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«Abbás no quiere paz»

Bassem EidBassem Eid (56), nacido en la Ciudad Vieja de Jerusalén cuando esta se hallaba ocupada por Jordania, continúa siendo portador de pasaporte jordano y al mismo tiene cédula de identidad israelí, como residente permanente y no como ciudadano. Vive tanto en Jerusalén como en Jericó, del lado palestino.

Es un conocido activista palestino, analista político en distintos medios. Fue miembro de la organización de derechos humanos israelí Betselem y luego creó el Palestinian Human Rights Monitoring Group que encabezó.

Recurrimos a él días atrás para analizar la situación actual y adentrarnos en temas de fondo relacionados a la dinámica israelí- palestina.

Franja de Gaza

- Bassem, usted es uno de los  analistas, que tiene mayor sentido crítico de la interna del mundo árabe en general y palestina en particular. Y le quito nuevamente parte de su tiempo para preguntarle, ante todo, cuál es su lectura de lo que está pasando en las últimas  semanas, cuando vuelven a ser disparados cohetes desde la Franja de Gaza hacia Israel como resultado de los choques entre Hamás y grupos yihadistas que lo desafían.
- Desde la retirada de Israel en 2005, la Franja de Gaza se convirtió en un lugar muy malo. Hamás, de hecho, recurrió a toda su fuerza para introducir al territorio a todos los que odian a Israel. Pero parecería que no siempre eso les da resultados positivos. Ahora hay una lucha muy dura tanto contra Egipto como contra organizaciones islamistas a las que Hamás permitió antes entrar, que perjudican a la población de Gaza, mientras prosigue también el conflicto con la Autoridad Palestina (AP) y el presidente Abbás. Hamás tiene ahora muchos problemas internos en Gaza.

- ¿Está claro que elementos yihadistas que llegaron de afuera, entraron con permiso de Hamás?
- De eso no hay ninguna duda. Hamás, de entrada, dio su visto bueno a esas posturas ideológicas y permitió que entren esos elementos del Sinaí a Gaza. Por lo tanto, tiene plena responsabilidad por todo lo que pasa en la franja.
A Gaza no entra nadie que Hamás no quiere que entre. Ellos mismos impiden que salga la gente de Gaza y su control funciona también en dirección contraria.
Temo que  la lucha que se da hoy dentro de Gaza es islamista, terrorista, entre Hamás y frentes islámicos, y eso causa un gran daño tanto al islam como a musulmanes moderados que lo que buscan es vivir en paz.
Esto me hace acordar a la situación de Hezbolá que hace unos años tenía mucho apoyo y a raíz de su lucha junto con el régimen sirio en la guerra actual, la nación islámica lo ve como Satanás, porque mintió al decir que su rol es «luchar contra la ocupación israelí» y lo que hace es masacrar al pueblo sirio, apoyando en ello al régimen de Damasco. Creo que Hamás llegará a la misma situación al agudizarse su lucha contra los grupos islámicos.

- Lo que está ocurriendo ahora, aún no puede ser visto como una guerra ¿verdad?
- Es cierto, aún no lo es, pero no descarto que una guerra interna en Gaza resulte mucho más difícil que cualquiera de las que hubo entre Hamás e Israel.

- Cuando Hamás combate a los grupos yihadistas, puede que haya quien piense que hay aquí una guerra entre fuerzas de la luz y fuerzas de la oscuridad, lo cual daría legitimidad a Hamás...
- Esto no es en absoluto una guerra entre la luz y la oscuridad, claro que no. Hamás es una organización tan oscura como el Estado Islámico, aunque haya usado otros métodos. No cree en la libertad ni en nada que no sea la guerra contra Israel.

- Pero también tienen discrepancias...
- Así es, el Estado Islámico ve a Hamás como traidor porque actúa según la agenda de Irán, que es chiíta y no sunita. Aquí, lo que hay de fondo, es una guerra dentro del islam, entre sunitas y chiítas. Eso es lo más clave. Esa es la tercera guerra mundial.

