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Dos contra muchos

Ehud Barak y Binyamín NetanyahuExisten agudas diferencias en el Gobierno y las Fuerza Armadas de Israel respecto a una operación contra Irán. El primer ministro y el titular de Defensa israelíes muestran su disposición a atacar las instalaciones nucleares de Irán. Sin embargo, su opinión no cuenta con un amplio apoyo en el Gabinete ni en las fuerzas de seguridad del país.

Si la decisión sólo se limitara a Netanyahu y Barak, «Israel atacaría las instalaciones nucleares iraníes antes de las elecciones de noviembre en EE.UU», publicó hace pocos días el diario israelí «Yedioth Ahronot».  

Netanyahu y Barak advirtieron a EE.UU que será imposible detener el proyecto nuclear de Teherán si no se toman medidas preventivas lo más rápido posible. Sus declaraciones de las últimas semanas dieron a entender que la guerra es inminente, sea apoyada por EE.UU o no.

Sin embargo, un ataque unilateral israelí colocaría al presidente norteamericano, Barack Obama, en una situación muy incómoda. Es obvio que su país no podría quedarse al margen de la guerra, mientras expertos opinan que la participación de EE.UU en el conflicto bélico podría quitarle votos a Obama en las elecciones presidenciales.
 
Pero además de Washington, existe una oposición dentro del Ejecutivo hebreo y de varios altos cargos militares y de seguridad, que citan graves obstáculos tácticos y estratégicos.

Los militares señalan la complejidad de tal operación, que involucraría a no menos de un centenar de aviones y requeriría abastecimiento en vuelo, considerando la distancia de los objetivos.  

Además, las centrales nucleares con las que cuenta Irán están bien protegidas por sistemas antiaéreos y ubicadas bajo tierra. A lo anterior hay que añadir que las reservas de bombas de búnkers que tiene Israel son limitadas. Por eso caben dudas de que la Fuerza Aérea israelí pueda destruir todas las instalaciones nucleares de Irán, a las que acusa de estar construyendo una bomba nuclear.
 
Otro problema es la ruta de dicha operación. Para lanzar una ofensiva contra Irán, los aviones israelíes tendrían que sobrevolar los territorios de Jordania, Arabia Saudita, Irak o Turquía.
 
Arabia Saudita ya advirtió que atacará a cazas israelíes si invaden su espacio aéreo. Turquía también les negará el paso. La ruta más corta sería a través de Jordania e Irak, pero altos dirigentes de seguridad se muestran divididos acerca de la disposición de Ammán de permitir esos vuelos sobre su territorio.
 
Asimismo la situación en la retaguardia está lejos de ser ideal. Si Irán responde con misiles, Israel carece de refugios contra bombardeos, algo que afectaría a cerca de 700.000 ciudadanos. Una cantidad similar carece de máscaras antigás. Tampoco hospitales ni bomberos están listos para soportar bombardeos masivos.

Sin embargo, según el sondeo publicado por el diario «Maariv» el vienes pasado, un 41% de los israelíes no confían en la presión no militar sobre Irán para que frene su desarrollo nuclear. Es más, un 35% de los encuestados apoyaría un ataque unilateral en última instancia.

Netanyahu y Barak aseguran que Irán intensificó sus trabajos en el desarrollo de una ojiva nuclear. En declaraciones al periódico «Haaretz», un alto funcionario israelí precisó que esta nueva información de inteligencia, que fue adoptada por EE.UU, Israel y otros países occidentales, demuestra la actividad de Teherán alrededor de lo que describe como la «etapa del arma» - la etapa final del desarrollo de un arma nuclear -, que está progresando sin que la Agencia Internacional de Energía Atómica tenga conocimiento. 

«Los mayores progresos iraníes fueron en la producción y ensamblaje de una ojiva nuclear. Una de las mayores dificultades en el proceso de alcanzar la capacidad nuclear militar es miniaturizar una bomba atómica, para introducirla en un misil balístico. Mientras tanto, los ingenieros iraníes trabajan en el desarrollo de otros componentes, incluyendo el fusible y los detonadores nucleares», especificó el rotativo. 

Esta información fue introducida en la Evaluación Nacional de Inteligencia, un informe especial sobre el programa nuclear iraní, que fue elevado al presidente Obama. Además, Barak, dijo que el reporte hace «más urgente» una acción contra la República Islámica. Sin embargo, la Casa Blanca lo relativizó afirmando que aún hay una ventana de oportunidad.

La cercanía de las elecciones americanas, las serias dificultades que todavía afectan a la economía internacional y la necesidad de darle un cierre lo más ordenado posible a las guerras en Irak y Afganistán, fortalecen esta cautela del presidente de EE.UU.

A pesar de todo, desde las esferas de poder estadounidense no se deja de hablar de un posible ataque a Irán para la segunda mitad del 2013 si no se producen progresos en las negociaciones.

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