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Hora de negociar

Estimados,

El deterioro de las relaciones con Turquía y las reacciones de Egipto ante el asalto a la Embajada de Israel deberían indicar a Netanyahu que no renovar las tratativas con los palestinos pone en riesgo nuestros pactos en la región.

Resultará lamentable para Israel descubrir que el estancamiento surgido de la negativa por parte de Bibi a aceptar las fronteras de 1967 con arreglos acordados como base para las negociaciones en razón de que, a su entender, resultan indefendibles, habrá de quitarle a Israel la profundidad diplomática que supo ganar en los tratados de paz con Egipto y Jordania.

Con la mejora de la posición diplomática de los palestinos tras su pedido formal ante la ONU, y en ausencia de un proceso negociador, Israel podría verse obligado a tener que hacer frente a nuevas y prolongadas olas de protestas que podrían degenerar en una violencia incontrolable. Es casi seguro que estas manifestaciones habrán de estallar primero en las plazas de El Cairo, Ammán y Estambul como un signo de solidaridad con los palestinos. A continuación, las ondas de choque pondrán en marcha la movilización activa de los palestinos en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental, incluso si la Autoridad Palestina a cargo de Mahmud Abbás se muestra convencida de que la violencia y el terror no hacen sino dañar los intereses palestinos.

Las imágenes generadas por estos eventos operarán en favor de la cosmovisión diplomática-religiosa del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogán, quien, contra el trasfondo del desarrollo iraní y del declive de Egipto y Arabia Saudita, está conduciendo a Turquía hacia la toma de posiciones definidas en los conflictos de Oriente Medio. Si decidió apostar por una postura determinada acerca del papel desempeñado por el régimen del presidente Bashar al-Assad en los sangrientos acontecimientos ocurridos en Siria, sin duda procederá de igual manera en relación con Israel y su conflicto con los palestinos en los territorios, los cuales todo el mundo considera bajo la categoría de una ocupación, y donde todos quieren ver establecerse un Estado palestino al lado del israelí.

Egipto, bajo la dirección temporal de Mohammed Tantawi, así como Jordania y el rey Abdullah, no serán capaces de soportar por mucho tiempo la presión popular derivada de las manifestaciones de solidaridad árabe con los palestinos. Ésta aumentará sustancialmente cuando Egipto cuente con un gobierno electo, el cual habrá de incluir a los Hermanos Musulmanes, y cuando los intentos de Abdullah por contener la primavera árabe uniéndose al rico y beneficioso "frente del Golfo" se esfumen por completo.

A Egipto y Jordania - a pesar de no tener tiempo más que para dedicarse a resolver sus incontables problemas domésticos, y de ser completamente dependientes de la ayuda estadounidense - les resultará difícil hacer caso omiso de los "tweets" de Twitter y de los "like" de Facebook que inundarán el mundo árabe con impresiones sobre los enfrentamientos entre Israel y los palestinos. Aunque todos los partidos egipcios firmaron el acuerdo de Al-Azhar, que incluye la cláusula de honrar el pacto de paz, éste es susceptible de convertirse en no beligerancia de facto, por lo que la retirada del último embajador árabe de Israel sólo sería una cuestión de tiempo.

La reanudación de las negociaciones con los palestinos con miras a alcanzar un acuerdo basado en el discurso del presidente de EE.UU, Barack Obama, no hará que el mundo árabe se vuelva sionista, pero diluirá aquellos vapores de gasolina que podrían desatar una conflagración con terribles consecuencias para Israel.

La renovación de las conversaciones podría indicar la disposición de Israel para distinguir entre los "buenos", a favor de un compromiso, y los "malos", aquéllos que lo rechazan y se coligan para combatirlo. También permitiría a EE.UU y a Europa actuar en contra de la intención por parte de Irán de obtener capacidad militar nuclear. El desarrollo de dicha capacidad supondría una carrera armamentista y un cambio en el equilibrio de poder regional que debilitaría seriamente la estabilidad que Israel tanto necesita.

Un peligroso huracán amenaza golpear las costas israelíes durante este otoño. El gobierno de Netanyahu tiene la obligación de tomar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la población.

Es hora de negociar, antes de que sea demasiado tarde.

¡Buena Semana!