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¡Locos, bajen de la azotea!

Cuando nos enteramos de que Bibi trata de reclutar una mayoría de ocho ministros en su foro para lanzar un ataque contra instalaciones nucleares iraníes, no se trata sólo de un escándalo, tal como manifestó el viceprimer ministro Dan Meridor, sino también de una fantasía macabra.

Incluso el canciller Avigdor Liberman - que una vez propuso bombardear la represa de Asuán, y que propone ahora ir a la guerra en la Franja de Gaza para acabar con Hamás de una vez por todas - declaró esta semana que estamos hablando demasiado sobre la cuestión iraní.

El ministro de Exteriores israelí hasta citó una frase de un famoso western: "Si quieres disparar, dispara, no hables". Liberman, el más extremo de los extremistas, quien no ha revelado si está a favor o no de un ataque a Irán, es consciente de la locura que subyace en nuestras amenazas de atacarlo.

Resulta difícil de creer que no hace mucho tiempo atrás la censura haya prohibido cualquier publicación relacionada con el tema nuclear. En el mejor de los casos, se exigía la invocación de la frase "según fuentes extranjeras". Como si el que tramara algo contra nosotros en esta área no conociera acerca de sí mismo lo que nosotros ya sabemos de él.

El momento elegido por los censores para permitir lo que estaba prohibido hasta no hace mucho, quizás no sea ninguna coincidencia: tiene como fin, o bien preparar a la opinión pública para que se vaya acostumbrando a la idea de que lo peor y más temible puede ocurrir efectivamente, o bien, presionar a Estados Unidos para que decida tomar acciones contra Irán; o bien, encontrar excusas que justifiquen nuestra pérdida de tiempo mientras nos dedicamos a hacer concesiones a la Autoridad Palestina.

En lo que respecta a Irán, el primer ministro Binyamín Netanyahu y el ministro de Defensa, Ehud Barak, están siguiendo el consejo maquiavélico al pie de la letra: Elige un enemigo y alimenta tu odio hacia él.

La diferencia entre la situación actual y aquella durante la Primera Guerra del Líbano - que supuestamente no llevaría más de 48 horas y terminó prolongándose durante 18 años - radica en que el primer ministro Menajem Begin - cuyo entendimiento en materia de defensa se reducía a una sola pregunta realizada a los soldados en el frente: "¿Tienen ametralladoras?" - se apoyó ciegamente en el ministro de Defensa, Ariel Sharón, y en el Jefe de Estado Mayor, Rafael Eitán (Raful) - los mismos dos hombres que terminaron arruinándolo tras un largo camino de sufrimiento mental y físico.

Ahora, el dúo Bibi y Barak amenaza con capitanear la próxima guerra, si es que se produce - Dios no lo permita -, contrariamente a las recomendaciones de la cúpula militar y de seguridad. La impresión es que Barak y Netanyahu no son capaces de hacer las concesiones necesarias para alcanzar un acuerdo diplomático con los palestinos, y que, por eso, han decidido asustar a la nación y al mundo entero con la amenaza nuclear iraní y la necesidad de extirparla.

El arsenal atómico que, según fuentes extranjeras, posee Israel ha recibido el nombre de "arma del Día del Juicio Final"; es decir, está diseñado para su utilización en caso de extremo peligro para la existencia de Israel. La posibilidad de utilizarlo fue planteada en una ocasión por la primer ministro Golda Meir al inicio de la Guerra de Yom Kipur, cuando el ministro de Defensa, Moshe Dayán, declaró que estábamos al borde de la destrucción del Tercer Templo. Esta posibilidad nunca se ha incluido en la agenda de manera realista.

Cuando los misiles Scud iraquíes caían por aquí durante la Guerra del Golfo y como venganza por la destrucción del reactor nuclear Osirak a manos de la Fuerza Aérea israelí bajo las órdenes de Begin, quedo al descubierto un pueblo asolado por el pánico que diariamente huía de Tel Aviv de a millares. Durante el transcurso de la guerra, los representantes de los medios de comunicación se reunieron varias veces con el Jefe de Estado Mayor, Dan Shomrón. En una ocasión, se disparó de repente el ulular de una sirena. El jefe de gabinete se dirigió inmediatamente hacia el bunker de seguridad, y mientras emprendíamos nuestra salida, un comentarista - en la actualidad uno de los más populares de la televisión - susurró: "Me temo que, de no mediar una bomba atómica, esto no acabará nunca". Pero concluyó sin una bomba atómica y con un solo muerto en Tel Aviv. Saddam Hussein también fue rematado más tarde por los estadounidenses.

Cuando Sharón era ministro de Infraestructura, durante el primer gobierno de Netanyahu, me reveló en una conversación privada que Bibi se había interesado por el problema nuclear ese día. "No vas a creerlo", dijo Sharón, "pero Raful - que era entonces ministro de Agricultura - y yo, los dos más viejos, fuimos a verlo y le advertimos que este no era un tema de discusión, para que el silencio sobre su existencia no fuera roto y ellos pudieran quitárnoslo".

La respuesta de Bibi, según las palabras de Sharón, fue: "Yo sólo quería saber".

El diputado laborista y ex ministro de Defensa, Binyamín Ben-Eliezer, afirma que transpira por las noches. El ministro del Interior, Eli Yishai, de Shas, declaró recientemente que también a él le cuesta conciliar el sueño sabiendo lo que sucede. Yishai estuvo presente en las recientes reuniones (por separado) de Bibi y Barak con el rabino Ovadia Yosef. Es una lástima que el rabino no les haya dado algunas sonoras bofetadas, como es su costumbre, luego de escuchar lo que tenían para decir.

Cuando nos enteramos de que Netanyahu está tratando de reclutar una mayoría de ocho ministros en su foro para lanzar un ataque contra instalaciones nucleares iraníes, no se trata sólo de un escándalo, tal como manifestó el viceprimer ministro Dan Meridor, sino también de una fantasía macabra. Se precisa de una tremenda irresponsabilidad para poner a un millón y medio de habitantes del país bajo el fuego de Irán, Hezbolá, Hamás, y hasta quizás de la Autoridad Palestina. Y todo esto a la luz de la oposición y las dudas del Estado Mayor, el comandante de la Fuerza Aérea y los organismos de Inteligencia.

Incluso si la amenaza de bombardeo sobre Irán tiene como objetivo presionar a los estadounidenses para impulsarlos a actuar, este es el lugar y el momento oportunos para reiterar una declaración ministerial de antaño: ¡Bájen de la azotea, locos!

Fuente: Haaretz - 9.11.11
Traducción: www.argentina.co.il