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Israel tiembla

Israel está ubicado en una las líneas de falla sísmica más grandes del mundo y ante las previsiones de expertos sobre el riego de un seísmo, el ejército emprende el mayor ejercicio de protección frente a terremotos de la historia del país.

Y no es una metáfora periodística. Israel está asentado sobre la falla Sirio-Africana y la experiencia indica que tarde o temprano - los expertos israelíes estiman que temprano - puede haber otro terremoto - el de 1927 acabó con la vida de unas 300 personas y el de 1837 provocó unos 4.000 muertos.

Para preparar a la población para el próximo, el ejército emprendió esta semana el mayor ejercicio de protección frente a terremotos de la historia del país. Todos los agentes nacionales fueron implicados y todos participaron en las masivas maniobras que incluían ensayos generales, rescates, alarmas, derrumbamientos; tanto el gobierno como la policía, el ejército, los ciudadanos y la protección civil.

Aunque parece que ni en los desastres naturales hay consenso en Israel: el ex ministro de Salud, Shlomó Benizri, del partido ultraortodoxo Shas, quien fuera encarcelado por soborno, en 2008 y con motivo de varios temblores de tierra, ofreció una solución al asunto de los seísmos en una sesión especial del Parlamento: «La auténtica prevención es ilegalizar la homosexualidad, ya que los homosexuales son los causantes de los temblores», declaró.

En pocas palabras: no construir casas más sólidas ni educar a la población en caso de temblores de tierra; simplemente alejarse de los gays.

Sin embargo, y a pesar de Benizri, 2012 está siendo el año de los preparativos nacionales frente a un desastre natural sísmico.

El coronel en la reserva Jilik Sofer, quien hizo su doctorado en terremotos, explicó que una guerra resulta más fácil de pronosticar, «hay tensión política, frialdad diplomática, indicios; pero un terremoto sucede sin apenas previo aviso, tal vez ciertos movimientos tectónicos unos segundos antes que nos permiten mandar una advertencia y nada más».

«En Israel estamos acostumbrados a hacer ejercicios y a tomar medidas frente a situaciones bélicas, lanzamiento de misiles, etc., pero este ejercicio tan amplio frente a un desastre natural es el primero de su estilo en nuestra historia y, me atrevo a decir, que también en el mundo», agregó.

El día del ensayo se oían y veían helicópteros en el cielo; se dramatizó el desmoronamiento de un edificio en la ciudad de Holón, al sur de Tel Aviv, millones de ciudadanos recibieron sms indicándoles qué hacer, y el gobierno en pleno corrió hacia a la calle al sonido de la alarma, el lugar más seguro en caso de derrumbamiento de edificios.

Sofer indicó que en Israel los edificios se construyen de modo antisísmico desde 1975, pero antes, con las prisas por poner en pie un país y gracias a la política de hechos consumados, las construcciones dejan bastante que desear desde el punto de vista de la seguridad.

Preguntado sobre qué le da más miedo, una guerra o un terremoto, Sofer contesta que un terremoto, ya que el número de víctimas que dejaría sería mucho mayor que el de un conflicto armado, la estimación es que un nuevo seísmo deje aproximadamente 7.000 muertos. «Es un peligro muy real y claro que da miedo», aseguró.

Ahora en las casas, junto a la máscara de gas, está también un kit de primeros auxilios, una radio con batería, agua mineral y unas latas de atún y aceitunas en espera de ser utilizados.

Lástima que la realidad no se ajuste a lo que propone el ex ministro Benizri; todo sería mucho más sencillo.