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El rugido de Barak

Ehud BarakTzáhal siempre exagera los peligros; siempre exige más dinero, pero, a fin de cuentas, el presupuesto se determina por la fuerza política del ministro de Defensa y no por ninguna amenaza real. Si se aceptan las propuestas de Ehud Barak, Israel podría terminar como Grecia.

Durante años, el titular más conocido para los jefes de los organismos de defensa israelíes era "Misiles Shihab-3 apuntan al corazón de Tel Aviv". Cada vez que se trataba el asunto del presupuesto de defensa, se convocaba con urgencia a los corresponsales militares al ministerio de Seguridad en Tel Aviv, donde tiene su sede el Estado Mayor.

Allí, los oficiales superiores les informaban, en el más absoluto secreto, que los planes nucleares de Irán no detenían su avance y que sus misiles ya era capaces de alcanzar Israel. El resultado era toda una serie de grandes titulares en los periódicos del día siguiente, dando cuenta de los cohetes que apuntaban directamente al corazón del país y afirmando que, por lo tanto, era imposible reducir el presupuesto de defensa cuando son nuestras vidas las que están en juego.

Pero este año, el ministro de Defensa, Ehud Barak, tuvo un inconveniente. El gobierno decidió, en contra de su opinión, reducir el presupuesto además de instituir algo de transparencia y ejercer algún control sobre el mismo. No se trata de un gran recorte, es verdad, sólo de una pequeña quita hecha solamente sobre la adición concedida a Tzáhal. Pero Barak ni siquiera estuvo de acuerdo con esto, y por eso decidió aparecer ante el Comité de Finanzas de la Knéset y sugerir - sugerencia la suya tan sutil como un león - que Israel podría encontrarse en una situación en la que sería necesario atacar a Irán solo, sin ayuda de nadie. Incluso mencionó una fecha: el año decisivo de 2012. Entonces, ¿quién tendrá ahora el coraje de recortar el presupuesto de defensa cuando posiblemente el año que viene debamos enfrentar una guerra en la que la vida y la muerte habrán de decidirse a cada instante?

Las tácticas del miedo utilizadas por los jefes de los organismos de defensa no constituyen ninguna novedad. Érase una vez que los ministros de Defensa iban a invocar a Egipto, entonces se trasladaron hasta el Irak de Saddam Hussein y el frente oriental. Pero ahora, lo único que queda es Ahmadinejad en Irán. La verdad es que no existe una gran conexión entre las amenazas reales y el tamaño del presupuesto de defensa de Israel.

Tzáhal siempre exagera los peligros; siempre exige más dinero, pero, a fin de cuentas, el presupuesto se determina por la fuerza política del ministro de Defensa y no por ninguna amenaza real.

No importó si ganamos la guerra en 1967 o si sufrimos una tremenda derrota en 1973: en ambos casos, el presupuesto del ejército se incrementó. No importó si firmamos un acuerdo de paz con Egipto o con Jordania; si por una década entera el frente oriental estuvo paralizado a causa de la guerra entre Irán e Irak; si penetramos en el Líbano o si nos retiramos: en todos los casos, el presupuesto terminó siendo mayor que antes.

¿Y cuándo se recorta el presupuesto? Eso es algo que también ocurre sin ninguna vinculación con las amenazas que nos rodean. Se recortó solamente cuando nos tocó enfrentar una difícil situación económica. Ocurrió en 1951, cuando el gobierno de David Ben Gurión no tenía dinero suficiente para comprar combustible ni trigo. Ocurrió otra vez en 1985, cuando la crisis hiperinflacionaria casi deja al país sin un solo centavo.

En referencia a las consideraciones de Barak acerca de Irán, el ministro de Gabinete, Moshé Yaalón, declaró que la decisión del ministro de Defensa de plantear el tema en la agenda "fue una jugada cínica e irresponsable que perjudica la seguridad del Estado". Pero además de esta falta de responsabilidad, Barak sobresalió también en otra forma de irresponsabilidad, ya en el ámbito económico. Aseguró que el gobierno debe dedicar mayores recursos para hacer frente a la protesta social, pero de inmediato agregó que el presupuesto de defensa debe incrementarse.

En total, se necesitarían otros 7 u 8 mil millones de shekels anuales "para responder a las amenazas que todos ya conocemos: Hamás en Gaza, Hezbolá en el Líbano e Irán en segundo plano". Es decir, defensa y bienestar, sin orden de prioridades. Como si fuera realmente posible aumentar el déficit actual sin tener que pagar por ello un alto precio.

Después de todo, sólo esta semana el Ministerio de Finanzas dio a conocer datos que revelan que la recaudación impositiva fue disminuyendo como consecuencia de la desaceleración económica y de las pérdidas en el mercado de valores. Por tanto, ¿cómo es posible aumentar aún más los gastos? ¿Es que Barak no se ha enterado de la grave crisis que enfrenta Grecia? En los últimos años, Grecia se ha comportado exactamente como él recomienda hacerlo ahora: aumentando descuidadamente los gastos; incrementando el déficit y tomando préstamos - hasta que finalmente colapsó y tuvo que cambiar bruscamente el rumbo. Actualmente mendiga de puerta en puerta, aplicando recortes de un 25 por ciento en el sector público; deja sin empleo a 30.000 personas; descuenta decenas de porcentajes de las pensiones públicas y aumenta drásticamente los impuestos. ¿No se da cuenta Barak que será ese también nuestro destino en el caso de que sigamos sus consejos?

Entonces, ¿qué es más grave? ¿Las irresponsables declaraciones de Barak acerca de la cuestión iraní, o sus irresponsables propuestas en el ámbito económico?

Usted decide.

Fuente: Haaretz - 8.11.11
Traducción: www.argentina.co.il