Proceso de paz

- Bassem, usted está a favor de una solución pacífica y negociada entre Israel y la AP. ¿Cómo analiza la razón del estancamiento hasta ahora? ¿Hay responsabilidades compartidas de las dos partes?
- Sin duda. Creo que el presidente Abbás no está interesado en reanudar el proceso de paz con Israel. Me parece que él siente hoy que en la práctica está al frente de un Estado en Cisjordania, recibiendo apoyo internacional. A fin de cada mes, recibe un cheque importante de los donantes a la AP. Y si las negociaciones arrojan frutos, él puede perder privilegios. Puede estar preguntándose ahora para qué va a arreglarse con Netanyahu si puede estar tranquilo en Cisjordania, mientras Ramallah funciona como su capital en la práctica. Creo que él disfruta de su situación actual y sabe cómo aprovecharla.

- Eso, claro está, no es en absoluto lo que dice…
- Por supuesto que no. Pero él sabe que en ninguna negociación Israel volverá a las fronteras del 67, que Jerusalén Oriental no será capital de Palestina, y que en ninguna negociación se permitirá el retorno de los refugiados. Y creo que Abbás se dice a si mismo «si renuncio a esos tres elementos esenciales, me verán como colaborador con Israel y si de todos modos sé  que eso no se logrará, ¿para qué tengo que entrar al oscuro túnel de las negociaciones?».

- Dice que los palestinos no lograrán imponer su posición en los tres puntos que ha mencionado. ¿Considera que son claves?
- Quisiera ver un Estado palestino con Jerusalén Oriental como capital. Para mi eso es fundamental. No tengo problema con intercambio de territorios. Pero lo que me parece más importante es hallar una solución al tema  de los refugiados. Y no estoy diciendo que vuelvan a Akko y Haifa sino que llegó el momento que vivan dignamente como seres humanos.
La solución es que la ONU que recibe tantos miles de millones de dólares por año, construya barrios para los refugiados en los países en los que viven hoy. Que Líbano y Jordania los reconozcan plenamente como ciudadanos, no como residentes. En Siria, con todos los que han muerto en la guerra, ya no sé cuántos quedan hoy.

- ¿Qué opinión le merece el hecho que Israel se opone al retorno de los refugiados?
- Lo entiendo. Recuerdo que en el 98 o 99, Yasser Arafat en persona publicó un artículo en «The New York Times» señalando que entendía la posición de Israel al respecto, comentando que el tema podía ser problemático para su seguridad. Creo que no está de más preguntarse si acaso los estados árabes estarían dispuestos a recibir a todos los judíos que salieron de allí como refugiados. Sería imposible. No me parece que los países árabes estén interesados en ayudar en este tema.

- Israel asentó a todos esos refugiados judíos de países árabes y los convirtió en ciudadanos. Los países árabes actuaron diferente con sus «hermanos» palestinos...
- Por supuesto. Los refugiados palestinos en los países árabes han sido usados como arma política contra Israel. Creo que han tenido actitudes racistas ante los refugiados. No tengo ninguna esperanza de los países árabes.
Creo que si se hace hoy una encuesta, se verá claramente que la situación de los refugiados palestinos que viven bajo la jurisdicción de Israel es un millón de veces mejor que la de los refugiados en cualquier país árabe.
Desde el 67 hasta ahora, Israel jamás limitó a los refugiados palestinos. Les permitió trabajar, libertad de movimiento, podían comprar tierras fuera de los campamentos de refugiados y construir sus casas. Eso no existe ni en Líbano ni en Siria.

- La situación en Jordania es diferente; sí dieron ciudadanía.
- Así es. Pero la situación general es muy mala. Esa es la verdad. Duele, pero es así.

- ¿Qué debe cambiar para que se salga del estancamiento?
- Creo que falta liderazgo en las dos partes. Además, creo que los palestinos ya están cansados de la avanzada edad de las figuras centrales en la OLP, del presidente Abbás, de ver siempre a Saeb Erekat, Azzam al-Ayhmad... Creo que en ambas partes es esencial que la gente se levante contra el estancamiento.
Entiendo por qué los palestinos esconden la corrupción de la AP, el dinero que roban. Si los palestinos creen que su liberación vendrá de Alemania, Francia o la Casa Blanca, están equivocados.

