menos "sabra" (nativo de Israel) o un nuevo tipo de sabra...

- Le has dado inclusive nombre en uno de tus discos: "La nueva gente"...
- Exactamente. Somos israelíes pero para nosotros Israel ya es algo un tanto distinto del país al que mis padres llegaron desde Argentina. Para nosotros esto ya es otra cosa. Nos ocupamos menos del hecho que este es el hogar de los judíos. Te doy un ejemplo personal: mi madre es sobreviviente del Holocausto y llegó a Argentina de niña, cuando tenía 10 años, desde donde luego vino a Israel. Hay un vínculo directo entre lo que ella vivió en Europa y la creación de Israel, entre la actividad en un movimiento juvenil sionista en Argentina y lo que construyeron aquí en su nueva vida en un kibutz. Pero para nosotros, Israel es un sitio en el que estamos no sólo porque es el hogar judío. Quizás lo llamaría un nuevo tipo de sionismo.

- ¿Porque el aspecto judío importa menos o porque ya está sobreentendido en tu vivencia, que existe el Estado judío y que es tu casa?
- Porque hay algo más sobreentendido que antes. Nacimos aquí, en un Estado judío. Nunca tuvimos que pasar la vivencia de estar afuera. Nunca viví en la diáspora. Nunca tuve que ser lo que soy en otro país. Siempre viví en Israel. O sea que para mi Israel tiene algo automático. Ese ya no es un gran "issue". No nos ocupamos ya de ese tema.

- Lo que explicas me suena a un tipo de normalidad de la vida en Israel, a la que quizás hace muchos años no se pensaba que se llegaría. Volvamos un poco para atrás. Si bien desde el punto de vista cultural, el vínculo que mencionaste con grandes capitales del mundo es evidente, ¿te gustaría que también existiera ese vínculo con El Cairo y Damasco, con el mundo árabe que rodea a Israel?
- Me gustaría muchísimo, me alegraría sobremanera que hubiera más relación con nuestro entorno. He oído, por ejemplo, cosas hermosas sobre Beirut. Me moriría por viajar y conocerla. Tengo amigos alemanes que sostienen que Beirut y Tel Aviv son muy parecidas. Me encantaría viajar. Creo que sería estupendo si pudiéramos entrar al coche y viajar a Beirut y que ellos pudieran hacer lo mismo. Y me parece que es parte de la idiotez humana que eso hoy no sea posible. También una mayor cercanía auténtica a El Cairo me fascinaría. Espero que lo que está pasando ahora sea una señal de que del otro lado hay también gente que quiere vivir de otra forma, más abierta. Es una pena que Israel sea una isla en su región.

- ¿Es una lástima, dices, porque se pierde, por ejemplo, la belleza de Beirut de la que te han contado, o por algo más político, de fondo, grande, como es la necesidad de vivir en paz con los vecinos?
- Creo que vivir en paz con los vecinos es algo importante desde un punto de vista estratégico, pero no sólo en ese sentido sino también porque traería una armonía que mejoraría nuestra propia existencia, nuestro ser. Me parece que la aspiración de llegar a esa situación es sumamente importante. Y creo que a pesar de las dificultades con las que nos topamos, tanto por ellos como por nosotros, es clave no perder esa aspiración, seguir abrigando esa esperanza, seguir buscando ese resultado. Es difícil. Siento que mi generación está cansada de lidiar con este tema. Hace unos 15-20 años se hablaba más política que ahora.

- ¿Cuál fue el cambio? ¿La gente perdió la ilusión?
- Creo que no tenemos fuerza de estar con eso todo el día. Quizás también hay cierto elemento de desesperación. Pero también cierta impaciencia por un deseo de estar ya en otro lado, de solucionar al fin el tema y pasar a otra cosa, de vivir ya otra situación. No digo que eso vaya a pasar pronto, pero hay que intentar.

- ¿De quién depende?
- No depende solamente de nosotros. Creo que también la gente puede influir pero siento que se ha perdido un poco de motivación de salir a la calle. Es una pena. No salimos suficiente a la calle y eso no está bien. Hay cierta tolerancia insufrible ante situaciones insoportables.

- Y si te preguntan ahora en tu viaje sobre la situación de Israel ¿cómo explicarías lo central? ¿Podrías explicar afuera por qué todavía no se ha logrado la paz, qué quiere la gente aquí?
- Afuera siempre es otra cosa hablar. En cuanto a qué explicaría, claro que para decir exactamente por qué aún no se logró la paz, creo que sería mejor que lo haga el jefe del servicio secreto o algo así. La situación es sumamente compleja. Es verdad que nosotros, en nuestra calidad de ciudadanos, hablamos a veces de política y todos tenemos opiniones, que afuera se habla mucho de lo que pasa acá pero sólo quien vive aquí durante años, de cerca, lo conoce realmente. Es como encontrar en el altillo después de muchos años una caja llena de cordones de zapatos que por más que quieras usar, están ya tan entreverados, que no sabes qué hacer con ellos. Esta es la imagen que se me ocurre si trato de analizar lo que pasa con esta situación de falta de paz.

- Pero no es posible quedarse en la desesperación... ¿no?
- Claro que no. A mi siempre me gusta pensar en qué nosotros podemos cambiar, qué es lo que nosotros podemos hacer. El hecho que el otro lado a veces actúa bien y muchas otras no, eso no nos puede eximir a nosotros de la responsabilidad de actuar bien, de ser humanos, de intentar actuar con una actitud de amplitud de alma. Tenemos esa responsabilidad, aunque el otro lado cometa sus serios errores.

