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Entre Sarajevo y Damasco

MunchEstimados,

Las fuerzas turcas derribaron un avión ruso cerca de la frontera entre Turquía y Siria, lo que intensificó de manera peligrosa un conflicto en la región que se está expandiendo rápidamente y de manera imprevisible.

Conviene dar un paso atrás y considerar lo que la guerra en Siria provocó: sólo días después de los ataques en París - unos de los peores atentados terroristas en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial - y mientras Bruselas aún se encuentra en cierre parcial, un miembro de la OTAN derribó un avión de combate ruso.

Si ello hubiese ocurrido durante la Guerra Fría, nos estaríamos preparando para la posibilidad de una guerra nuclear. Afortunadamente, ese conflicto se acabó. En vez de marcar los códigos nucleares, Putin solicitó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, mientras que la OTAN convocó su propia reunión de urgencia.

Pero no cabe malinterpretar la situación como una evidencia de calma. Rusia culpó a Turquía de ser «cómplice del terror» y Putin advirtió que habrá «serias consecuencias». Y estos son apenas algunos de los últimos acontecimientos en el conflicto más problemático del mundo.

Justo después de las masacres en París, el Papa Francisco dijo que los atentados terroristas fueron parte de lo que poco a poco se convertirá en una Tercera Guerra Mundial. Pero es la contienda en Siria en sí lo que se va transformando en el enfrentamiento mundial de este siglo.

El conflicto sirio, el cual se volvió mortal en 2011 cuando Assad respondió a los llamados a la democracia al masacrar a los manifestantes, se transfiguró en un vértice global de violencia, un agujero negro que se traga a todas las demás pugnas. Día tras día, el número de víctimas, disputas y rivalidades que alimenta la guerra en esa zona crece en números exorbitantes, lo que trae consigo más potencia de fuego.

Todo se inició con activistas en pro de la democracia contra el régimen de Assad, y eso atrajo un conjunto conflictivo de grupos armados de la oposición. Hizo que moderados se enfrentaran contra extremistas y extremistas contra ultraextremistas.

El conflicto se ve enardecido por la furia sectaria de chiítas en contra de sunitas, de árabes en contra de iraníes. Hezbolá, respaldada por Irán, lucha contra rebeldes apoyados por árabes del Golfo. El Frente al-Nusra, de Al Qaeda, compite con el Estado Islámico (EI); los kurdos luchan contra el EI y contra el Ejército sirio, y Turquía lucha contra los kurdos, mientras enfrenta al EI y ejerce una intensa presión para destituir a Assad.

Y son muchos más los aspectos involucrados con mayores consecuencias geopolíticas. Está Rusia, Estados Unidos y la coalición en contra del EI, y pronto habrá un bloque organizado por Francia para combatir a los yihadistas.

Es mucho y poco lo que se ve a simple vista. Mientras Rusia y Turquía hacen alardes de combatir al EI, el enemigo ungido del mundo «civilizado», el hecho es que cada uno tiene otros objetivos en su carpeta estratégica, y esta es la razón por la que el derribo del avión ruso no será desestimado como un accidente en un abarrotado teatro de guerra.

Rusia no está en Siria para combatir al Estado Islámico sino para salvar al régimen de Assad como un aliado permanente suyo. Turquía tiene dos objetivos: cortar las alas de los kurdos independentistas y ver la caída de Assad.

Y mientras los objetivos de Turquía difieren de los de sus aliados de la OTAN - particularmente porque Ánkara hace la vista gorda ante el EI, un enemigo de los kurdos - el bloque de la OTAN, en su mayoría, está de acuerdo sobre su aversión hacia Assad.

Luego existe un concurso geopolítico incluso más grande en juego. Rusia está tratando de socavar la posición de Estados Unidos en Oriente Medio.

Mientras Obama trata de asegurarle a Estados Unidos que sus esfuerzos calculados por contener y degradar al EI están dando resultados lentos pero seguros, Putin envió una enorme fuerza militar a Siria y reestructuró el conflicto. Assad podría haber estado a punto de caer, pero Putin, quien ahora se colocó del mismo lado de Irán y Hezbolá, se aseguró de que eso no ocurra en un futuro cercano. Y en estos días en que el EI lanza su ataques en Europa Occidental, parece más probable que Assad logre mantenerse en el poder.

Todo esto apenas roza la superficie de la magnitud de este conflicto. Todos los involucrados en él tienen amigos y enemigos en lados opuestos.

Así es una guerra mundial: socios extraños, agendas conflictivas, alianzas de conveniencia. Y si uno cree que el centro del conflicto; es decir, los problemas y las ideologías que están en juego, parecen confusas, que recorra la línea histórica que va desde Sarajevo a Damasco y trate de averiguar en torno a qué giró la Primera Guerra Mundial. La claridad no es un requisito indispensable en una contienda global.

La Guerra Mundial de Siria ya involucra a decenas de países. El año pasado, Estados Unidos creó una coalición de amplio rango de más de 60 naciones. Desde Corea del Sur hasta Australia; los gobiernos participaron en distintos grados en la campaña para derrotar al EI.

El EI, mientras tanto, extendió su área de operaciones. También agregó franquicias y sus fans atacan objetivos alrededor del mundo.

La organización yihadista con sede en Siria no sólo controla territorios allí y en Irak; sus miembros mantienen el dominio en Libia, la Península del Sinaí en Egipto, Nigeria y otras partes de África. Y la lista de grupos terroristas que le prometen lealtad al auto denominado califato abarca decenas de miles de kilómetros, al llegar a lugares como Afganistán, Indonesia, Pakistán, Argelia y las Filipinas.

Muchas personas de distintas nacionalidades murieron en Siria e Irak. Pero la propia propaganda terrorista del EI transmite el asesinato de norteamericanos, británicos, egipcios, japoneses, coreanos, chinos y civiles de otras nacionalidades.

Refugiados de Siria se reubicaron en lugares tan lejanos como Uruguay y República Dominicana; y los ataques terroristas por parte de individuos vinculados a combatientes sirios no sólo matan a gente en Siria, Líbano y Turquía, sino también en Canadá, Francia, Australia, Nigeria y Dinamarca, entre otros lugares. Y no hay que olvidar a Egipto, donde los expertos de inteligencia y las autoridades rusas creen que un avión de pasajeros ruso fue derribado deliberadamente en el Sinaí hace unas semanas.

El término «guerra mundial» obviamente evoca los dos grandes conflictos del siglo XX. Sin embargo, si algo se destaca es el desinterés de Israel y Estados Unidos de verse involucrados; el israelí y el norteamericano promedio desean permanecer afuera, y decir «esta guerra no es mía».

Nadie sabe hasta dónde se mantendrá su voluntad. Israel tiene sus broncas aparte con los palestinos. Pero conviene recordar que conflictos similares sólo llegaron a su fin cuando para Estados Unidos fue imposible seguir fingiendo que no estaba siendo afectado por una sangrienta guerra que se estaba librando a miles de kilómetros de sus costas quitándole zonas de influencia.

¡Buena Semana!