«Mentiras»

- ¿Qué opinión le merecen algunos críticos de Israel que alegan que lleva a cabo «limpieza étnica» de los palestinos? De lo que usted conoce la situación en el terreno, ¿es cierto?
- Es una mentira carente de fundamento. Los que dicen eso nunca visitaron ni Israel ni los territorios; no vieron la realidad. Ni ameritaría comentar algo tan carente de base. Una cosa es tener discrepancias con tal o cual política y otra es tener de fondo la intención de destruir a Israel. Creo que el que alega que Israel hace limpieza étnica de los palestinos no está buscando la paz sino la destrucción de Israel.

- ¿Y qué opinión le merece la afirmación de parte de algunos críticos de Israel, alegando que es un Estado apartheid?
- No lo veo así en absoluto. Veo que lo que Israel da a los palestinos, no nos lo dan los países árabes. Tenemos diputados árabes palestinos en el Parlamento israelí, tenemos médicos destacados en todos los hospitales israelíes, nuestros enfermos se internan en los hospitales israelíes y a veces me parece que son muchos más que los judíos. Veo cómo la intendencia de Jerusalén inaugura cada año edificos que sirvan de escuelas para los palestinos. No veo nada de esto en ningún país árabe.

- ¿Qué piensa de la campaña BDS, de los llamados a boicotear a Israel?
- Creo que esa gente lo que desea no es aportar una solución al conflicto sino dañar a Israel. Esa campaña no nos traerá un Estado palestino. BDS es una organización que quiere enriquecerse a expensas de los palestinos, como UNRWA.

Realidad

- ¿Cómo describiría la situación de los palestinos en el terreno? Por un lado está claro que no hay un Estado palestino soberano y eso es una limitación para los palestinos. Por otro, los habitantes de las ciudades palestinas en Cisjordania, a menos que tengan que pasar a territorio israelí, puede que no vean nunca a un soldado israelí. ¿Está de acuerdo con este planteamiento o no refleja la realidad?
- Le diría que la situación en el terreno desde que Netanyahu es primer ministro, es mucho mejor que en los tiempos de Ehud Olmert, porque han sido levantados numerosos puestos de control en los caminos. Es indudable que se puede viajar de Ramallah a Nablus en el norte sin chocar con ningún «majsom», o sea con ninguna barrera, puesto de control. Lo mismo desde Nablus a Jenín. Hoy en día 92.000 palestinos entran de Cisjordania diariamente a Israel a trabajar en forma legal, y se estima que otros 15.000 aproximadamente lo hacen en forma ilegal.

- Recuerdo los tiempos previos a la segunda Intifada en los que cuando iba a cubrir cosas en Cisjordania, no me topaba con ningún puesto de  control del ejército, salvo sobre la línea divisoria misma entre las dos partes. Desde mi punto de vista, mi experiencia mostró que fue la recurrencia de los atentados suicidas la que cambió la situación. ¿Concuerda con este planteamiento o lo estoy interpretando mal?
- No se equivoca. Es indudable que los propios palestinos, aunque no siempre lo digan, son conscientes de que la situación actual es resultado del terrorismo suicida. Le cuento que hace un mes estuve en la ciudad de Kalkiliya y me encontré con unos palestinos que tienen la barrera separatoria a 40 centímetros de la entrada de su casa. Le comenté al dueño de casa que seguramente siente que está en el fin del mundo y ¿sabe qué me contestó? «Nosotros tenemos la culpa». Me sorprendió. Pero tiene razón.

- ¿No tiene usted críticas al lado israelí?
- Me alcanza con las críticas de los israelíes a su propio gobierno. Lo hacen mucho mejor que yo.

- Bassem ¿cómo lo ven a usted en la sociedad palestina? ¿No le critican por expresar estas opiniones?
- Le digo, ante todo, que todo esto que le he dicho a usted, lo he dicho en árabe, en un programa central de la televisión israelí en idioma árabe. Y cuando viajé después a Hebron, Belén, Ramallah, Jenín y Tulkarem, mucha gente me reconoció y me alentó. No estoy diciendo que todos los palestinos me quieren, pero muchos me entienden, eso está claro.

Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay