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El día después del ataque a Irán

Aunque Israel podría esperar un aluvión de misiles desde varios frentes si decide atacar a Irán, la respuesta podría ser mucho menos catastrófica de lo que algunos predicen puesto que los disturbios en Oriente Medio distraen a los viejos enemigos.

También hay una creciente opinión en Israel, expresada con insistencia por destacados funcionarios, de que el conflicto resultante sería un precio aceptable a cambio de frustrar el programa nuclear iraní.

Con una encendida retórica, Israel está amenazando con tomar acciones militares, con o sin apoyo de Estados Unidos, si los iraníes siguen desafiando la presión para que detengan sus disputados proyectos.

La pregunta de qué ocurrirá después de un ataque de esa naturaleza está cobrando cada vez más importancia en discusiones públicas y privadas, lo que sugiere que la elite de seguridad israelí está mirando más allá de una operación inicial, evaluando una estrategia para las consecuencias.

«El tema es menos la opción militar en sí misma. El debate real es qué pasará el día después», dijo Mijael Herzog, jefe de planificación estratégica de Tzáhal.

«La discussion radica en qué ocurre una vez que se aplique la opción militar. Estamos asumiendo que los iraníes responderán violentamente, ¿pero qué tipo de escalada tendremos?», agregó.

Irán advirtió que responderá a cualquier ataque y los estrategas militares de Israel creen que sus aliados, sobre todo Hezbolá, probablemente intervendría en su defensa.

Teherán tiene un número desconocido de misiles balísticos que podrían llegar a Israel, mientras que Hezbolá cuenta con más de 50.000 cohetes, algunos de los cuales podrían alcanzar ciudades densamente pobladas de todo el país.

Pero expertos locales, quizás con el fin de aplacar los nervios de la audiencia interna, están poniendo en duda cuánto daño podrían causar Irán y sus aliados, sugiriendo que la creciente defensa antimisiles israelí debería brindar una sólida protección.

«Las predicciones apocalípticas de qué pasará si Israel ataca a Irán deben ser moderadas», dijo esta semana Giora Eiland, ex asesor de seguridad nacional, en una entrevista a la Radio Israel.

Irónicamente, la «primavera árabe» también podría limitar los daños.

Los líderes israelíes ven con preocupación las revueltas que se multiplicaron en Oriente Medio, por temor a que lo dejen aún más aislado o provoquen más inestabilidad en la región.

Pero el conflicto civil en Siria podría eliminar cualquier posibilidad de que Damasco intervenga a favor de Irán, ya que el presidente Bashar al-Assad se encuentra demasiado abrumado por los problemas internos como para ayudar a un aliado.

El caos en Siria también podría interrumpir las líneas de suministro de Hezbolá, ya que una gran parte de sus armas transitan por territorio sirio.

Algunos analistas incluso creen que el grupo terrorista podría mantenerse al margen y preservar su fortaleza.

Es verdad que ambos chocaron en el 2006, cuando los bombardeos de Hezbolá obligaron a un sexto de la población israelí a refugiarse y los aviones de Israel atacaron los bastiones de la organización, matando a cientos de personas.

Pero también es verdad que Hezbolá sufrió el poder bélico de Israel y decidió no abrir un segundo frente contra a fines del 2008, cuando las fuerzas del Estado judío atacaron a su aliado Hamás en Gaza en la opercación «Plomo Fundido».

El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, reconoció por primera vez el mes pasado que su grupo recibe apoyo financiero y material de Irán, pero aseguró que Teherán no pediría ayuda si fuese atacado.

Hamás es otra historia. Histórico aliado de Siria e Irán, el grupo se alejó de ambos Estados durante la «primavera árabe» y se acercó a los Hermanos Musulmanes de Egipto, lo que hace más improbable su participación en una guerra.

Otros grupos militantes en Gaza, como la Yihad Islámica, podrían lanzar misies y el riesgo de una escalada siempre es posible, pero esa no es una preocupación importante para Israel.

«Con todo el respeto hacia Hamás, cuando uno habla de Siria, Hezbolá e Irán, es como una gota de lluvia en medio de una tormenta», dijo Amós Yadlin, ex jefe de inteligencia militar israelí y jefe del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional.

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