«El racismo no tiene lugar en el judaísmo», expresó el presidente de Israel, Shimón Peres, en una ceremonia de toma de juramento en la Corte Suprema de Justicia. Como presidente y ciudadano de Israel, dijo, se horrorizó con las revelaciones de incitación y racismo.
El mandatario advirtió contra la apatía y la indiferencia, y señalo que la indiferencia por la atrocidad no es diferente que la atrocidad misma.
Durante su discurso, Peres dijo que estaba al tanto de la situación en la que se encontraban los residentes del sur de Tel Aviv y otros lugares, pero no obstante las dificultades que estaban siendo soportadas, el odio hacia el otro no puede ser la solución.
«El odio hacia el extraño es ajeno a los cimientos del judaísmo. Estamos obligados a respetar a los extranjeros y otros en nuestro medio y mantener sus derechos como seres humanos», dijo Peres. También citó un pasaje de la Biblia del Libro de Deuteronomio como prueba de que éste es uno de las bases fundamentales del judaísmo.
El presidente también expresó que estaba en manos del Estado el encontrar una solución legal al problema, pero agregó que todos deben unirse para condenar y eliminar las voces de incitación y racismo.
Los comentarios de Peres se hicieron debido al reciente enojo por el influjo de infiltrados de África.
Once jóvenes del sur de Tel Aviv fueron acusados por llevar a cabo un número de ataques racialmente motivados contra extranjeros, según informó la radio pública israelí.
Los agresores, todos cerca de 15 años, incluyen a 10 adolescentes y una joven. Los cargos son que en las últimas semanas golpearon y robaron a varios inmigrantes.
El miércoles por la noche, cerca de 200 personas se juntaron en el barrio Shapira del sur de Tel Aviv gritando «La izquierda es un cáncer», «Echen a los sudaneses» y «Que los izquierdistas se vayan a Sudán».
La marcha se hizo una semana después de que israelíes se descontrolaran en el barrio Hatikva de Tel Aviv, rompieran frentes de tiendas de africanos y atacaran a buscadores de asilo luego de una protesta antiinmigrantes a la que asistieron cerca de 1.000 personas.
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