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«Cisjordania no pertenece a nadie»

Dorit ShavitEl giro de la política exterior argentina desde que Mauricio Macri es presidente es, cuando menos, tan marcado como el de la interior. En ese sentido, el relanzamiento del vínculo con el gobierno israelí de Binyamín Netanyahu, anunciado la semana pasada tras un encuentro entre ambos líderes en Davos, es un capítulo destacado.

Una ofensiva diplomática para que Argentina revierta el reconocimiento unilateral de un Estado palestino y una visita del mandatario argentino serán las próximas tareas de la embajadora Dorit Shavit.

- Macri y Netanyahu se acaban de reunir en Davos, donde anunciaron un relanzamiento de la relación. ¿Cómo se dará ese proceso?
- Fue un encuentro muy importante para ambos líderes y para ambos países, y la idea es estrechar la cooperación en un abanico amplio de temas. Teníamos con Argentina un acuerdo para que se realizaran consultas políticas entre las cancillerías de ambos países, un año en Buenos Aires y el siguiente en Jerusalén. Pero como en los últimos años no tuvieron lugar, la intención es renovarlo. También vamos a hablar sobre inversiones y sobre cómo incrementar el comercio. Después del encuentro de los líderes, comienza el trabajo, tanto de esta embajada como de la Argentina en Israel.

- Había entre el anterior gobierno e Israel temas ásperos, como el Memorandum de Entendimiento con Irán sobre el atentado a la AMIA, dejado sin efecto por las actuales autoridades. Otro fue la decisión nacional, en consonancia con otros países de la región, de reconocer al Estado palestino y las fronteras previas a la guerra de 1967 como base para un arreglo futuro. ¿Israel desea que la Argentina revea esa posición?
- Es difícil decirlo, pero por supuesto que vamos a intentar conversar con Argentina sobre esa situación. El conflicto que tenemos con los palestinos no es sólo de territorios o de dónde se demarca la frontera. Implica otros asuntos importantes. Se trata de un conflicto complejo. En primer lugar, la seguridad, que para Israel es lo más importante. Hay que tomar en cuenta que alrededor de Israel hay al menos cinco organizaciones terroristas, países que casi ya no existen como Siria, y territorios como la Franja de Gaza y el Sinaí, que es tierra de nadie.

- Concretamente, ¿Israel desea que Argentina reconsidere su reconocimiento unilateral de un Estado palestino? ¿Ya se habló de esto?
- Ojalá. Todavía no, porque estoy segura de que tanto el presidente Macri como la canciller Malcorra tienen mucho trabajo. Pero seguramente voy a encontrarme con ambos para discutir eso también. Las negociaciones deben realizarse entre países, o entre partes porque la Autoridad Palestina (AP) todavía no es un Estado. No será fácil, nadie tiene esa ilusión. Los palestinos quieren algo que Israel tiene y no les ayudará hablar con la ONU, con otras organizaciones internacionales o con países de América Latina. Tienen que sentarse con Israel para resolver este conflicto.

- ¿Qué posibilidad concreta hay de una visita de Macri a Israel o de Netanyahu a Argentina?
- Ambos se invitaron. Macri ya estuvo en Israel hace dos años, en un encuentro de alcaldes, ocasión en la que firmó una declaración contra el terrorismo. Netanyahu mostró interés en venir a Argentina y espero que lo haga, tal vez durante mi estancia.

- ¿Entonces sería antes de julio, cuando usted finaliza?
- No lo sé; es muy difícil pero estamos trabajando en eso.

- ¿Existen perspectivas para un reinicio de las negociaciones con los palestinos?
- Hay que prestar atención a dos cosas. Primero, al terrorismo en las calles de Israel, con personas que se levantan a la mañana y salen a la calle para matar a cualquiera con un cuchillo por el sólo hecho de ser judío. Es muy difícil luchar contra esos «lobos solitaries». Paralelamente, existe una incitación de los palestinos, y basta encender la radio o la televisión o ver el sitio de internet de la embajada palestina acá para oírlo. Esta atmósfera no permite ahora renovar el diálogo. Pero hay voluntad de sentarse y resolver un conflicto que ya dura demasiado tiempo.

- ¿Y por qué, en este contexto, Israel persiste en ampliar los asentamientos en Cisjordania, algo irritante para la comunidad internacional, cuestionado por la ONU y hasta por Estados Unidos?
- Estoy de acuerdo en que es un poco complicado de explicar, pero lo voy a intentar. En lo jurídico, ese territorio actualmente no pertenece a ningún pueblo, porque en 1949, luego de la Guerra de Independencia, Israel firmó un acuerdo con Jordania, que luego decidió anexarse ese territorio y formar una confederación. En 1967 Jordania perdió ese territorio e Israel nunca lo anexó, por lo que no pertenece a nadie. Los palestinos nunca dominaron esa área ni disfrutaron de independencia...

- Bueno, digamos que no pudieron, ¿no?
- No sé, porque hasta los años 20 no existía el pueblo palestino. Como ese territorio no le pertenece a nadie, es derecho tanto de israelíes como de palestinos construir allí sus casas, sus clínicas o sus escuelas. Si alguien quiere que Israel pare, debe exigirle lo mismo a los palestinos. Esto es lo jurídico. En lo práctico, Israel ya firmó acuerdos con Egipto, con Jordania, y salió de Líbano y de la Franja de Gaza y siempre desmanteló cada uno de los asentamientos. Ésta es la situación: las personas que viven en Cisjordania tienen sus familias, necesidad de hospitales, de escuelas. Pero en el momento en que lleguemos a un acuerdo con los palestinos puedo garantizar que Israel va a cumplir con cada letra del mismo.

- Pero son cientos de miles de personas que viven allí, no es lo mismo que la evacuación de miles que se dio en Gaza. Hablamos de personas que sirven en el Ejército, que tienen armas. En caso de evacuarlos, Israel enfrentaría una situación peligrosa.
- Los palestinos saben que hay bloques de asentamientos cerca de la frontera de 1967 que Israel no va a evacuar. Y el 85% de esas personas viven en ellos y van a seguir viviendo bajo soberanía israelí. Ni usted ni yo sabemos qué va a pasar con los demás, tal vez algunos prefieran vivir bajo autoridad palestina como hay árabes que viven en Israel.

- Hablemos de Irán. Argentina fue pionera en negociar. Ahora lo hicieron las grandes potencias, que lograron un acuerdo sobre el plan nuclear, eliminaron las sanciones y comienzan a destinarle grandes inversiones. Ahora mismo, el presidente Hassan Rohani está de gira por Europa y se entrevistó con el Papa Francisco. ¿Israel sigue sintiendo que la República Islámica es una «amenaza existencial»?
- El acuerdo nuclear perjudica la seguridad de Israel y tal vez su propia existencia. Irán no deja de amenazar con «borrar a Israel del mapa» y paralelamente desarrolla armas nucleares y no nucleares para luchar contra los «infieles». Tengo la sensación de que las potencias tenían una voluntad tan fuerte de firmar un acuerdo que éste terminó teniendo bastantes agujeros. Ahora, sin sanciones, Irán sigue amenazando a Israel y apoyando, financiando y entrenando a organizaciones terroristas como Hamás e Hezbolá. También ayuda a los chiítas en Irak, al régimen de Siria y a los hutíes en Yemen. Tras este acuerdo de quince años de duración, Irán podrá prepararse para, al día siguiente, enriquecer el uranio necesario para tener armas atómicas. El gobierno israelí y los expertos piensan que éste es un mal acuerdo y que no va a servir para prevenir que Irán tenga armas nucleares.