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Fin de «Dos Estados»

Estimados,

Todos los signos indican que la solución de «dos Estados» para resolver el conflicto entre Israel y la Autoridad Palestina llegó a su fin, al menos en un futuro previsible.

La situación actual se caracteriza por la continuación de la colonización israelí en Cisjordania, la ruptura creciente entre Cisjordania y Gaza, una fuerte debilidad de la Autoridad Palestina, y la falta de presión del Cuarteto para reanudar una negociación.

En vísperas de elecciones en Israel, los partidos políticos más fuertes y la mayoría de la sociedad israelí no consideran que sea necesario cambiar la escenografía actual.

Parece mentira, pero es verdad: los morteros sirios en el Golán y las explosiones de misiles en Sderot, Ashkelón o Ashdod no se oyen en Jerusalén y Tel Aviv. Desde allí no se ven las escuelas cerradas del sur de Israel. El único asunto que preocupa actualemte a los políticos son las elecciones primarias en sus partidos.

La alianza que forjaron hace unas semanas Netanyahu y Liberman, es un dato más en contra de cualquier expectativa de negociación.

El gobierno actual, y el que pueda emerger de las elecciones, centra su atención en el programa nuclear iraní y en amenazas de atacar sus instalaciones.

Excepto los ataques con misiles, cada vez más modernos, lanzados por las organizaciones terroristas de Gaza, la violencia contra objetivos israelíes desapareció. La cooperación entre Israel y la Autoridad Palestina en Cisjordania es relativamente exitosa.

El presidente palestino, Mahmud Abbás, informó a la televisión israelí que sólo aspira ver la ciudad galilea de Safed, en la cual nació, sin pretender volver a vivir en ella, y paga el precio de ser crecientemente impopular entre los suyos debido a las críticas de Hamás que lo tilda de «traidor» por renunciar unilateralmente al derecho de retorno.

Abbás presentó la solicitud para acceder a ser un Estado miembro de la ONU en septiembre de 2011. Pero Estados Unidos se opuso radicalmente y amenazó con vetar la propuest en el Consejo de Seguridad. Ahora insiste con una nueva acción unilateral en la Asamblea General para ser recibido como Estado observador no miembro.

Debido a ello, Estados Unidos e Israel lo amenazan con diversas medidas, desde cortar fondos de ayuda hasta anexar definitivamente al Estado hebreo zonas que ahora ocupan grandes bloques de asentamientos judíos en Cisjordania. Netanyahu guarda, además, el as debajo de la manga para gestionar los impuestos que pagan los palestinos y puede cortarles  la entrega de dichos fondos.

La Autoridad Palestina vive fundamentalmente de una ayuda internacional que está disminuyendo, especialmente debido a la crisis económica mundial y al cansancio de los países y las instituciones donantes. La deuda externa que gestiona Abbás es de 1.800.000 millones de dólares. A la vez, el gobierno palestino sufre un déficit de 590 millones.

El resultado es que los salarios de más de 150.000 funcionarios dependen de la ayuda internacional y los impuestos que gestiona Israel. Apenas unos pocos países entregan a la Autoridad Palestina millones de dólares en lo que se conoce como «apoyo al presupuesto»; ninguno de ellos es ábabe o musulmán.

La economía palestina se encuentra en una seria crisis debido a las dificultades para producir y exportar a través de Israel, y a la fragmentación de las áreas palestinas. A la vez, la comunicación entre ellas está interrumpida por el odio reinante entre Hamás y Al Fatah, quienes cada tanto firman un nuevo acuerdo de reconciliación que ambos saben que no cumplirán.

Se calcula que la pobreza y el desempleo afecta a la quinta parte de los habitantes de Cisjordania y Gaza.

Israel, Estados Unidos y la Unión Europea coinciden, pese a no tener los mismos objetivos, en sostener a la Autoridad Palestina y evitar su colapso. Si esto ocurriese, Israel tendrá que hacerse cargo de los palestinos en Cisjordania. De hecho, desde la perspectiva del derecho internacional, Israel es un país ocupante que tiene obligaciones, entre ellas la de ser responsable por toda la población en dicho territorio.

Tal situación conllevaría a que la solución de «dos Estados» se torne imposible. En ese caso, Israel tendría que integrar a la población palestina de alguna forma, algo que no quieren ni los ciudadanos israelíes ni los palestinos. En Israel algunos políticos lanzaron la idea de integrar progresivamente a los palestinos con derechos civiles pero no con ciudadanía completa. Todos entendos hacia donde nos podría llevar adoptar dicha propuesta.

Paradójicamente es cada vez es más extendida la idea de que no será posible contar con dos Estados. Lo grotesco es que no parece que exista otra alternativa mejor, excepto avanzar hacia uno solo, algo que para todos sería la peor forma del mismo problema.

Para colmo, en esta semana, la parte de la Torá que leeremos es la que narra cómo Itzjak e Ismael, ambos hijos del patriarca Abraham, entierran juntos en Hebrón a su padre recién fallecido sin que entre ellos medie rencor alguno.

Que lástima; la historia no se repite. Estuvo bien mientras duró.

¡Buena Semana!