- Todo esto sobre la situación política, ¿te parece que un artista debe jugar cierto rol público para promover temas de diferentes tipos que importan a la sociedad en general?
- Creo que sí. Muchas veces me preguntan, por ejemplo, sobre mi historia personal, por qué resolví años atrás, como artista, salir del armario. Creo que es de gran importancia, porque la situación actual ha hecho que gente "famosa" tenga mucha fuerza para influir, para incidir en las ideas; es una fuerza clave en las manos. Y por ello mi visión es que eso da la oportunidad de hacer algo importante que va más allá de lo chico, que es la carrera de uno, las canciones. O sea que tenía la oportunidad de hacer algo que mueva cosas en la sociedad, en direcciones que al menos a mi me parecían importantes. De esa forma se puede ayudar a la gente, a quienes lidian con situaciones difíciles. Por eso, en lo que pude, creo que intenté aportar. Lo he hecho en ese tema y ahora, con este tema demente de los hijos de trabajadores extranjeros que están en peligro de ser expulsados, por lo cual hice una canción. Cuando siento que puedo incidir, que puedo ayudar, sin duda que lo hago. Es una oportunidad.

Ivri Lider escribió el tema de la película "Yossi y Jagger", que trata del romance entre dos soldados homosexuales en el ejército israelí. Recibió excelentes críticas y fue elogiada por presentar en forma muy humana uno de los temas polémicos de la sociedad. Lider mismo salió del armario hace años y reveló que es homosexual.

- Tu dices en la canción "Bo"- que significa "Ven" - "Estar parado a la luz y no en la oscuridad"; ¿fue un intento de aportar a un tema clave de la sociedad, tratar la situación de los homosexuales, o también producto de la necesidad personal tuya de vivir vida normal, sin estar escondiéndote u ocultando tu propia condición?
- Ambas cosas. Esto tiene varios aspectos. Claro que está lo personal porque creo que vivir dentro del armario es sumamente difícil y más que nada en el armario público. Es difícil vivir así toda la vida. Es como tener una bolsa encima. Con los años, te convierte en una persona sumamente dura. Y como artista, vivir en el armario te limita muchísimo; no te permite realmente abrirte, no te permite salir hacia afuera. Es como rodearse de paredes.

- Influye en tu propia creación...
- Por supuesto. Uno tiene que cuidarse de lo que dice, pensando qué puede decir y qué no, cómo queda y cómo suena cada cosa; todo tipo de cosas con las que yo no quería lidiar. Me parecía tonto encerrarme y no decir lo que soy. Y claro que a todo eso se suma el aspecto social y cultural, y sentí que hacer pública mi situación me permitiría hacer todo tipo de cosas que importan más que mi carrera personal.

- ¿Darías un paso más y dirías que el que te identifiquen como un artista que aporta a causas sociales es más importante que el que te reconozcan como un cantante exitoso?
- No me importa tanto lo que se escriba junto a mi nombre. Yo fui el primero de los artistas de esa época en salir públicamente del armario. Y la verdad es que hubo un momento de pánico en la discográfica. Tenían un cantante exitoso, que vende discos y tiene admiradoras, y se preguntaban qué va a pasar. Pero yo pensaba en una situación eventual en la que ya siendo una persona mayor, miraría hacia atrás a analizar qué hice y qué fui; y no quería sentir que el resumen sería que fui un cobarde al que le importaba más cuántos discos vendo y cuánta gente va a mis espectáculos a escucharme, que hacer algo importante para la sociedad en general. Me parece que al poner las dos cosas en la balanza, está claro cuál debe ser el resumen. No digo que el haber salido del armario me perjudicó la carrera. Quizás todo lo contrario. Pero eso no lo sabía de antemano y no tenía dudas acerca de cuál era la actitud correcta y qué pesa más en la balanza.

- Escribes sobre temas variados; ¿podrías resumir qué es lo que más te atrae como tema de tus canciones?
- Me interesa mucho la gente. Están por supuesto las canciones muy mías, personales, y las referentes a lo que nos pasa como sociedad, el comportamiento de la gente... lo más general.

- Y todo esto te lo llevas ahora a Sudamérica; seguramente con varias expectativas...
- Ante todo, te diré, con la expectativa de comer por primera vez un buen steak, como los que me han estado describiendo desde siempre...(risas). Claro que es problemático, porque después de tanto esperarlo, las expectativas son tan altas que también la decepción puede serlo. Pero en serio, este viaje me da mucha curiosidad. Voy a un lugar que no conozco personalmente, donde no sé si alguien conoce mis canciones. Será algo íntimo, sólo con el guitarrista, no con toda una banda, lo cual permite una cercanía al público. Lo espero con curiosidad, temor y emoción. Espero que todo salga bien.

- Ivri, para terminar; aunque viajas como artista ¿sientes que en realidad, al estar fuera del país, sobre el escenario te conviertes en cierta medida también en un embajador de Israel?
- Siempre, es inevitable. Uno llega de Israel, como artista israelí - no hay tantos dando vueltas por el mundo -, canto en hebreo y en inglés y la gente se pregunta seguramente cómo será todo, cómo será ese encuentro con mis canciones. Y siento que en cierta medida, sí, represento a Israel. Y me alegra, porque amo mucho a Israel, especialmente a Tel Aviv, que es mi ciudad. Si la gente puede a través mio descubrir Israel, me parece genial. Es que a menudo me doy cuenta cuando me presento en el exterior que mucha gente tiene ideas sobre el país que no tienen nada que ver con la realidad.

- Llevás un poco de normalidad...
- Claro... la gente se puede decir "ah, también esto hay en Israel".

- No solamente guerras y conflictos...
- Eso mismo. Y me alegra poder confirmarlo.